“Tenía 14 años cuando, una de las muchas veces que fui a casa de mi ‘abuelo’, al que adoraba, su pareja, un fornido marroquí de gruesos mostachos, comenzó a entrar todas las noches en mi habitación, abusando de mí”. Estas son las palabras que la actriz Marion Cotillard pone en boca de Mona Achache.
Lo hace en Little Girl Blue, el documental dramatizado que dirige precisamente Mona Achache y que pretende ser una historia sobre su abuela, la escritora Monique Lange, gran dama de la edición literaria al frente de Gallimard. El problema es que el abuelo de Achache era ni más ni menos que Juan Goytisolo, aunque la película no depende apenas del hecho de que sus protagonistas esenciales fueran grandes nombres de la literatura francesa —y española—.
En el documental descubrimos que Monique Lange fue violada de joven en Pamplona por una manada de los años 50, que le pidió a su hija Carola que no contase nada cuando a los 12 o 13 años Genet abusó de ella. Y conocemos también que la propia Carole le pidió a su hija, la realizadora de la cinta, que no contase nada cuando el amante de Juan Goytisolo, un tal Amir, en Marrakech, se coló varias noches en su dormitorio cuando ella tenía 12 años… y el escritor la convenció de que no dijera nada.
El documental indaga en el suicidio de Carola Achache, que conoció a Goytisolo en 1956 y con quien se casó en 1978, aun a sabiendas de su inequívoca orientación homosexual. El hecho de que tanto Goytisolo como su madre como su abuela le recomendaran callar ha saltado de nuevo a la primera línea informativa, con la reflexión de fondo de si hay que separar obra de autor y de hasta qué punto internalizamos violencias o la culpa de los abusos recaen, una y otra vez, sobre la víctima.
Por que lo que relata Little Girl Blue es que Mona Achache, después de haber relatado los abusos y de haber pedido ayuda a sus personas de confianza, tuvo entonces que limitarse a “alejarse” de Goytisolo y, por supuesto, de su pareja. Como recoge el documental, Carola Achache escribe en su diario: “Juan [Goytisolo] vive como un sultán. Amir es el esclavo soñado. Las mujeres cocinan y barren” (17 de abril de 1994).
Partiendo de las memorias de su madre, tituladas Hija de…, Mona Achache bucea en los cajones llenos de documentos, fotos, grabaciones que ha heredado después de que su madre se suicidase, para tratar de entender (y narrar) las razones que la llevaron a su muerte.
Los intelectuales cómplices
Filmin, plataforma en la que se puede ver el documental, resume así la sinopsis: “Mona Achache se describe como heredera de un linaje “maldito”, marcado por los abusos –incluida una violación grupal durante los Sanfermines– y la destrucción –drogas y prostitución de menores–. Su abuela, la prolífica escritora Monique Lange, fue una figura destacada de la élite cultural parisina, relacionada con Marguerite Duras, William Faulkner, Marcel Camus y Jean Genet. La película denuncia el abuso que este último ejerció sobre la hija de Monique y madre de Mona, Carole Achache, cuando tenía 12 años”.
Los intelectuales de la época, cómplices del furor escapista de los años 70, vivían impunes sus actos pedófilos, viendo a sus acompañantes como justas servidoras a cambio del privilegio de compartir tiempo con ellos. Marion Cotillard lo explica así: “Genet se aprovechó de su fama e influencia. La fascinación de Monique por el escritor era tan grande que quitó importancia al asunto y se limitó a destacar lo afortunada que era su hija de crecer al lado de un hombre tan talentoso y poderoso”. A lo que Mona añade: “Para mi madre, fue una tragedia. Ella solía decir que guardaba mucho rencor a Genet, pero que fue él quien forjó su pensamiento. Los que le hicieron el mayor bien fueron los mismos que le hicieron el mayor daño. (…) Nuestro concepto de genio siempre ha estado empapado de un sexismo que alienta la cultura del abuso sexual”. Tampoco se escapa Juan Goytisolo, con el que Lange estuvo casada durante décadas y al que, en la película, la directora lo acusa de encubrir un caso de abusos sexuales.
La cinta, que mezcla material de archivo con material filmado en la actualidad, arranca con una escena metafílmica en la que Marion Cotillard se enfunda en la ropa, los accesorios y el perfume de Carole Achache. A partir de entonces, Marion es Carole, vive su historia y narra con su voz a través de las grabaciones que la escritora dejó a modo de diario filmado.