El fallido inicio de la temporada 2 de ‘The Last of Us’

El estreno de la temporada 2 de 'The Last of Us' cambia el material original de forma irracional para proponer, tal vez, una nueva narrativa

Crítica de The Last of Us temporada 2 - Cultura
Imagen promocional de la segunda temporada de 'The Last of Us'
HBO

Siempre he creído que la única forma de vivir es el amor, y la única forma de sobrevivir, el arte. The Last of Usen particular, el primer videojuego― tiene mucho de lo primero y demasiado de lo segundo. Pero también tiene la capacidad de provocar en su receptor una reacción visceral, insólita, casi incontrolable, tanto o más que la reacción de sus personajes ante lo que sucede en ese mundo donde se han derrumbado las estructuras sociales y sólo ha quedado el abismo.

Mi abuela solía decirme que (yo) vivía las cosas con demasiada intensidad, y que por eso andaba triste a todas horas, con una nube negra sobre la cabeza. «No hace falta sufrir por todo, David». Su tono no era de reprimenda: era una advertencia. Con el paso de los años, ahora que ella ya no está para recordármelo, ni para llamarme y preguntarme cómo me encuentro, ni para pedirme que la acompañe al convento de Santa Mónica, se ha convertido en una premonición. Y también en una forma bastante gráfica de describir mi relación con The Last of Us.

¿Cómo fue la premiere de la temporada 2 de The Last of Us?

Ayer estuve en la premiere de la temporada 2 de The Last of Us organizada por Max España en los Cines Callao de Madrid. Además de engalanar la estación fantasma de Chamberí con una experiencia inmersiva, la producción de HBO echó el resto en su presentación y decoró la fachada y el interior de los famosos cines de Gran Vía con elementos característicos de la franquicia de Naughty Dog. También le dio para invitar a Craig Mazin, showrunner de la serie y creador de la aclamada Chernóbil.

Premiere de The Last of Us temporada 2 - Cultura
Una fotografía de los Cines Callao en la premiere de ‘The Last of Us’ temporada 2
Artículo 14/ David Lorao

La emoción podía sentirse en el ambiente. Jóvenes ―y no tan jóvenes― venidos de todas partes de España se dieron cita en Callao. Estaban nerviosos, contagiados por el fervor, sintiéndose especiales y agraciados por haber conseguido un hueco en la premiere. Unos iban caracterizados con cosplays de los personajes del videojuego y la serie. Otros llevaban camisetas, gorras, bolsos, mochilas de The Last of Us. Unos pocos lucían el tatuaje de Ellie Williams en el brazo. Yo era uno de esos pocos. Se lo advertí al inicio del artículo, querido lector: vivo las cosas con demasiada intensidad.

Una de las cosas que más me llamó la atención de la premiere de la temporada 2 de The Last of Us fue el sol radiante y la fabulosa temperatura primaveral con que nos amenizó la capital. Nada que ver con el estreno de la primera temporada, que se celebró un 15 de enero tres años atrás, y donde el frío fue el gran protagonista. También me sorprendió que, en esta ocasión, llenaron dos salas: una abajo y otra arriba, y en ambas emitieron el primer episodio y pudimos escuchar a Craig Mazin advertirnos sobre lo que estaba por venir.

Mazin nos dijo que las cosas habían cambiado mucho para Joel (Pedro Pascal) y Ellie (Bella Ramsey), ya que había un salto de cinco años desde la última escena de la primera temporada a la primera de la segunda. También nos dijo que habría muchos personajes nuevos, y que la relación entre Joel y Ellie se complicaba por aquello de que ella era ahora una adolescente y él un viejito cascarrabias que no terminaba de entender a esa especie de hija inesperada que había encontrado por el camino.

Estreno en cines de The Last of Us temporada 2 - Cultura
Una fotografía de la sala en los Cines Callao donde se proyectó el primer episodio de la temporada 2 de ‘The Last of Us’ en exclusiva
Artículo 14/ David Lorao

Sin embargo, lo que más me llamó la atención fue algo que dijo sobre los infectados de The Last of Us que veríamos en la segunda temporada. Algo así como: «Los infectados por el Cordyceps también han evolucionado». No es literal, pero venía a decir eso. Di un respingo en mi butaca, alertado por potenciales cambios narrativos que afectasen la narración, consciente como soy de que cualquier alteración de la franquicia de mi vida es una barrera enorme para mi experiencia y puede terminar en tragedia.

No me equivocaba.

Los cambios narrativos de la serie son irracionales

Si hay algo que le tengo que acusar al inicio de la segunda temporada de The Last of Us, eso es la torpeza a la hora de implementar cambios sustanciales con respecto al material original. Mientras que la primera temporada fue muy inteligente en ese sentido, añadiendo capas a la narrativa de la obra maestra de Naughty Dog y aportando una nueva dimensión de muchísimo valor, el arranque de esta nueva tanda de episodios ha tomado una serie de decisiones que no termino de entender. No sé hacia dónde va Craig Mazin con todo esto, y lo mismo aplica a Neil Druckmann, creador del videojuego y también showrunner de la serie de HBO. No puedo entenderlo.

Todos los cambios que han ejecutado ―y que no pienso explicar aquí, por respeto a todos los que no estuvieron en la premiere y porque hacer spoilers es la forma más despreciable de divulgar cultura― son estúpidos y no se sostienen si atendemos a los dos videojuegos desarrollados por Naughty Dog hasta la fecha. Me resulta inconcebible la propuesta y choca de manera frontal tanto con el comportamiento de los personajes como con la experiencia narrativa que propuso The Last of Us: Parte II y que llevó a los jugadores al límite.

Hace unas semanas, estuve en La Botella de Kandor, uno de los mejores canales de YouTube en habla hispana sobre cultura popular, series, cine y entretenimiento, creado y conducido por mi buen amigo Javi Olivares. Allí, analizando el tráiler final de la segunda temporada de The Last of Us, afirmé sin tapujos que esta nueva entrega tenía todos los ingredientes para mejorar el videojuego que adapta. Consideraba que era un videojuego conflictivo en el aspecto narrativo y que, dependiendo de la ejecución y el montaje, podría hacer mucho mejor la Parte II.

El propio Neil Druckmann reconoció hace unos días que la narrativa del segundo videojuego de la franquicia entró en conflicto con el gameplay y se vio supeditada a adaptarse a la jugabilidad. Me resulta un poco extraño que un narrador no desarrolle su historia a sabiendas del medio en el que va a contarla, como si alguien escribiese una novela y luego se diese cuenta de que es un cómic, y entonces forzase la estructura literaria para hacerla encajar en el formato gráfico. Pero, bueno, es Neil Druckmann: un día te dice una cosa y al siguiente la niega. Hay que quererlo como es.

Por eso, y atendiendo también a la propia admisión del creador del juego, estaba convencido de que la segunda temporada mejoraría ostensiblemente la narrativa de The Last of Us: Parte II. La primera escena de Abby en la serie  dinamita cualquier posibilidad de que eso sea así. Ahora no va a mejorar la narrativa: va a ser obligatoriamente diferente. Al menos, en lo que a delivery se refiere. Y no es el único problema que adolece el primer episodio de la segunda temporada en cuanto a adaptación.

Joel y Ellie se ven afectados por un enfoque extraño

Ellie Williams hace cosas que nadie podría imaginar y se comporta de una forma ilógica e irracional, nada que ver con la profundidad y el drama, la tragedia y la lucha interna, el poder y el magnetismo que despierta su contrapartida en los videojuegos, sin duda el personaje femenino más complejo de la historia del medio. A Joel Miller le sucede tres cuartos de lo mismo. Me ha costado reconocer al personaje más allá del talento de Pedro Pascal y de su extraordinaria caracterización.

No entraré a valorar ―por cuestiones sensibles de spoiler― lo que han sugerido con respecto a los infectados, y lo que nos dejaron entrever con un tráiler de la temporada completa que nos pusieron al final de la proyección. Supongo que, como sucedió con la primera temporada, donde los infectados fueron el elemento peor tratado y sufrieron los cambios más estúpidos con respecto al material original, la serie de The Last of Us se ha decantado por la espectacularidad a sabiendas del enorme público de masas que respalda la adaptación y que ha llegado sin saber nada de los videojuegos.

The Last of Us temporada 2 - Cultura
Pedro Pascal como Joel Miller y Bella Ramsey como Ellie Williams
HBO

Más allá de todo esto, la serie sigue funcionando en el apartado visual igual de bien que la primera temporada. Porque sí, aunque a mí no me convenza, aunque no sea capaz de comprender los cambios que han acometido y los motivos detrás de ellos, aunque viva las cosas con demasiada intensidad, como decía mi abuela, The Last of Us es una gran serie. Una de esas series de HBO que no puedes perderte.

Los cuidados diseños de producción, las magníficas interpretaciones, la extraordinaria banda sonora, el excelso apartado artístico y la hermosa fotografía se combinan para ejecutar un producto televisivo de notable envergadura que no dejará a nadie indiferente con esta violenta historia de venganza que desdibujará a los personajes, despertará emociones virulentas y volverá a incidir en cómo los ciclos de violencia se definen por el odio y la incomprensión.

Estreno en HBO: lunes 14 de abril. Un episodio cada lunes hasta llegar al séptimo y último. La tercera temporada ya está confirmada y concluirá la adaptación del segundo videojuego.

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