En el vasto universo cinematográfico de superhéroes, pocas obras han logrado trascender las fronteras del género para tocar las fibras de un drama humano, crudo y desgarradoramente realista como lo hizo Logan. Dirigida por James Mangold y protagonizada por Hugh Jackman, Patrick Stewart y Dafne Keen, esta película es una de esas raras gemas del género superheroico. La cinta no solo cerró el capítulo de uno de los personajes más icónicos del Universo X-Men de 20th Century Fox. También redefinió lo que una película de superhéroes podía llegar a ser, rompió barreras culturales y trascendió su propio género.
Desde su estreno en cines, Logan ha sido objeto de numerosos análisis y discusiones. Sin embargo, a menudo se pasa por alto la profundidad de su narrativa y los elementos filosóficos que la impregnan. Logan incorpora temas del wéstern clásico y reflexiona sobre conceptos como el ocaso, la decadencia y la muerte como liberación. La película de James Mangold impacta de lleno en la narrativa del cine de superhéroes porque nunca se había hecho nada semejante en el género.
La película tiene lugar en un futuro cercano, desolado y post-apocalíptico, donde los mutantes están prácticamente extintos y los héroes de antaño han caído en el olvido o peor aún, están muertos. En este escenario, Logan, antaño conocido como Lobezno, vive un retiro doloroso y autoimpuesto, marcado por el deterioro físico y el desgaste emocional. Acompañado por un Charles Xavier enfermo terminal, cuya mente, una de las más poderosas del mundo, ahora flaquea bajo el peso de la edad, Logan se enfrenta a una última misión que es tanto de rescate como de redención personal al mismo tiempo.
Logan no solo continúa la tradición del wéstern clásico, sino que revitaliza el género y lo adapta a los tiempos modernos, presentando a sus personajes en situaciones límite que revelan sus aspectos más vulnerables y humanos. Así, la película se convierte en una reflexión sobre el final de una era para los superhéroes y también un estudio sobre la naturaleza humana, el envejecimiento, la pérdida y la aceptación de la muerte.
Desde luego, Logan fue un hito en la carrera de Hugh Jackman y un adiós a su icónico personaje. Pero también fue todo un desafío a los aspectos para que fueran más allá de las garras y las secuencias de acción, y para que fueran testigos de las luchas internas de un hombre que solo anhelaba encontrar algo de paz en un mundo que había perdido todo el sentido para él.
La influencia del wéstern en ‘Logan’
El wéstern, con sus vastos paisajes, sus antihéroes solitarios y sus relatos de fronteras despiadadas, encuentra un eco profundo en Logan. Esta película no solo adopta elementos estilísticos del género, sino que también incorpora sus temas centrales de moralidad ambigua, redención y violencia inevitable en un entorno hostil. Este traslado del wéstern a un futuro cercano, donde los mutantes están en extinción y los héroes son reliquias del pasado, proporciona un marco único para explorar la decadencia y el ocaso de Lobezno.
Visualmente, Logan se distancia de la estética pulida y vibrante típica de las películas de superhéroes, y opta en cambio por tonos más apagados, escenarios polvorientos y un entorno que evoca la dureza del Salvaje Oeste. Las secuencias de combate, aunque son brutales y desgarradoras, están coreografiadas con una crudeza que recuerda los duelos a muerte de los wésterns clásicos, donde cada enfrentamiento lleva un peso emocional y simboliza luchas más profundas.
En la figura de Lobezno encontramos al arquetipo del héroe caído del wéstern. Al igual que los pistoleros de antaño, Lobezno es un hombre marcado por el pasado, que arrastra consigo cicatrices tanto físicas como emocionales. Su lucha no se limita a los enemigos que amenazan su supervivencia y la de sus seres queridos. Es una lucha contra su propio cuerpo y su mente, que lo traicionan a cada paso. Este conflicto interno y la dureza de su realidad refuerzan la sensación de un ocaso personal y colectivo.
El viaje de Logan con la joven Laura Kinney, interpretada por Dafne Keen, recuerda a las travesías en los wésterns, donde el héroe debía escoltar a un individuo o un grupo a través de territorios peligrosos. Este viaje es físico, emocional y espiritual. Sirve como vehículo para el desarrollo de los personajes y su redención final. A través de Laura, Lobezno encuentra un propósito renovado. Se enfrenta a su última batalla no solo pensando en su supervivencia, sino por algo mucho más significativo. A fin de cuentas, quiere darle un futuro a Laura porque, metafóricamente, se lo está dando también a sí mismo.
Es imposible ignorar las referencias directas a clásicos del wéstern dentro de la película, como Raíces profundas, película de 1953 dirigida por George Stevens. Suya es la famosa escena que ven los personajes dentro de la ficción, y que sirve como un espejo y un presagio de los propios conflictos del mutante de las garras de adamantium. Estas referencias no son meras coincidencias. Son guiños deliberados que enriquecen la comprensión de la película como un neowestern que reflexiona sobre el heroísmo en un mundo donde los héroes han caído en el olvido.
¿Cuál es el significado de la última escena de ‘Logan’?
La frase «Ya no quedan pistoleros en el valle» resuena como un eco sombrío al final de Logan. Esta sentencia encapsula el estado físico y emocional del protagonista, pero también el ambiente general de desesperanza y desolación que permea la historia.
En Logan, el mundo ya no necesita ni teme a los mutantes. Son reliquias de un pasado que parece haberlos olvidado o decidido suprimir. Este contexto postapocalíptico donde las amenazas son corporaciones y científicos con agendas eugenésicas permite contrastar marcadamente el papel tradicional de los héroes mutantes que una vez se vieron como la próxima evolución de la humanidad. Lobezno representa la última conexión con ese mundo. Un hombre que una vez fue guerrero, y que ahora es un fugitivo. El héroe transformado en forajido.
Lobezno, en sus últimos días, es la encarnación del pistolero solitario del wéstern clásico. Su capacidad decreciente para sanar, antaño su mayor fortaleza, ahora es un recordatorio constante de su mortalidad y vulnerabilidad. Este deterioro físico es paralelo al paisaje desértico y desolado que lo rodea, y refleja su lucha interna y externa en cada paso que da.
El simbolismo de «ya no quedan pistoleros» va más allá de la literalidad de los personajes. Se convierte en una metáfora de obsolescencia y desplazamiento en un mundo que ha cambiado radicalmente. Para Lobezno, el desafío ya no es salvar el mundo, sino encontrar un pequeño fragmento de paz en un rincón del mismo.
La relación de Logan con Laura es central en este contexto. Ella representa la nueva generación de «pistoleros», aunque en un mundo que parece igualmente decidido a eliminarlos. En Laura, Lobezno ve reflejos de su propio pasado, pero también una posibilidad de redención y, quizás, un futuro para su especie. Su viaje es tanto una fuga como un peregrinaje, marcado por momentos de violencia desenfrenada y ternura desesperada.
La narrativa de Logan como el último pistolero se nutre profundamente del legado del wéstern clásico, donde los héroes a menudo se enfrentan a su ocaso en un mundo que ya no los valora. Este paralelismo no solo enriquece la historia de Logan. También ofrece una crítica a las narrativas contemporáneas de heroísmo. La película cuestiona qué significa ser un héroe en un mundo que parece haber superado la necesidad de ellos.
¿Qué son las historias crepusculares y qué significa el ocaso en ellas?
Logan es un ejemplo paradigmático de una historia crepuscular. No solo en su representación del declive físico y emocional del protagonista, sino también en el uso metafórico del ocaso como un reflejo del fin de una era.
En Logan, los héroes del pasado han desaparecido y han sido siendo olvidados o rechazados por la sociedad que un tiempo otrora los amó. Este abandono de los héroes es paralelo a la desaparición del sol al final del día. Un ocaso literal que se refleja en el agotamiento de los poderes de Lobezno y la decrepitud de un Charles Xavier enfermizo. La película captura este sentido del fin no con nostalgia, sino con una crudeza que subraya la inevitabilidad y la naturalidad del proceso.
El declive físico y moral de los personajes sirve como un potente contrapunto a sus intentos de redención. Lobezno y Xavier no pretenden salvar el mundo, sino salvarse a sí mismos. Y, si es posible, a Laura. Este enfoque más íntimo y personal sobre el ocaso de sus vidas permite a la película explorar temas de arrepentimiento, sacrificio y perdón. Elementos todos ellos que están en el corazón de muchas historias crepusculares.
Visualmente, Logan está impregnada de paisajes que evocan los últimos rayos del sol. El color naranja invade la pantalla. Desde los vastos desiertos hasta los ocultos bosques verdes donde el sol apenas penetra, cada ubicación refleja el estado emocional y físico de los personajes. Estos espacios sirven como fondos para la acción, pero también son participantes activos en la narrativa. Refuerzan el tema del ocaso tanto literal como figuradamente.
El uso del ocaso en Logan juega un papel crucial en cómo los espectadores experimentan la película. Al presentar a sus héroes en el crepúsculo de sus vidas, la cinta desafía las expectativas del género de superhéroes, e invita a los espectadores a reflexionar sobre sus propias percepciones del heroísmo, la vejez y la muerte.
En última instancia, Logan se hace eco de las obras literarias y cinematográficas crepusculares, donde los protagonistas se enfrentan a su final con una mezcla de resistencia y resignación. Estas historias a menudo ofrecen una visión más contemplativa y melancólica de la vida. Algo que Logan capta excepcionalmente bien, situándola dentro de una tradición que valora la profundidad emocional sobre la acción espectacular.
La muerte como descanso y no como tragedia: el final de Lobezno
En Logan, la muerte no se presenta solo como el cese de la vida. Es una forma de liberación y descanso. Un tema que culmina con poder y delicadeza a lo largo de la narrativa.
Desde el comienzo, la película establece un tono que es inconfundiblemente fatalista. Lobezno y Charles Xavier están visiblemente desgastados, tanto física como espiritualmente. La mortalidad del mutante de las garras de adamantium es ahora una realidad tangible. Esta aceptación de la muerte como inevitable ofrece un enfoque maduro y sobrio sobre cómo enfrentarse al final de la vida.
A lo largo de la película, la muerte se retrata como una liberación de los dolores y cargas de la vida. Para Xavier, cuya mente una vez fue su mayor regalo y ahora se ha convertido en una fuente de tortura y peligro, la muerte llega como un suspiro de alivio. Lo libera de su sufrimiento.
La muerte de Logan es el clímax emocional de la película y sirve como el acto final de su propia redención. Lucha hasta el último aliento para proteger a Laura y a los nuevos jóvenes mutantes, y acepta su final no como una derrota, sino como la conclusión necesaria de una vida repleta de batallas. Su muerte, en los brazos de Laura, simboliza el descanso de un guerrero cansado, pero también el paso del testigo a la siguiente generación.
La muerte en Logan lleva consigo un profundo simbolismo. Es la conclusión de un viaje largo y doloroso, y el filme la maneja con una gravedad que eleva el acto de morir a una experiencia casi sagrada. En contraste con otras películas del género de superhéroes, donde la muerte a menudo es temporal o se evita por completo, Logan destaca por su tratamiento serio y definitivo del tema, y ofrece una reflexión más profunda sobre el significado y el impacto de la muerte en nuestras vidas.