La literatura tiene el poder de transformarnos, de hacernos reflexionar sobre nuestras propias vidas a través de las experiencias ajenas. En esta línea se sitúa Los nombres propios, la primera novela de Marta Jiménez Serrano, publicada en 2021 por Sexto Piso. Esta obra, aclamada por la crítica y abrazada por una audiencia millennial, es mucho más que el relato sobre la vida de una joven española. Es un viaje por la memoria, la identidad y las emociones universales que moldean nuestras vidas. A través de la protagonista —que es ella misma—, la autora construye una historia capaz de resonar profundamente en cualquier lector, independientemente de su edad o procedencia.
Marta Jiménez Serrano, la voz de una generación
Los nombres propios es una novela de formación que, en su núcleo, relata la vida de Marta, una niña que experimenta las complejidades de crecer bajo la tutela de una amiga imaginaria llamada Belaundia Fu. Este recurso refuerza la carga autobiográfica de la obra, pero también sirve como un símbolo de la reflexión interna. Esa voz silenciosa que acompaña a cada uno en sus momentos de incertidumbre y las decisiones trascendentales.
Marta Jiménez Serrano, al igual que su protagonista, invita al lector a navegar por los paisajes emocionales de la infancia y la adolescencia. Según ha explicado la autora en diversas entrevistas, la creación de Belaundia Fu le permitió explorar la forma en que las personas se enfrentan al paso del tiempo, el crecimiento y el desapego de los ideales infantiles. “Belaundia es esa parte de uno mismo que te enfrenta a la realidad cuando aún no estás preparado para asumirla”, dijo la autora. Este personaje se convierte en el vehículo para articular una pregunta esencial: ¿quiénes somos realmente cuando dejamos atrás nuestras fantasías?
Crecer es nombrar
Uno de los temas recurrentes en la obra es el acto de nombrar. Desde su infancia, la protagonista aprende a dar nombre a las emociones, las personas y las experiencias que atraviesan su vida. Un proceso que Marta Jiménez Serrano utiliza como una metáfora para el autodescubrimiento. La autora plantea que no solo crecemos al enfrentarnos a nuestras vivencias, sino también al otorgarles significado y ponerles un nombre propio. Es en ese proceso de “nombrar” donde el personaje y el lector se encuentran.
Este ejercicio literario recuerda las palabras de Virginia Woolf, quien también exploró el concepto de identidad y la búsqueda del yo a través de la palabra. No es casualidad que Marta Jiménez Serrano cite a Woolf al inicio de la novela. Desde el principio, establece un vínculo entre su relato y la tradición modernista de introspección psicológica. A lo largo de la novela, los lectores son testigos de cómo la protagonista enfrenta momentos cruciales, como su primera confrontación con la muerte y sus primeras decepciones amorosas. Momentos que, por pequeños que parezcan, representan puntos de inflexión en su evolución como persona.
‘Los nombres propios’, una mirada íntima y generacional
El libro no solo ofrece una mirada íntima al crecimiento personal, sino también un retrato generacional. Marta Jiménez Serrano utiliza referencias culturales y sociales de los años 90 y los 2000 para situar a su protagonista en un contexto que muchos lectores reconocerán. En Los nombres propios, el mundo exterior tiene un papel importante en la formación de la protagonista. Estos eventos funcionan como marcadores temporales que reflejan la transición de una sociedad que cambia al mismo tiempo que lo hace la protagonista. La novela hace eco de las experiencias de muchos millennials, quienes crecieron en un mundo en transformación constante, donde los avances tecnológicos y los cambios sociales marcaron profundamente su forma de percibir la vida.
Marta Jiménez Serrano es consciente de la influencia que la literatura tiene en la vida personal. Los nombres propios no solo cuenta la historia de Marta, también es un homenaje a la propia formación literaria de la autora. En sus páginas se pueden identificar ecos de autores como Elena Ferrante, Annie Ernaux y la ya mencionada Virginia Woolf. Todos ellos, referentes en la construcción de personajes que se definen a través de sus emociones y su relación con el mundo.