Un Festival de cine pierde autenticidad sin polémica, en el ecuador del certamen de Venecia se ha estrenado Queer con desorbitadas reacciones a un lado y a otro. La película es groseramente gráfica, pero es lo menos que se espera de un cineasta como Luca Guadagnino. Tal vez, a cierto público le ha chocado ver a Daniel Craig, el elegante James Bond, convertido en William S Burroughs, un escritor de opio hasta las cejas vagabundeando por las calles de la ciudad de México en busca de hombres jóvenes. Picante es lo menos que se puede decir de este relato cinematográfico que cuenta en sus filas, además del mencionado Craig, con Drew Starkey, Jason Schwartzman, Lesley Manville y Omar Apollo uniéndose al cineasta italiano para marcar el comienzo de su última película.
Más allá de las dos escenas de sexo grafico, lo importante de Queer es su búsqueda desconcertante por una narrativa surrealista. “Daniel es un actor fantástico” dijo Guadagnino de su protagonista.
El estreno de Queer marca el regreso triunfal al Lido para Guadagnino después de que su película anterior, Challengers, se viera obligada a retirarse como película inaugural de Venecia el año pasado debido a los retrasos relacionados con la huelga de actores de Hollywood. Queer y su sexo grafico la han hecho contendiente al León de Oro y suena también como cinta a batir en la temporada de premios de Hollywood. Craig se postula al Oscar con esta adaptación de la novela ahora clásica de William S. Burroughs sobre un expatriado estadounidense en la década de 1950 que desarrolla una pasión desatada por un joven estudiante, a quien da vida Drew Starkey.
Craig, hablando en la primera conferencia de prensa de la película, describió el proceso de establecer una relación con Starkey ensayando algunas coreografías juntos meses antes de que comenzara el rodaje. “Bailar con alguien es una gran manera de romper el hielo. Todos sabemos que no hay nada íntimo en filmar una escena de sexo en un rodaje de cine porque es una sala llena de gente mirándote. Nosotros queríamos conseguir que fuera una escena de lo más conmovedora, real y natural posible” explicó Craig.
En lo que a mí respecta, la película suena fascinante. Se dice que tiene una narrativa muy experimental, con “muchos planos generales y secuencias extrañas, parecidas a pesadillas, que a veces llevan a ninguna parte”. Recibida entre abucheos y vítores, el consenso general es bipolar, como siempre ocurre con el sexo grafico entre hombres. De hecho, el momento más extraño ocurrió durante el encuentro con la prensa cuando un periodista australiano abordó el tema de que Craig se alejaba tanto de la franquicia de James Bond con su papel en Queer que tal vez invitaba a pensar que James Bond podría ser gay. Ante el estupor general, Guadagnino negó con la cabeza y descartó la pregunta. “Chicos, seamos adultos en la sala por un segundo”, dijo. “Nadie conocerá jamás los deseos de James Bond, punto”. El cineasta utilizó la pregunta para elogiar a su protagonista. “Soy un admirador de este caballero desde hace mucho tiempo. Mis instintos me decían que iba a merecer la pena y la idea de colaborar con él se asfixió dentro de mi. No me gusta soñar despierto, pero es cierto que estaba deseando trabajar con él. Craig es uno de los mejores actores vivos. Para mí, una de las grandes características de los grandes actores que amas, que quieres ver en la pantalla y que te afectan, es la generosidad del enfoque, la capacidad de ser muy mortal en la pantalla. Muy pocos lo son, y muy pocos actores icónicos y legendarios permiten ver esa fragilidad. “Craig tiene todo eso” afirmó el cineasta.
Craig reveló que conoció a Guadagnino hace unos 20 años y que llevaba mucho tiempo queriendo trabajar con él. “Veo esta película y pienso que si no estuviera en ella y la viera en un cine, me gustaría estar en ella. No sé si lo que digo tiene sentido” apuntó el actor de 56 años. “Es el tipo de película que quiero ver, que quiero hacer, que quiero compartir con el público. Son relatos desafiantes, pero, al mismo tiempo, increíblemente accesible”.
Guadagnino también compartió algunas ideas sobre lo que el público debería pensar o sentir cuando sale de la sala de cine. “Quería, con suerte, dejar al público con una especie de idea de sí mismo. ¿Quiénes somos cuando estamos solos y a quién buscamos? ¿A quién queremos a nuestro lado? ¿Cómo puede un hombre que ve y siente no estar triste? Pregunta William Burroughs en la última entrada de su diario personal antes de su muerte. Al adaptar su segunda novela, publicada casi cuarenta años después de que la escribiera, hemos intentado responder a este humilde llamamiento del gran iconoclasta de la generación beat”.
La película está basada en una novela inacabada del autor estadounidense William S. Burroughs, con Guadagnino y su guionista Justin Kuritzkes dando una conclusión a la historia, llevando a los dos personajes a la jungla en busca de una droga alucinógena. “Fue un largo deseo rodar este filme. Leí el libro cuando tenía 18 año y compré los derechos de la obra hace apenas dos años. Lo que fue un deseo durante 33 años, se convirtió en una película que sucedió en seis meses” terminó diciendo el director.