Exposición de la olvidada pintora madrileña Rosario de Velasco

El Thyssen recupera el arte femenino de la generación del 27

Entrevista en el museo a Toya Viudes de Velasco, sobrina nieta de Rosario, y Miguel Lusarreta, comisarios de la exposición que rescata la obra de una de las pintoras españolas más relevantes de la primera mitad del siglo XX

Igual que se rescatan los tesoros que arrastraron los barcos hasta el fondo del mar o a los desaparecidos de las oscuras entrañas de un bosque, ha rescatado el museo Thyssen-Bornemisza la obra de Rosario de Velasco (Madrid, 1904-Barcelona, 1991), una exposición monográfica de la pintora madrileña de principios de siglo XX, que presenta junto con el Museo de Bellas Artes de Valencia.

Adán y Eva, 1932. Rosario de Velasco

Adán y Eva, 1932. Rosario de Velasco

Muchos de nosotros hemos podido reconocer a Rosario de Velasco por el magnífico óleo de Adán y Eva (1932) del Museo Nacional Centro de Arte Reina Sofía. A lo mejor algunos hasta tenéis una postal de la obra, la más vendida de la librería del Museo. También os sonará La matanza de los inocentes (1936) si habéis visitado el Museo de Bellas Artes de Valencia o Maragatos (1934), expuesta en el Museo del Traje de Madrid. Pero muy pocos habréis sabido reconocer y situar en las páginas de la historia del arte a Rosario de Velasco, una pintora madrileña de la generación del 27, que fue reconocida en su primera etapa, pero olvidada con el paso de los años.

La matanza de los inocentes, 1936

La matanza de los inocentes, 1936

Rosario perteneció a la llamada generación de las ‘Sinsombrero’, que da nombre a un grupo de artistas e intelectuales españolas nacidas entre 1898 y 1911, en el que se encontraban la pintora surrealista Maruja Mallo, la poeta María Teresa León o la escritora Rosa Chacel, entre otras destacadas figuras. A todas ellas, mujeres rompedoras, transgresoras, libres y valiosas, les unía la lucha común contra una sociedad que las ninguneaba en gran medida. Todas lucharon por reivindicar su lugar en la historia. Sin embargo, a pesar de la calidad de sus obras, sus aportaciones están poco estudiadas y, en su mayoría, han quedado al margen de las antologías y los manuales de literatura y arte.

Una llamada de auxilio en redes sociales y una perseverante investigación

Toya Viudes de Velasco, sobrina nieta de la pintora, creció viendo el cuadro de las Lavanderas. Cuando se mudó a Madrid para estudiar periodismo y visitó el Reina Sofía descubrió que “Adán y Eva”, otra obra de su tía abuela, figuraba en el Museo entre grandes obras de arte. En ese momento decidió que debía poner en marcha un proyecto de investigación para descubrir quién fue realmente y hasta dónde llegó Rosario de Velasco.

Toya realizó un llamamiento de búsqueda de su obra a través de las RRSS, y gracias a la colaboración de decenas de particulares y una tenaz labor de investigación, el pasado lunes el Museo Nacional Thyssen-Bornemisza inauguraba una exposición monográfica de Rosario de Velasco, que se podrá visitar hasta el 15 de septiembre. En ella se pueden contemplar los retratos, bodegones o escenas realistas que la pintora figurativa realizó en su primera etapa, la más reconocida y valiosa.

Un magnífico ejemplo del denominado movimiento “retorno al orden”, con un estilo que supo combinar tradición y modernidad

Toya, ¿quién es Rosario de Velasco y cuál fue su aportación al mundo del arte del s.XX?

T.V. Rosario de Velasco fue una de las artistas españolas más importantes de los años 20 y 30. Ella siempre participaba en los grandes certámenes nacionales e internacionales como la Bienal de Venecia y en exposiciones en Copenhague, en Berlín…. Es un magnífico ejemplo del denominado movimiento “retorno al orden” en España, un movimiento paralelo a la Nueva Objetividad alemana, con un estilo que supo combinar tradición y modernidad. Su aportación al arte fue importante y contribuyó a llevar el nombre de España y del arte por medio mundo.

Lavanderas, 1934.

Lavanderas, 1934. Rosario de Velasco

¿Cómo surge la idea de organizar esta exposición?

T.V. Con este cuadro, que se llama Lavanderas, que Rosario pintó en 1934 haciendo un claro homenaje al Quattrocento y a La Primavera, de Botticcelli. Rosario se lo regaló a mi abuelo, su hermano, cuando se casó. Yo he crecido con este cuadro, que es la primera vez que ve la luz fuera del entorno familiar. Verlo desde pequeña me ha hecho hacerme muchas preguntas, ahí empieza mi afán por descubrir quien fue mi tía verdaderamente y así empezó el proyecto de recuperar su vida y su obra. Estoy verdaderamente emocionada porque es la primera vez en la historia que se van a ver las grandes obras de Rosario juntas.

La pintura de Rosario estaba perdida

Por una vez parece que las RRSS sirven para algo bueno. ¿Miguel, cuéntame cómo ha sido el proceso de recuperación de la obra y cuál ha sido la mayor dificultad a la hora de organizar la muestra?

M.L. La pintura de Rosario estaba oculta, perdida. El proceso de recuperación de las obras ha sido el mayor desafío. Hemos conseguido localizar hasta 300 obras, aunque aún nos quedan algunas que consideramos fundamentales. El gran problema es que no se tenían registros, ni se sabía dónde estaba. Iniciamos la búsqueda por las casas de subastas y las galerías de arte porque Rosario trabajó con varias. En las casas de subastas antiguas sólo tenían números de teléfonos antiguos y direcciones postales, ni emails ni móviles. Nos encontramos con que los números fijos ya no existían y las direcciones postales tampoco correspondían. Entonces fue cuando hicimos el llamamiento de las redes sociales donde el papel de Toya fue fundamental como sobrina nieta de la artista.

¿Qué mensaje queréis que se lleve la gente al salir de esta exposición?

M.L. Como Rosario no ha sido una artista conocida por el gran público, realmente lo que hemos querido es reivindicar su figura, redescubrir su obra y ponerla en valor en la historia del arte porque fue una de las figuras importantes de principios de siglo XX.

Carnaval, anterior a 1936, expuesta en el Pompidou

Carnaval, anterior a 1936, expuesta en el Pompidou

Carnaval, expuesta en el Pompidou

Tenemos varias obras muy destacadas como es Carnaval, expuesta en el Pompidou de París.

M.L. Es la primera vez que esta obra sale del Pompidou. Esta obra la presentó Rosario en 1936 a una exposición de pintores españoles contemporáneos en París. También tenemos el dibujo preparatorio que hemos encontrado en una colección particular en París. Es una obra fascinante que también revela rasgos de su personalidad.

Rosario era una mujer divertida, con un talento innato, que sabía disfrutar la vida, era una mujer feliz

En Carnaval podemos descubrir a una Rosario muy divertida. Hemos sabido que le gustaba disfrazarse y dar sustos a sus amigos. Estaba fascinada con el Carnaval y hay mucha obra sobre este tema.

Lili Álvarez, pionera del deporte femenino en España

Lilí Álvarez, pionera del deporte femenino en España

También le gustaba mucho pintar a los niños y era muy deportista. Afición que compartía con su amiga Lilí Álvarez, campeona de tenis y pionera del deporte español, retratada en otra de las obras expuestas. Eran muy amigas, a las dos les gustaba la montaña. La maternidad para ella también fue muy importante y es otro de los temas que se ven reflejados en este recorrido. Merece la pena detenerse en el óleo de María del Mar en Vilanova,  su hija, que ahora tiene 86 años. En su autorretrato podemos encontrar la obra más temprana, cuando Rosario inició su formación artística (con apenas 15 años) con el pintor costumbrista Fernando Álvarez de Sotomayor, miembro de la Real Academia de Bellas Artes de San Fernando y  director del Museo del Prado.

Adán y Eva es la postal más vendida del Reina Sofía

Hay obras como Adán y Eva que nos resultan muy familiares.

M.L. Adán y Eva está en el Reina Sofía. Rosario la presentó a una exposición en 1936 y obtuvo la segunda medalla. Se la quedó el Estado Español. El museo hizo postales para la librería y curiosamente, esta es la más vendida de todas. Estrella de Diego, una de las historiadoras más importantes la ha nombrado “La pintora de un solo cuadro”, por esta obra. Y es que en realidad, hasta ahora sólo se la conocía por esta obra. Ha tenido obras suyas que se han atribuido a otros artistas hasta que se ha investigado un poco. Maragatos, que en 1934 obtuvo el Segundo Premio en el Concurso Nacional de Pintura, también está expuesto en el Museo del Traje, pero no es tan conocida. Así que partíamos de tres únicas obras, Carnaval, Maragatos y Adán y Eva, que eran las que estaban expuestas en museos e instituciones.

Maragatos, 1934

Maragatos, 1934

Había muchas instituciones que tenían obra de Rosario y no sabían que era de ella.

¿Cuánta obra habéis sido capaces de recuperar?

M.L. Al principio no sabíamos nada. Sólo lo que teníamos de los nietos directos de Rosario. Al final de la familia hemos recuperado casi  300, quince en museos e instituciones. Es curioso porque muchas de ellas, no sabían que las obras era de Rosario. Pompidou, Reina Sofía y Bellas Artes de Valencia eran las únicas que las reconocieron. También es muy conocido el retrato de Eugenio D’Ors, que están en el Museo municipal de Madrid. Ella y Eugenio eran muy amigos.

Restaurar la obra ha sido otro de los grandes desafíos y lo hemos hecho con la ayuda del Thyssen en un tiempo récord.

Gitanos fue seleccionada para participar en el Carnegie Internacional… 

R.V. Así es, en 1935  Rosario participó con Gitanos en esta exposición organizada por el Carnegie Museum of Art de Pittsburgh y compartió espacio artistas de la talla de Edward Hooper, Georgia O´Keeffe, Carlo Carrá, junto con Picasso y Dalí. Este cuadro, hasta ahora en paradero desconocido, ha sido uno de los grandes hallazgos realizados durante la preparación de esta exposición.

Gitanos, 1934

Gitanos, 1934

¿Cuánto tiempo habéis necesitado para reunir la obra y organizar la exposición?

M.L Lo presentamos en febrero al Thyssen y enseguida nos dijeron que sí, pero que lo debíamos tener para junio. Restaurar la obra a contra reloj ha sido otro de los grandes desafíos y lo hemos hecho con la ayuda del Thyssen en un tiempo récord.

 ¿Qué le pasó realmente a Rosario? 

M.L. Es algo extraño porque tú ves esta primera época y es espectacular, pero después se casó, tuvo una hija. Cuando llega la guerra la encarcelan y fusilan a su compañera de celda.  Eso cambia su estilo, abandona la figuración y a partir de ahí el público ya no le daba tanta calidad a su obra.

Rosario de Velasco, pintando Lavanderas

Rosario de Velasco, pintando Lavanderas

¿Ella llegó a ser consciente de la importancia de su obra?

M.L Ella sí era consciente porque tenían un círculo social y cultural de artistas muy reconocidas como Maruja Mayo, Ángeles Santos, artistas muy reconocidas como Teresa León, la mujer de Alberti, de Eugenio D´Ors, pero ella no le daba tanta importancia. Yo creo que era una mujer feliz, en su casa de Sitges, con su hija, pintando el mar. Valoraba las cosas bonitas de la vida.

Por lo que la hemos conocido, nos hacemos a la idea de que era una mujer muy completa, que decidió su camino siempre que pudo, y que fue feliz en todas sus facetas. No es poca cosa. Ahora, gracias a la perseverancia de su sobrina, de Miguel Lassareta y del Museo Thyssen se la reconoce como artista y se empieza a contar la historia de estas mujeres obviadas por la historia, que aún tiene que completarse y contarse entera.

Algunos hablan de modas, yo creo que es más adecuado hablar de justicia. Y en el caso de Rosario de Velasco ya se ha hecho.

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