Mientras los seguidores de Joel y Ellie están de enhorabuena por reencontrarse con ellos en la temporada 2 de The Last of Us, una revelación inesperada ha despertado la curiosidad de muchos. Por lo visto, el país que acoge la apocalíptica travesía no es Estados Unidos, sino Canadá. La devastación provocada por el hongo Cordyceps se traslada ahora a nuevas geografías que simulan, con inquietante verosimilitud, el colapso de ciudades norteamericanas.
En un ejercicio de virtuosismo técnico y artístico, los creadores de la temporada 2 de The Last of Us han apostado por un amplio despliegue de localizaciones canadienses para dar vida a los nuevos escenarios de la serie. El realismo que transmite la ficción no solo se sustenta en la evolución emocional de sus protagonistas, sino también en la elección de entornos naturales y urbanos que replican con exactitud los paisajes estadounidenses de la narrativa.
Alberta, la columna vertebral de la temporada 2 de The Last of Us
La provincia de Alberta se erige como el epicentro visual de la temporada 2 de The Last of Us. No es la primera vez que esta región sirve de plató para grandes producciones. Pero sí destaca por la densidad de escenas filmadas para esta segunda entrega. Entre sus paisajes devastados y edificios icónicos, los directores han encontrado el lienzo perfecto para continuar el relato de un mundo fracturado.
La Legislatura de Alberta, ubicada en Edmonton, vuelve a cobrar protagonismo. Este edificio, ya utilizado en la primera temporada como doble de la Casa del Estado de Massachusetts, reaparece ahora entre escombros y maleza, reafirmando su estatus como símbolo de un orden desaparecido. En la segunda temporada, el uso de esta edificación no solo es estético, sino también simbólico: la institucionalidad, derrotada por el caos.
Vancouver, la nueva Seattle
Si bien la historia se sitúa geográficamente en Estados Unidos, en particular en Seattle, gran parte de los escenarios urbanos de la temporada 2 de The Last of Us fueron recreados en Vancouver. Barrios como Gastown y el Downtown Eastside (DTES) fueron reconvertidos meticulosamente para reflejar el carácter sombrío y peligroso del nuevo contexto de Ellie.
El barrio chino de Toronto, por su parte, también fue transformado en un rincón de la devastada Seattle. A ello se suman rodajes nocturnos en la avenida Raymur. Allí se cerraron varias manzanas para capturar la atmósfera opresiva que caracteriza los tramos más oscuros de la serie. Cada rincón elegido en esta temporada 2 de The Last of Us tiene la precisión de un mapa emocional. A fin de cuentas, los escenarios se convierten en extensiones del conflicto interno de los personajes.

Uno de los elementos fundamentales que distinguen a la temporada 2 de The Last of Us de otras ficciones postapocalípticas es su profundo vínculo con la naturaleza.
El Parque Stanley y el Acuario de Vancouver, dos enclaves emblemáticos, fueron elegidos como parte del rodaje. Las grabaciones en el parque tuvieron lugar en julio de 2024, mientras que el acuario se utilizó como localización en enero de 2025.
Jackson renace en Britannia Beach
Uno de los escenarios clave de la segunda temporada será Jackson, Wyoming. Hablamos de la comunidad donde Joel y Ellie intentan reconstruir su vida. Sin embargo, esta localización ha sido recreada en el entorno de Britannia Beach, una zona costera de gran belleza y cierto aire fantasmal.