GOYA DE HONOR

El discurso feminista de Aitana Sánchez-Gijón: “Ya iba siendo hora, compañeras”

"No hay que tener miedo a la cultura", citó, evocando a Marisa Paredes

Aitana Sánchez Gijón, Goya de Honor, durante la gala de la 39 edición de los Premios Goya. EFE/ Julio Muñoz

En la 39ª edición de los Premios Goya, Aitana Sánchez-Gijón ha sido galardonada con el Goya de Honor en reconocimiento a su destacada trayectoria en el cine español. Durante su discurso de agradecimiento, la actriz no se olvidó del feminismo y reflexionó sobre el papel de la mujer en la industria cinematográfica.

La ovación empezó antes de que la protagonista pisase el escenario. Una emocionada Maribel Verdú -presentadora de la gala junto con Leonor Walting- daba paso a su íntima amiga: “Aitana y yo nos conocemos desde que éramos pequeñas, una vocación que está al servicio de algo más grande. Te quiero porque eres luz y talento. Compañera perfecta, cómplice y leal. Llevas cuarenta años en un mundo donde resistir mas de un rato en lo más alto es un completo milagro, de verdad. Así que Aitana, este no es un Goya de Honor, sino un Goya de Amor”.

En un instante, la sala entera se puso en pie, como si el cine español, de golpe, recordara cuánto le debía. Sánchez-Gijón, novena mujer en recibir el Goya de Honor, subió al escenario serena y radiante.

Ambas se fundieron en un abrazo emocionado y lloraron. “Gracias, Maribel, era un sueño recibir este Goya de tu mano. Cuánto camino juntas”, expresaba la actriz tras recibir el galardón. “Gracias a la Academia por semejante honor, y por hacerme el regalo de recibirlo el mismo año que se lo otorgáis al amor de mi vida, Richard Gere”, bromeó.

Maribel Verdú (i) besa a Aitana Sánchez Gijón, Goya de Honor, durante la gala de la 39 edición de los Premios Goya de la Academia de Cine que se celebra este sábado en el Palacio de Congresos y Exposiciones de Granada. EFE/ Julio Muñoz

El cine ha sido su casa, pero -puntualizó- no siempre ha sido un camino fácil para las mujeres. Y recordó que durante su carrera ha trabajado 40 directores y sólo cuatro han sido mujeres: “Hoy sois muchas más, no solo directoras y guionistas. De los más de 40 directores con los que he trabajado, quiero mencionar a Patricia Ferreira, una de las pioneras en ponerse detrás de las cámaras y contar sus propias historias cuando para las mujeres todo estaba vetado. Hoy sois muchas más: productoras, directoras, pero también guionistas, ayudantes de dirección, técnicas de cámara… Ya iba siendo hora, compañeras”.

“Formo parte de ese exiguo porcentaje de actrices y actores que pueden vivir de esta profesión. Quiero compartir este Goya con todos esos compañeros que siguen adelante contra viento y marea, empujados por su vocación y su talento”, confesó la ex presidenta -y primera mujer- de la Academia de Cine.

Aitana Sánchez Gijón, Goya de Honor, durante la gala de la 39 edición de los Premios Goya de la Academia de Cine que se celebra este sábado en el Palacio de Congresos y Exposiciones de Granada. EFE/ Julio Muñoz

Reconoció que su carrera ha sido fruto de su trabajo constante, no sólo a través del cine y la televisión, también gracias al teatro. “Para mí, el escenario es el gran maestro del actor: si tengo herramientas es por todos los teatros que he recorrido a lo largo de los años. Disfruto más del trabajo de mis compañeros que del mío propio; ha sido y sigue siendo una fuente inagotable de alegría para mí”. “Cientos de aventuras delante y detrás de las cámaras. Imposible mencionar a todos, pero quiero recordar especialmente a Bigas Luna, a quien cada año que pasa echo más de menos”, añadió.

“El cine es un esfuerzo colectivo, la energía de todos los individuos enfocada en un trabajo común. Se trata de dar lo mejor de nosotros mismos, de contar historias, de crear un lugar de encuentro que nos ayude a compartir lo que nos duele y lo que nos salva”. Y terminó recordando las palabras de Marisa Paredes: “No hay que tener miedo a la cultura, sino a la ignorancia, la mentira, el fanatismo y la violencia. Hay que tener miedo a la guerra”. “Y me gustaría añadir —y estoy segura de que Marisa estaría de acuerdo—: también a los nuevos imperialismos y las limpiezas étnicas”, concluyó, mencionando a sus hijos y a su madre Fiorella, que estaba presente, y tremendamente emocionada, en el patio de butacas.

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