La Corte Suprema de Estados Unidos ha anulado el fallo de un tribunal de apelación que confirmaba la propiedad del cuadro Rue Saint-Honoré por la tarde. Efecto de lluvia, de Camille Pissarro, por parte del Museo Thyssen-Bornemisza de Madrid. La decisión supone un revés para la institución española y reaviva una disputa legal que se ha prolongado durante casi dos décadas entre el Estado español y la familia Cassirer, descendientes del propietario original de la obra, expoliada por los nazis en 1939.
El caso ahora regresa al Tribunal de Apelaciones del Noveno Circuito de Estados Unidos, que deberá reconsiderar el asunto a la luz de una nueva legislación aprobada en California, que impide aplicar el derecho extranjero en disputas sobre arte saqueado. Según el abogado Bernardo Cremades Jr., del bufete B. Cremades & Asociados, que representa a la Federación de Comunidades Judías de España y la Comunidad Judía de Madrid en apoyo de la familia Cassirer, este cambio legal podría ser determinante. “Esta ley dice clarísimamente que un ladrón o una persona que haya obtenido un bien ilícitamente no puede transmitir título válido. Lo natural sería que el Tribunal de Apelaciones ordene la devolución del cuadro”, ha explicado Cremades a Europa Press.
Un litigio de casi dos décadas
La batalla legal por esta pintura impresionista comenzó en 2005, cuando Claude Cassirer, nieto de la coleccionista alemana Lilly Cassirer, presentó una demanda en California reclamando la restitución de la obra. Lilly Cassirer, de ascendencia judía, se vio obligada a vender el cuadro en 1939 a un marchante de arte nazi a cambio de una suma irrisoria y un visado de salida de la Alemania nazi. Tras la guerra, la familia Cassirer denunció el expolio, y en 1958 el gobierno alemán les indemnizó económicamente sin que se conociera entonces el paradero del cuadro.

El cuadro ‘Rue Saint-Honoré por la tarde. Efecto de lluvia’, de Pissarro
La obra reapareció en 1976, cuando el barón Hans Heinrich Thyssen-Bornemisza la adquirió de una galería de arte en Nueva York. Posteriormente, en 1993, la pintura pasó a formar parte de la colección permanente del Museo Thyssen-Bornemisza, tras la compra por el Estado español de gran parte del fondo artístico de la familia Thyssen.
Desde que la familia Cassirer descubrió la ubicación del cuadro en el museo madrileño, inició un largo proceso judicial en EE.UU., argumentando que el museo poseía una obra expoliada y debía restituirla. Sin embargo, las autoridades españolas alegaron que el cuadro había sido adquirido de buena fe y que, bajo la legislación española, había pasado legalmente a ser propiedad del museo tras más de seis años en su posesión.
En 2019, un tribunal de California falló a favor del museo, determinando que España podía retener la pintura según el artículo 1955 del Código Civil español, que establece que un comprador de buena fe adquiere la propiedad de una obra si la posee durante más de seis años sin impugnaciones. La familia Cassirer recurrió la decisión y, en 2022, el Tribunal Supremo de EE.UU. ordenó al Noveno Circuito revisar el caso basándose en el derecho estatal de California en lugar de en la legislación española.

Los Cassirer, la familia judía que exige al Thyssen el cuadro que les salvó la vida en la Alemania nazi
El debate sobre la restitución del arte expoliado
El caso del Pissarro ha reavivado un debate global sobre la restitución del arte robado por los nazis. En los últimos años, muchas instituciones y gobiernos han emprendido esfuerzos para devolver obras expoliadas a sus legítimos dueños. En 1998, 44 países firmaron los Principios de Washington sobre el Arte Confiscado por los Nazis, un compromiso para facilitar la identificación y restitución de estas piezas. Sin embargo, la aplicación de estos principios ha sido dispar y, en muchos casos, los litigios se han extendido durante décadas.
España ha sido criticada en este ámbito por su resistencia a devolver ciertas piezas. Aunque el Museo del Prado y otras instituciones han colaborado en la identificación de obras de origen dudoso, el caso del Museo Thyssen-Bornemisza ha sido especialmente polémico. La Comunidad Judía de Madrid y la Federación de Comunidades Judías de España han apoyado abiertamente a la familia Cassirer, argumentando que España debería actuar en línea con los compromisos internacionales de restitución.
Por otro lado, el Gobierno español ha defendido la postura del museo, argumentando que la adquisición se realizó de manera legal y que devolver la obra sentaría un precedente que podría afectar a otras colecciones públicas y privadas en el país.
Próximos pasos: recurso internacional
Con la decisión de la Corte Suprema de EE.UU., el futuro del cuadro vuelve a estar en manos del Tribunal de Apelaciones del Noveno Circuito. Si el tribunal aplica la legislación californiana y determina que el Museo Thyssen-Bornemisza no puede conservar la obra, España podría verse obligada a devolverla a los Cassirer, lo que marcaría un precedente en la restitución de arte expoliado en el país.

Tita Cervera y su hija Carmen Thyssen / EFE
Mientras tanto, el Museo Thyssen-Bornemisza mantiene expuesto el cuadro en sus salas, sin planes inmediatos de retirarlo. En su página web, el museo reconoce la historia de la obra, pero defiende su propiedad alegando la adquisición de buena fe y la legalidad del proceso de compra.
El caso podría sentar un precedente en futuras reclamaciones de arte saqueado y reabrir viejos debates sobre la responsabilidad de los museos en la conservación de obras de procedencia controvertida. La familia Cassirer, por su parte, ha declarado en numerosas ocasiones que su objetivo no es vender la obra, sino recuperarla como un acto de justicia histórica.
A la espera del nuevo fallo, el cuadro de Pissarro sigue siendo el epicentro de una lucha legal y moral que trasciende las fronteras de España y Estados Unidos, y que plantea preguntas clave sobre la memoria histórica, la ética en el mundo del arte y la responsabilidad de las instituciones culturales en la restitución del patrimonio expoliado.