Si la fantasía, la sensibilidad, la humildad, la imaginación, la palabra y la belleza fueran una mujer, esa sería Cristina López Barrio. Porque cuando habla proyecta la luz y la calma de un bosque que aguarda lleno de leyendas, cuando mira construye sueños, y cuando sonríe nos abre las puertas de su prodigiosa imaginación de la que llueven palabras hasta caer, felices, ricas y asentadas en las páginas de sus libros. A la escritora, Premio Azorín 2024 por La Tierra bajo tus pies, la conocimos por La Casa de los Amores imposibles (2010), best seller internacional traducido a 15 lenguas y publicado en 22 países, pero también ha publicado novelas como El cielo en un infierno cabe (2013) o Tierra de brumas (2015) y en 2017 fue finalista del Premio Planeta con Niebla en Tánger.
“La cultura es un bien del espíritu, es algo que está tan unido al ser humano, que sólo dejará de existir cuando dejemos de existir” Cristina López Barrio
Es una suerte poder leer sus novelas, es de justicia que se premien y es un honor conocerla y compartir pensamientos con ella en este humilde club de lectura femenino de Artículo14 al que nuestra protagonista de hoy pertenece.
La tierra bajo tus pies, Premio Azorín 2024
“Quería hacer una novela luminosa” y lo ha conseguido. Pero es que, además, y como bien apuntó Amelia Sechi durante la sesión de la Ciudad de las Damas, esta novela lo tiene todo. Con su nuevo libro, Cristina López Barrio (Madrid, 1979), abogada y escritora, finalista premio Planeta 2017 y Premio Azorín 2024 por La Tierra bajo tus pies, no sólo nos entretiene de la mejor forma, que es disfrutando y aprendiendo, sino que trae a la luz un hecho histórico que pasó desapercibido en la historia España: las misiones pedagógicas. La escritora madrileña trae a nuestra memoria colectiva una iniciativa de Bartolomé Cossío que se llevó a cabo en España entre el año 1930 y el año 1936, los años previos a la Guerra Civil y recoge en su nueva novela un momento de esperanza en el que un grupo de jóvenes dedicaron su vida a llevar la cultura a los pueblos más remotos de la España rural, que parecía anclada en otro siglo.
“Es un libro que busca contar la huella que deja la cultura en nosotros como seres humanos”.
La Tierra bajo tus pies nos sitúa en 1935, un año en el que España estaba abocada al abismo, con la Guerra Civil llamando a la puerta, pero donde también hubo lugar para la esperanza, representada en las misiones pedagógicas que llevaban la cultura más experimental a los pueblos más remotos. Una cultura que ya se disfrutaba en las ciudades y que hacía sentir y soñar a la gente con sus obras de teatro, sus historias, sus películas. “La educación es el pilar del futuro de un país”, comenta Cristina, y este es el mensaje que se respira todo el tiempo de lectura de la obra.
La tierra bajo tus pies trata sobre la vida de Cati, una joven madrileña, urbanita, moderna, que vive la belle époque del Madrid de los años 30, en el que se respira un aire de libertad, en un momento además en el que las mujeres ya pueden votar, y por circunstancias se ve envuelta en un viaje a las misiones pedagógicas. ¿Cómo descubres las misiones pedagógicas? ¿Cómo se te ocurre este tema?
Las misiones pedagógicas llegan a mi vida de una manera inesperada, como estos amores y estas pasiones que de repente te asaltan sin esperarlo, que son las mejores y de repente te dan un vuelco la vida. Yo estaba escribiendo un thriller ambientado en Lisboa y en un momento de descanso me puse a buscar vídeos del poeta Luis Cernuda, que me encanta desde la adolescencia, y en uno de estos vídeos aparecía el paso de Cernuda por las misiones pedagógicas. Recordaba muy poco sobre ellas por lo que la siguiente búsqueda fue: “misiones pedagógicas” y aparecieron unas fotografías en las que se veía a gente de campo en los años 30 durante una sesión de cine. Era la primera vez que veían el cine. Me fascinó su rostro de sorpresa, de maravilla y descubrimiento y pensé, quiero escribir la historia de estas personas. Quiero contar lo que sintieron la primera vez que tuvieron contacto con esa cultura experimental como son el cine y el teatro y me puse a investigar este trocito de la historia de España, que es muy desconocido, no sé muy bien por qué.
Una oda a la cultura y un homenaje a la labor pedagógica de Cossío
Cossío fue el primer pedagogo español y en esa época fue absolutamente revolucionario. Trae consigo un proyecto ya iniciado por Giner de los Ríos, un tipo de educación más experiencial. Más enfocada en conocer a través de la experiencia y menos intelectualista, que muchos maestros rurales intentaron llevar a cabo. Antes, la pedagogía en España era absolutamente desconocida. Hoy este tipo de educación que promulgan el método Montessori o el colegio Estudio no nos parece ajena, pero en aquella época era algo rompedor. También nos trajeron la idea del excursionismo.
“Hay una frase de Lorca que me encanta que dice: “Dame medio pan y un libro”, no sólo de pan vive el hombre”
En esos años no había turismo rural, la gente de las ciudades no salía. La Tierra bajo tus pies nos habla de la importancia del contacto con la naturaleza, porque somos seres humanos y pertenecemos a la naturaleza. El descubrimiento de nuestras raíces es algo más instintivo y sensorial que se representa en el amor entre Cati y Jeremías. Por parte de Cati, hablamos del descubrimiento de la tierra y de esa vida rural. Por parte de Jeremías, de lo que supone aprender a escribir, el aprender a leer, poder tener esos bienes que como ser humano también te alimentan. Hay una frase de Lorca que me encanta que dice: “Dame medio pan y un libro”, no sólo de pan vive el hombre.
Es una novela de contrastes y de encuentros, de ponerte en el lugar del otro
Es una novela de encuentro entre la gente de la ciudad y la gente de campo, del mundo rural. Y en Cati y en Jeremías se ve representado el acercamiento que se produjo entre estas dos Españas.
En el momento de España en el que estábamos era un proyecto maravilloso porque cuando conoces al otro se neutraliza la intolerancia.
¿Cómo es posible que este amor vaya a salir adelante? Cati y Jeremías representan un punto de encuentro. Ella descubre el mundo del campo, de la naturaleza, esa fuerza atávica en la que se vive de una forma más instintiva y pasional que representa Jeremías, y Jeremías se acerca a ella, misionera de ciudad, que le abre los ojos al mundo.
En el momento de España en el que estábamos era un proyecto maravilloso porque cuando conoces al otro se neutraliza la intolerancia. Hay un momento de intercambio precioso con los zapatos verdes de Cati y las alpargatas de Paciana, que se pregunta cómo será la vida de la mujer que lleva unos zapatos verdes. Paciana se prueba los zapatos verdes y Cati las alpargatas. Y con ese gesto se produce un hecho maravilloso, se ponen en la piel del otro. Esas dos Españas tenían que unirse, tenían que conocerse, para hacer una España nueva.
Es un libro que busca contar la huella que deja la cultura en nosotros como seres humanos
La cultura es algo inherente al ser humano, es un bien del espíritu y es algo que está tan unido a nosotros, que dejará de existir cuando dejemos de existir nosotros. El hecho de compartir cultura, el llevar cultura a esos lugares que no tienen tanto acceso es algo maravilloso. Estuve en unos Premios de Ávila donde le dieron un premio a un señor que llevaba una biblioteca ambulante por los pueblos más recónditos de la provincia. Lo hizo durante 25 años y nos contaba cómo la gente esperaba con ilusión sus libros. Hace poco también he sabido de una pequeña compañía de teatro que va por los pueblos de la España vaciada para hacer obras de teatro. Ése es el espíritu de las misiones.
¿Cómo te has documentado?
Leyendo muchos libros sobre cómo era la España rural a principios del s.XX. También hay bastantes libros sobre las misiones de publicaciones de la Residencia de Estudiantes, pero hay una parte muy importante de la documentación que viene de mi padre, que para mí es muy especial. Mi padre nació en el 33 y me contó que pasados los años 40, durante los veranos, se iba a Carrascosa del Tajo con su hermano. Me contó cómo iban en tren y cómo iba a buscarles su tío -que era el alcalde del pueblo- en el “macho”, que es algo así como un híbrido entre un caballo y una mula. Y mi padre me contaba cómo se montaba en el macho y me hablada de la guardia civil caminera y me hacía muchísima ilusión registrar sus vivencias.
También hay una parte de Cati, que es un recuerdo mío, porque yo me crie en el barrio de las letras, entre el teatro español y el teatro de la comedia. Mis padres son grandes amantes del teatro y me acuerdo perfectamente de la primera vez que escuché el teatro en verso, de lo que sentí.
La libertad aparece como telón de fondo en toda la novela, por eso Cati, que ha recibido una educación privilegiada es una mujer libre, segura, valiente que termina teniendo que esconderse. ¿Cati representa el camino de la libertad de las mujeres en ese momento?
Efectivamente, Cati representa a ese grupo de mujeres que se abría camino y que se vio truncado por la guerra civil. Acabábamos a conseguir el voto y la mujer empezaba a estudiar, a trabajar, a tener voz en la política y en la vida cultural. Cati además está caracterizada como un personaje de una familia muy poco conservadora, bastante abierta para la época. Con un padre que es extranjero y una madre sufragista y crítica teatral y que de repente, por circunstancias, viaja a las misiones y descubre la España rural con sus claroscuros. De los tesoros de la artesanía, pero también de la España cainita, con rencillas y disputas que se heredaban como la tierra, de generación en generación. He intentado hacer un fresco del momento de esa España.
“Era el mejor de los tiempos, era el peor de los tiempos” Charles Dickens
Aunque todo nos lleva a la guerra civil tú has querido representar un momento de esperanza.
Yo quería que la novela recogiera ese momento de esperanza que había en la creación de esa nueva España y lo que representaban las misiones pedagógicas. Por eso la cita con la que comienza la novela de Historia de dos ciudades de Charles Dickens parece perfecta. “Era el mejor de los tiempos, era el peor de los tiempos”. El tiempo de la creencia y el tiempo de la incredulidad. No quise entrar más en la guerra, porque todos sabemos lo que supuso. En las misiones había todo tipo de gente, de todas las ideologías, lo valioso es que era un proyecto de cultura común.
El régimen franquista tilda a las misiones como una poderosa fuerza secreta. ¿Crees que estas misiones eran puramente pedagógicas o que había un trasfondo político que se trataba de inocular a través de las misiones pedagógicas?
Cossío no era un político. Le ofrecieron la presidencia de la república y la rechazó porque él era un pedagogo y un historiador del arte. Las misiones no eran un proyecto que surge de la república, está ligado a la Institución Libre de Enseñanza y a finales del s.XIX ya se habla de estas misiones pedagógicas. Es un proyecto que va mucho más allá de la política. Él apostaba por crear una nueva España a través de la educación y la cultura y apostaba también por el maestro rural. Y él pensaba que la nueva España no podía crearse a espaldas del campo, obviando el analfabetismo que había, tenía que ser con el campo.
“Las misiones pedagógicas no eran entendidas ni queridas por ninguna de las dos partes. Porque no tenían utilidad política”
Hablaba mucho también de la diversión. El mismo alcalde del pueblo en la novela le pregunta a Alejandro Casona, que era el director del teatro del pueblo, “¿aquí hay que ser de algo para poder participar?” y él le contesta, “aquí venimos a divertirnos, podemos ser lo que queramos”. Las misiones pedagógicas no eran entendidas ni queridas por ninguna de las dos partes. Porque no tenían utilidad política. Cossío no quería que sirvieran para nada, porque eran un fin en sí mismas.
A muchas nos ha transportado a las vidas de nuestros abuelos, de nuestras familias, nos ha evocado sentimientos y muchos recuerdos también de nuestra infancia, donde en los veranos de los pueblos podíamos ver cómo era el cine. Uno de los momentos más bonitos del libro es la explosión que experimenta Paciana después de una de las representaciones. Se olvida del luto, es capaz de sonreír, le apetece un cigarrillo, ¿es lo que busca el libro intencionadamente?
Es un libro que busca contar qué vivencia deja en nosotros la cultura como seres humanos. Ese estremecimiento cuando escuchamos música, esa risa cuando vemos una película de Charlot, cómo provoca la reflexión, qué huella deja en nuestro espíritu y nos transforma. Para mí es una oda a la cultura.
No hay manera más bonita, más fácil y visual que aprender a través de una buena historia, y todas hemos aprendido mucho porque desconocíamos las misiones pedagógicas.
Gracias Cristina por regalarnos esta joya. En este artículo te pedimos oficialmente que escribas una segunda parte. También solicitamos a las productoras nacionales e internacionales que consideren hacer una película de esta maravillosa historia, en la que las Damas queremos llevar zapatos verdes.