La secuela animada de Disney sobre las emociones es la introducción perfecta a la pubertad. Del Revés 2, estrenada el 14 de junio como secuela de la película favorita de los fanáticos de Pixar, Del Revés, sigue a la joven protagonista de la primera película, Riley, hasta su adolescencia. Cuando llega a la pubertad, su familia comienza a pasar a un segundo plano mientras ella lucha por hacer nuevos amigos y mantener a los viejos en un campamento de hockey de verano.
Un grupo de nuevas emociones personificadas en dibujos animados se unen al grupo de Alegría, Miedo, Ira, Asco y Tristeza para guiar la toma de decisiones de Riley. Pero si bien esos sentimientos infantiles originales de la primera película son relativamente universales, con el efecto de la pubertad surgen las nuevas emociones: Ansiedad, Envidia, Hastío y Vergüenza.
Durante la presentación en el Pixar Animation Studio, el director Kelsey Mann ofreció una rueda de prensa, a la que asistió Artículo14, para hablar de la secuela. “En el primer guion aparecían nueve emociones nuevas; sin embargo, era imposible seguir la pista de todas porque se anulan entre sí. Mi primer ejercicio fue el de simplificar”, apunta Mann, que se pone en el lugar de Pete Doctor, realizador de la cinta original y ahora director creativo en Pixar.
El equipo Riley: nueve adolescentes
En un intento de acercarse a la realidad, el estudio de animación reclutó a un grupo de nueve chicas adolescentes por todo Estados Unidos para que sirvieran como consultoras en la película. A este grupo se le denominó ‘el equipo Riley’. Las nueve jóvenes ayudaron a los productores y al director a esquivar momentos incómodos y fueron faro de los guionistas que debían contar cómo reacciona una chica de la edad de Riley ante las presiones de la adolescencia moderna.
“En Pixar tenemos que crear todo desde cero”, dijo Mann. “Tuvimos que investigar mucho. No solo el exterior, sino que también hicimos una investigación interna sobre quién es el personaje y por qué está sintiendo lo que siente en ese momento”, apuntó el realizador. Como Mann esperaba, ‘el equipo Riley’ fue esencial para dirigir la película de forma auténtica, y sus comentarios incluso tuvieron un gran efecto en el final de la película. “Ninguno de nosotros somos adolescentes y por eso creamos este grupo de nueve chicas, al que llamamos ‘el equipo Riley’. Son un grupo increíble. Cada cuatro meses les mostrábamos la película, nos reuníamos con ellas, recibíamos sus impresiones y les pedíamos su opinión sobre los personajes, la relación de Riley con su grupo de amigos, lo que les está pasando emocionalmente y si eso era algo que les sucedía a ellas. Se lo tomaron como una tarea y nos ayudaron en serio”.
‘El equipo Riley’ vio por primera vez una versión preliminar de la película en enero de 2020, reuniéndose después por videoconferencia para discutirla. Ese proceso se repitió hasta en diez ocasiones con diferentes versiones de la película. En la típica sesión del equipo, las adolescentes daban su opinión y, a través de su perspectiva, decían lo que les parecía correcto y lo que no. Un proceso con el que se trataba de evitar cualquier error de bulto. “Investigué lo que sucede en nuestro cerebro a esa edad porque suceden muchas cosas. Hay mucho drama, pero también es un momento divertido”, revela Mann.
Cuando llegó el momento de decidir cuál de las nuevas emociones tomaría el control de la consola dentro de la mente de Riley, Mann supo que tenía que ser Ansiedad. Al consultar con la experta en emociones Dacher Keltner, esta le recomendó centrarse en las emociones autoconscientes. “A esta edad comienzas a programar tu mente para ser autoconsciente. En parte lo haces porque cuando eres niño, tus padres te cuidan, pero al final tendrás que cuidarte a ti mismo. Por eso estamos programados para alejarnos de nuestros padres, para que podamos convertirnos en personas independientes”.
Mann también aborda la necesidad del adolescente de encajar y sentirse aceptado. “Se trata de adaptarse a esa edad. Es parte de nuestro diseño, de quiénes somos, porque si no te agrado, me desterrarás y saldré al bosque y moriré solo. Por eso nos preocupamos tanto por lo que los demás piensan de nosotros a esa edad. Es una luz que se enciende y nunca desaparece. Hay que aprender a gestionarlo; que es una de las principales razones por las que estoy haciendo esta película”.
La Ansiedad
Mientras que la alegría fue la emoción principal que impulsó la trama de Del Revés, la ansiedad toma el mando en la secuela. “Me centré en la idea de que Ansiedad fuera un personaje principal”, explicó Mann. La ansiedad trae consigo nuevas emociones: la siempre admiradora Envidia, la mortificada Vergüenza y el Hastío, que está en un estado constante de aburrimiento y desdén, por lo que opta por recostarse en un sofá y mirar el teléfono en lugar de interactuar con el grupo.
“Estoy haciendo una película centrada en la ansiedad porque todos la tenemos en diferentes niveles. A veces ese sentimiento puede hacer mucho bien, porque te ayuda a generar pensamientos con rapidez. Otras veces puede ser demasiado obsesiva y tomar el control. La ansiedad tiene que ver con amenazas potenciales: si el miedo es la sensación que se tiene ante una amenaza conocida, la ansiedad es el miedo a una amenaza percibida. Se trata del futuro. Gran parte de lo que trata esta película es de aprender a decir: “está bien, te escucho”. Puede que lo haga o no, pero voy a enfrentar lo que está aquí frente a mí”.
Del Revés ganó un Premio Oscar y es una de las películas de Pixar más taquilleras de la historia. “Creo que ahora más que nunca, con el regreso a los cines en los últimos años, a las familias les encantará vivir una experiencia teatral tan personal y épica”, terminó el director.