La historia de la literatura queer, que identifica la identidad sexual o de género que no corresponde a las reglas establecidas de sexualidad y género, no es algo reciente. Desde Safo, la poeta griega, hasta el dramaturgo y escritor irlandés Oscar Wilde, son muchos los escritores que han abordado los desafíos y placeres de la experiencia LGTBQ+ con gran profundidad e imaginación.
La apertura de hoy es una novedad: a menudo la literatura ha jugado con los dobles sentidos, los significados implícitos y las tramas apenas apuntadas para no escandalizar… y sortear la censura. Sin embargo, se pueden rastrear obras
Orlando, de Virginia Woolf
Aunque no siempre abiertamente, pero Virginia Woolf fue incansable en su defensa de las diferentes formas de vivir y concebir la sexualidad. La autora no ocultaba su bisexualidad e intentó hablar sobre esta y otras cuestiones en algunas de sus obras como, por ejemplo, en Orlando. En esta novela, escrita como homenaje a la también escritora Vita Sackville-West, con quien mantuvo un romance, son varios los temas que la autora quiso reflejar, como las relaciones homosexuales y la transexualidad, sin duda, todo un tabú en la época y un desafío a las convenciones establecidas.
Carol, de Patricia Highsmith
La relación que Patricia Highsmith relata en su novela Carol se ha convertido a lo largo de los años en un icono de la cultura lésbica, tanto en la literatura como en el cine, después de que Todd Haynes la adaptara a la gran pantalla. Ambientada en el Nueva York de los 50, sus protagonistas son Carol Aird y Therese Belivet. La primera está atrapada en un matrimonio infeliz y la otra es una joven dependienta que aspira a tener una vida mejor. Entre ellas surge una atracción inmediata, cada vez más intensa y profunda, que cambiará sus vidas para siempre.
El cuarto de Giovanni, de James Baldwin
Giovanni’s Room es un libro magistralmente escrito, desgarrador: una novela que ha resonado entre muchas personas queer desde que se publicó por primera vez en 1956, y que sigue hablando de cuestiones de identidad de género con una vigencia absoluta. James Baldwin consiguió desdibujar los límites entre héroe y villano y poner de manifiesto la complejidad de la naturaleza humana, aunque el propio autor dice que no habla explícitamente de homosexualidad. “Es el vehículo a través del cual se mueve el libro. En realidad, trata de lo que te pasa si tienes miedo de amar a alguien”, reveló su autor.
Ronda nocturna, de Sarah Waters
Una ficción lésbica de ambientación histórica. Ambientada en el Londres de los años 40, durante la Segunda Guerra Mundial y la posguerra, en la novela se tratan las relaciones homosexuales con naturalidad, y no como algo exclusivo de ambientes sórdidos de la época. Sus protagonistas son tres mujeres y un hombre. Por un lado tenemos al atribulado Duncan, al que siguen su insatisfecha hermana Viv, la compañera de trabajo de ésta, Helen, fatalmente enamorada, y la ex enfermera Kay, siempre en busca de un nuevo amor.
El color púrpura, de Alice Walker
Revelación cuando se publicó en 1982, la novela de Alice Walker ahonda en las intersecciones de raza, género, familia y sexualidad en la Georgia de 1930. A pesar de los dolorosos abusos físicos y sexuales que sufre Celie, la protagonista de Walker, a manos de Mister, el hombre con el que se ve obligada a casarse cuando es adolescente, y del racismo violento e institucionalizado al que se enfrenta como mujer negra, la novela rebosa esperanza y luz. De alcance épico, la novela es, en parte, una historia de amor entre mujeres: el amor de Celie por su hermana Nettie, perdida hace mucho tiempo, y por Shug Avery, la cantante de blues y antigua amante de Mister de la que Celie se enamora y con la que acaba formando un hogar.