La reconocida escritora nigeriana Chimamanda Ngozi Adichie, autora de obras influyentes como Todos deberíamos ser feministas, ha generado una intensa polémica tras revelar que en abril de 2024 se convirtió en madre de gemelos mediante gestación subrogada. Esta confesión, realizada durante una entrevista con The Irish Times, ha suscitado un amplio debate en círculos feministas y literarios, cuestionando la coherencia entre sus postulados feministas y la decisión de recurrir a una práctica considerada por muchos como una forma de explotación reproductiva de las mujeres.
Chimamanda Ngozi Adichie, de 47 años, compartió que decidió mantener en privado la llegada de sus hijos durante los primeros meses para proteger su intimidad familiar. Sin embargo, al hacer pública la noticia, no anticipó la magnitud de las reacciones que provocaría. Diversas voces dentro del movimiento feminista han expresado su decepción y crítica hacia la autora, argumentando que la gestación subrogada perpetúa desigualdades de género y económicas.
El artículo decía exactamente: “Adichie se convirtió en madre por segunda vez el año pasado. De gemelos, los niños tienen 11 meses. Su esposo, Ivara Esege, un médico, está de permiso por tiempo indefinido por esa razón. Cuando le preguntaron cómo pudo dar a luz a una novela y a gemelos en el mismo año, Adichie comenzó a reírse. ‘Nacieron a través de una madre de alquiler. No los llevé yo misma, de lo contrario, eso habría sido absolutamente imposible'”.
Una práctica prohibida en muchos países
La gestación subrogada, también conocida como “vientres de alquiler”, es una práctica en la que una mujer gesta un hijo para otra persona o pareja, generalmente a cambio de una compensación económica. Esta práctica ha sido objeto de intensos debates éticos y legales en todo el mundo. En países como España, la gestación subrogada está prohibida, aunque existen agencias que operan como intermediarias para quienes buscan acceder a esta técnica en naciones donde es legal, como Estados Unidos, Ucrania y Canadá. Los costos asociados pueden superar los 200 euros, incluyendo cláusulas que, por ejemplo, garantizan reiniciar el proceso sin costo adicional si el bebé fallece antes de los dos años.

Chimamanda Ngozi, en uno de sus TEDTalks, en 2009
Organizaciones feministas han manifestado su oposición a la gestación subrogada, considerándola una forma de explotación que mercantiliza el cuerpo de las mujeres y vulnera sus derechos fundamentales. Argumentan que esta práctica se basa en la desigualdad económica, donde mujeres en situaciones precarias son persuadidas para alquilar su capacidad reproductiva a personas con mayores recursos. Según el movimiento “No somos vasijas”, “las mujeres no son máquinas reproductoras que fabrican hijos en interés de los criadores” .
La crítica se intensifica al considerar que Chimamanda Ngozi Adichie ha sido una voz prominente en la defensa de los derechos de las mujeres y la igualdad de género. Su decisión de recurrir a la gestación subrogada es vista por algunos como contradictoria con los principios que ha promovido en sus escritos y discursos. Al respecto, la filósofa feminista Luisa Posada Kubissa señala que la maternidad subrogada “supone una mercantilización del cuerpo de las mujeres y una explotación de su capacidad reproductiva” .
Por otro lado, existen posturas que defienden la autonomía de las mujeres para tomar decisiones sobre su cuerpo, incluyendo la posibilidad de ser gestantes subrogadas de manera voluntaria y consensuada. Argumentan que, bajo regulaciones adecuadas, la gestación subrogada puede ser una opción legítima para formar una familia. Sin embargo, estas opiniones son minoritarias dentro del feminismo, donde prevalece la preocupación por las implicaciones éticas y sociales de esta práctica.

‘Todos deberíamos ser feministas’, libro de Chimamanda Ngozi Adiche
El caso de Chimamanda Ngozi Adichie también pone de manifiesto las diferencias legislativas y culturales en torno a la gestación subrogada. Mientras que en países como Italia se han implementado leyes que sancionan incluso a quienes recurren a esta práctica en el extranjero, con multas que pueden alcanzar el millón de euros, en otras naciones la gestación subrogada es legal y está regulada. Esta disparidad genera debates sobre la necesidad de establecer marcos legales internacionales que protejan los derechos de todas las partes involucradas.
La controversia en torno a la decisión de Chimamanda Ngozi Adichie, que sin embargo no ha saltado a la prensa internacional, refleja el largo camino todavía pendiente en torno a la concienciación sobre la explotación sexual y reproductiva de las mujeres, y también del feminismo interseccional, que tiene en cuenta la raza, el género y la clase; aquí, la clase tiene más importancia que la raza (y eso que Chimamanda es una de las grandes activistas feministas negras), ya que lo que determina quién gesta y quién paga es precisamente la capacidad económica.