Luces, cámara y acción. Nada es lo que parece. Es ficción y es sexo simulado. En los rodajes, cada escena necesita de un experto. Para los bailes, cuentan con un coreógrafo; para las escenas de lucha, con un coordinador de acción, y para las escenas íntimas, con una coordinadora de intimidad.
La principal función de esta figura es la de “crear un entorno de trabajo seguro en el set para los actores y actrices que están involucrados en el rodaje de escenas que implican desnudo, sexo simulado y otros tipos de contenido íntimo, al tiempo que ayudamos a la dirección a realizar su visión creativa”, explica Rebeca Medina, la primera coordinadora de intimidad en España. Tábata Cerezo, fundadora de la primera empresa especializada en coordinación de intimidad en nuestro país junto con Lucía Delgado, asegura que en su trabajo se basan mucho “en las técnicas de coreografía de lucha. Al igual que ninguna producción permitiría improvisar los puñetazos en una escena de lucha, nosotras velamos por la seguridad de los actores en las escenas íntimas”.
Los inicios de la coordinación de intimidad y sus funciones en los rodajes
Hace relativamente poco que esta profesión llegó a España. Concretamente hace tres años con la serie Now and then de Apple TV que contó con la coordinación de intimidad de Melissa Morris en las escenas grabadas en Miami y con Medina, en la parte de rodaje en España. Hasta ahora ha trabajado en producciones como coordinadora en Nacho, Vampire Academy y El caso Asunta. En la actualidad se encuentra inmersa en los rodajes de Manual para señoritas y La vida es breve. En octubre, también hará tres años desde que Tábata Cerezo y Lucía Delgado decidieron unirse y fundar IntimAct, empresa con la que han trabajado en más de 30 producciones desde entonces. Entre ellas, las series Todas las veces que nos enamoramos, El cuerpo en llamas, Zorras y Élite.
Las tres profesionales tenían experiencia previa como actriz. Esto les sirvió para darse cuenta de que no existía una organización previa en el rodaje cuando llegaban las escenas de desnudo o de sexo: “El resto de secuencias estaban muy planificadas, pero en las de sexo te sentías vendida como actriz”, admite Tábata Cerezo. Rebeca Medina también destaca que, en esos momentos, el intérprete “se encuentra en un lugar de vulnerabilidad única”.
Cuando comenzaron a tener este tipo de pensamientos, se dieron cuenta de que en Estados Unidos y en Inglaterra ya se hablaba del rol de intimacy coordinator. Por ello, cada una intentó formarse en la materia. Medina, a través de una oportunidad que le ofreció Apple TV con el sindicato estadounidense de actores de cine SAG-AFTRA y Cerezo y Delgado a través de Netflix con la compañía sudafricana Safe Sets. Sin embargo, la primera coordinadora de intimidad fue Alicia Rodis en 2018 después de que la actriz Emily Meade, en la segunda temporada de The Deuce, solicitara a la productora la contratación de una profesional para las escenas de intimidad en el rodaje.
Las funciones de una coordinadora de intimidad van mucho más allá de coreografiar y supervisar las escenas de sexo. En grandes producciones, suelen estar presentes en preproducción, rodaje e, incluso, postproducción. Cuando les llega un proyecto nuevo, el primer paso que realizan es leerse el guión e identificar todas las escenas de contenido íntimo: besos, desnudos, simulación de violencia o agresión sexual y secuencias de sexo, entre otras. El segundo paso es reunirse con el equipo de dirección y producción ejecutiva para entender su visión creativa y estudiar los detalles del rodaje de las escenas íntimas. Después, las coordinadoras de intimidad se reúnen por separado y en privado con cada uno de los actores y actrices para determinar sus límites de consentimiento en las escenas de intimidad que tendrán que rodar. Más tarde, suele producirse otra reunión con la dirección en la que se les traslada los límites de los intérpretes y se llega a un nexo común.
Límites, consentimientos, barreras y trucos en las escenas de sexo en películas y series
Durante los ensayos, las coordinadoras de intimidad no solo llevan a cabo las coreografías planteadas, sino que hacen seguimiento del consentimiento establecido por los actores y actrices y facilitan la resolución de cualquier discrepancia entre intérpretes y producción. Antes del rodaje, también hablan con vestuario, atrezzo, maquillaje y peluquería y solicitan las prendas de intimidad, las barreras de protección y las prótesis que se necesitarán para rodar. Depende de las necesidades de la secuencia, puede ser que las coordinadoras lleguen a crear ellas mismas las barreras de protección externas. Tábata Cerezo y Lucía Delgado, por ejemplo, trabajan siempre con un sistema de tres barreras en las escenas de sexo: una protección interna para cada intérprete que proteje los genitales y evita el contacto, y una barrera externa, como puede ser una pelota de pilates, que se sitúa entre las pelvis de los actores.
Para que la escena de sexo simulado parezca real después en pantalla tiene que haber una buena comunicación por parte de todo el equipo implicado. Medina explica que las secuencias de sexo son un conjunto coreografiado entre los actores “con una serie de movimientos, respiraciones y pausas indicadas” junto con un baile de cámaras posicionadas en el ángulo perfecto. De esta manera, “se truca la intimidad al igual que los coordinadores de acción pueden trucar una lucha”, afirma Lucía Delgado.
Por ejemplo, uno de los trucos que realizan en rodajes para mostrar una prótesis de un pene erecto es no mostrar en el mismo plano la cara del actor y el pene. Truco que no se llevó a cabo en la serie Nacho, en la que Rebeca Medina era coordinadora de intimidad. Pues en la escena final, no aparece una prótesis, sino que se trata del pene real del actor porno Nacho Vidal. Otros trucos que realizan las coordinadoras es usar dobles de cuerpo si un actor o actriz no desea mostrar una parte en concreto. Por otro lado, para que no se vean las barreras físicas que hay entre los actores, hay distintas técnicas que consisten en el buen posicionamiento de las piernas en las diferentes posturas y también según el ángulo de las cámaras. Pues si estas se colocan justo detrás de un actor, parecerá con el movimiento que los intérpretes están practicando sexo real. Sin embargo, entre medio de los dos intérpretes habrá varias barreras físicas que impiden cualquier tipo de contacto entre genitales.
Si aun con todas estas medidas, el actor necesitara parar en mitad del rodaje por una erección o por cualquier otra situación, puede hacerlo utilizando “una palabra de seguridad” que se pacta previamente. Medina asegura que es “algo muy normal” dado que es “una respuesta vascular que puede surgir por la fricción de dos cuerpos en contacto, aunque entre ellos haya barreras físicas”.
El día del rodaje de las secuencias de contenido íntimo se lleva a cabo el protocolo de set cerrado o reducido, del que también se encargan las coordinadoras de intimidad. El día anterior a la grabación de este tipo de escenas, la coordinadora manda un email a todo el equipo en el que solo cita a las personas imprescindibles para llevar a cabo la secuencia, que suele ser de diez a quince personas según cuenta Rebeca Medina. Tábata Cerezo, por su experiencia, explica que aunque este protocolo se intentaba llevar a cabo antes de existir esta figura, el equipo sobrante “se iba al monitor” a ver la escena o “casualmente, llegaban los ejecutivos de la cadena”.
Ya en postproducción, las coordinadoras de intimidad pueden estar disponibles para verificar que el montaje final se ha ajustado a los límites pactados previamente porque, según reconoce Cerezo, “a veces se graban más cosas de las que están pactadas y es en el montaje en el que tenemos que asegurarnos de que lo comentado previamente se respeta”.
“No somos policías del sexo”
A veces, las coordinadoras de intimidad tienen que hacer frente a discrepancias con los directores de la producción. Quienes contratan esta figura son las productoras. Sin embargo, los directores, a veces, no están de acuerdo porque creen que les limitarán las ideas que tienen pensadas para el rodaje de las escenas íntimas. Según la opinión de las fundadoras de IntimAct, este tipo de pensamientos provienen del “desconocimiento de no haber trabajado nunca con coordinación de intimidad”. Medina también comenta al respecto que “nuestro trabajo no consiste en decir lo que está o no permitido, ni censurar o reducir el grado de desnudez o de contenido sexual que aparece en pantalla”. Por ello defiende que “no somos guardianas, ni vigilantes, ni policías del sexo”.
La coordinadora insiste en que que su rol es todo lo contrario a ser “policía del sexo” ya que explica que “muchos intérpretes, al sentir que les comunicamos de manera detallada, clara y específica la información sobre el contenido íntimo que tienen que representar, tienden a sentirse más seguros y a mostrar una mayor disposición a realizar cosas que no habrían hecho sin el apoyo de una coordinadora de intimidad”. Tábata Cerezo, por su parte, asegura que esta figura hace que el contenido íntimo sea más “interesante” a la vez que permite que “se sigan contando cosas de los personajes y no se sienta un videoclip al margen de la narración”.
Gracias a esta figura, actrices como Marina Gatell, que interpretó el papel de Sophie Evans en Nacho, pudieron aceptar el papel: “Cuando te llegan personajes así, te da un susto de muerte. Saber que habría una coordinadora de intimidad en el rodaje fue una cosa bastante decisiva para aceptarlo”. Rebeca Medina le aportó tranquilidad y respeto por lo que pudo dedicarse “a interpretar sin estar pendiente de dónde le miraban o dónde le tocaban”. La actriz explica que en otros rodajes en los que ha trabajado sin coordinadora de intimidad estaba “alerta” y esto le impedía “sacar lo mejor de sí misma” en la interpretación. Además, asegura que al no contar con esta figura, tenía que “investigar con el actor” a ver cómo hacían las escenas de sexo simulado. Proceso que describe como “incómodo”.
Gatell está convencida de que “esta figura debería estar en todos los rodajes, sean escenas íntimas o no”. Según ella, “a veces, los abusos ocurren en esos momentos donde aparentemente nada tiene que ver con el sexo”. Asegura que ella ha vivido “situaciones desagradables” que no se han producido en escenas de contenido íntimo porque justo ahí es donde hay “cien ojos”. Además, Medina también se convirtió en su “confesora” durante el rodaje y la ayudó en momentos difíciles cuando las emociones estaban a flor de piel. Medina también cree que con su papel como coordinadora de intimidad se disminuyen “la incidencia de abusos, agresiones, acoso y traumas secundarios en el set de rodaje”.
Otra de las afirmaciones que han escuchado las tres coordinadoras de intimidad es que su figura sirve únicamente “para las actrices”. Frase que Medina desmiente tajantemente: “Los actores masculinos también necesitan la asistencia de una coordinadora de intimidad”. Cerezo, por su parte, aclara que “estas escenas ponen en un lugar muy vulnerable a todos los intérpretes, más allá de su identidad de género”.
Por ello, estas tres mujeres siguen luchando día a día porque su trabajo sea escuchado y puesto en valor: “Como pionera de la coordinación de la intimidad, me toca realizar una labor de información, educación y formación muy potente para que se entienda nuestra figura”, reivindica Rebeca Medina. Por su parte, Tábata Cerezo reconoce que “no todo el mundo opina que sea útil” este rol. No obstante, agradece que “ha habido producciones que se han subido al carro muy rápido”.