Annie Ernaux

La obra de Annie Ernaux siempre gira en torno a dos temas: la cuestión de género y la clase, y lo hace desde su experiencia. La que disecciona en El Acontecimiento, cuando interrumpió su embarazo de forma clandestina en la Francia patriarcal y misógina de los años 60. O en Pura pasión, donde reflexiona sobre el deseo que idiotiza, que trastoca, y pone la vida en pausa durante un año. En Los años, recoge todas las experiencias de su vida, fusionando su memoria con la historia colectiva de Francia. Desde su infancia hasta los cambios que marcaron la evolución del país. Su transformación es mucho más que una historia biográfica, es la historia de su generación: de los ecos de la educación católica y lo rural, hasta la liberación sexual de los 60, y la sociedad consumista de los años 90. El Premio Nobel se atreve a escribir sobre temas como el aborto clandestino, el matrimonio, la decepción, todo atravesado por el dolor, la angustia y el rechazo. Un torbellino.
Sabina Urraca

Provocadora, ácida y con una voz inconfundible, Sabina Urraca es una de las voces más interesantes de la literatura española. Su universo está lleno de personajes desconcertantes, lúcidos y radicalmente humanos. Escribe con las tripas, sin filtros ni ornamentos. Con una valentía que incomoda, Sabina se adentra en lo grotesco, lo escatológico, lo marginal.
En la literatura contemporánea, el feminismo ha encontrado un espacio privilegiado para explorar y cuestionar las estructuras que sostienen las desigualdades de género. Y pocas autoras lo hacen con la misma audacia e irreverencia que Sabina. Su feminismo no es cómodo ni académico: es un puñetazo en la mesa. La escritora no edulcora, ni suaviza. Y es ahí, en esa mirada que lo atraviesa todo con ironía, ternura y crudeza, donde está su poder. Leerla es un tsunami.
Mariana Enriquez

Oscura, hipnótica y brutalmente honesta, Mariana Enriquez es una referencia para los amantes del género del terror y el horror; una de las voces más importantes de la literatura latinoamericana del siglo XXI. Con una prosa gótica y afilada, Mariana Enríquez traza puentes entre el terror de Stephen King y Lovecraft y la fantasía oscura de Borges y Silvina Ocampo.
La argentina habita un territorio donde el horror no es un género, sino un lenguaje. El de una prosa que atrapa con precisión quirúrgica. Entre lo crudo y lo incómodo, el horror se convierte en un vehículo para explorar las desigualdades de género, la opresión política y la oscuridad de la historia reciente. Un espejo deformado de la realidad, donde la violencia, la miseria y la tragedia se entrelazan con lo natural.
María Sotomayor

La literatura de María Sotomayor es suave, pero nunca débil. Su escritura es una forma de resistencia que se desliza en lo cotidiano: en las plantas que crecen, en las heridas que cicatrizan mal, en los vínculos que cuidan y en los que rompen sin pedir permiso. Hay algo profundamente político en su mirada: una apuesta por la ternura como fuerza transformadora, por el detalle como lugar de combate. En sus versos caben el duelo, la rabia, la fragilidad, el amor queer y una delicadeza que no se esconde, sino que se impone con firmeza.
María escribe desde el cuerpo y desde los afectos, con una sensibilidad que se atreve a nombrar lo que muchas veces se silencia. Sus poemas son pequeñas cápsulas de verdad que acompañan y conmueven. Una voz que convierte lo íntimo en común, y lo común en poético. Que hace del cuidado un acto político, y de la poesía, un refugio donde resistir con belleza.
Alana S. Portero

Una infancia trans en los márgenes del Madrid de los 80. Una voz poderosa, lírica, honesta. La mala costumbre no es sólo una novela sobre crecer siendo diferente; es también una historia de amor profundo a las amigas que salvan, de resistencia íntima y colectiva, de clase, de identidad, de belleza en medio del barro. Alana escribe con una verdad que no pide permiso: la que remueve, incomoda y permanece.
Angélica Liddell

No escribe teatro: invoca. No interpreta: se sacrifica. Angélica Liddell ha hecho de la escena un altar donde el dolor, la belleza y la furia se funden en un lenguaje propio. Dramaturga, poeta, directora y actriz, lleva décadas desafiando los límites del arte, el cuerpo y la moral. Su obra no busca consuelo ni respuestas: es un grito, una herida, un exorcismo. Desde La casa de la fuerza hasta Dämon. El funeral de Bergman, cada una de sus piezas arrastra al espectador al abismo más íntimo. Angélica no hace concesiones. Ni a la industria, ni al público, ni tampoco a sí misma. En escena, su verdad golpea, perturba y quema hasta los huesos.
Beatriz Serrano

Desde el periodismo a la literatura, Beatriz Serrano ha construido una voz propia, profundamente contemporánea. Beatriz no necesita concesiones para conquistar al lector. Escribe como habla: con brillantez, desparpajo y una ironía afilada. Su voz, enérgica, inteligente e irreverente, no tiene filtros. Su obra es un espejo de la época que habita: compleja, contradictoria y, sobre todo, llena de vida.
En El descontento, explora las contradicciones de una generación atrapada entre la insatisfacción personal y la búsqueda de significado en un mundo que parece ofrecer cada vez menos respuestas. Con una prosa afilada y directa, disecciona las tensiones emocionales y sociales que definen el presente, despojando las expectativas y mostrando la crudeza de una realidad desafiante. Una crítica feroz a las expectativas y frustraciones de nuestra sociedad.