Las sorpresas que siguen saliendo a la luz en Pompeya parecen no tener fin. Los arqueólogos que trabajan en la antigua ciudad sepultada por la erupción del Vesubio en el año 79 d.C. acaban de hacer un descubrimiento impresionante: una gran sala de banquetes con un fresco espectacular que representa los misteriosos rituales de Dioniso, el dios griego del vino y la fertilidad.
Se trata de una megalografía, una pintura de gran tamaño, muy similar a la famosa decoración de la Villa de los Misterios, hallada hace más de un siglo. Este nuevo fresco cubre tres paredes de la sala —la cuarta daba a un jardín— dentro de una casa descubierta en la ínsula 10 de la Regio IX, una zona céntrica de Pompeya. Las figuras, están representadas sobre pedestales como si fueran estatuas, con una presencia tan vívida que parecen cobrar vida.
Los arqueólogos han bautizado la vivienda como la “Casa del Tiaso”, en referencia al séquito de Dioniso, a menudo descrito como una alegre y caótica comitiva de juerguistas. En el fresco, el dios aparece acompañado de bacantes, mujeres pintadas como bailarinas y cazadoras, algunas cargando un macho cabrío sacrificado o sosteniendo una espada con las entrañas de un animal. También se ven jóvenes sátiros con orejas puntiagudas, tocando la flauta o derramando vino. En el centro de la escena, una mujer mortal participa en un ritual nocturno de iniciación a los misterios de Dioniso, el dios que muere y renace, prometiendo a sus seguidores una transformación, tanto en esta vida como en la otra.
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Las ruinas de Pompeya, la ciudad romana sepultada hace dos mil años por la erupción del Vesubio. EFE/Parque Arqueológico de Pompeya
“Para los antiguos, la figura de la bacante representaba el lado salvaje e indomable de la mujer, en contraste con la imagen idealizada de Venus, diosa del amor y del matrimonio”, expresaba Gabriel Zuchtriegel, director del Parque Arqueológico de Pompeya. “Los frescos de la Casa del Tiaso y la Villa de los Misterios muestran a la mujer atrapada entre estos dos extremos, reflejando las diferentes maneras en que se concebía la feminidad en aquella época”.
En la Antigüedad, los cultos dionisíacos estaban rodeados de misterio y solo aquellos que pasaban por un rito de iniciación podían conocer sus secretos. Se creía que estos rituales ofrecían una nueva vida, tanto en este mundo como en el más allá. Según los investigadores, la megalografía pertenece al segundo estilo de la pintura pompeyana, entre los años 40 y 30 a.C. A diferencia del fresco de la Villa de los Misterios, este hallazgo introduce un nuevo elemento: la caza. No solo aparecen bacantes cazadoras, sino también otro friso más pequeño, colocado por encima de las figuras humanas, donde se representan animales vivos y sacrificados, como un cervatillo, un jabalí destripado, gallos, diversas aves, peces y moluscos.
“Este descubrimiento es histórico”, ha declarado el ministro de Cultura de Italia, Alessandro Giuli. “La megalografía nos permite asomarnos a los rituales dionisíacos y constituye un documento excepcional. Junto con la Villa de los Misterios, conviertiend0 a Pompeya en un testimonio único de un aspecto de la vida en el mundo clásico que aún tiene mucho por revelar”.
Este hallazgo forma parte del proyecto de excavación de la Regio IX, que comenzó en febrero de 2023 y llegando a abarcar unos 3.200 metros cuadrados. Hasta ahora, los arqueólogos han identificado más de cincuenta habitaciones, una lavandería (fullonica) y una panadería con un horno y un área para mulas. La investigación está en su fase final, pero Pompeya, con su historia oculta bajo las capas de ceniza, seguro que todavía tiene muchas más sorpresas por desvelar.