A mediados de marzo, el grupo La La Love You colgó el cartel de “no quedan entradas” en su concierto en el Wizink Center de Madrid. Un logro a la altura de pocas bandas y artistas que confirma su enorme crecimiento en los últimos años. Roberto Amor (voz y guitarra), David Merino (voz y guitarra), Lydia Carré (coros y bajo) y Oscar Hoyos (batería) son el grupo indie de moda, pero son mucho más: amigos, generadores de buen rollo, inclusivos y muy divertidos, son capaces de hacerte bailar mientras cantas desgañitado “y yo llorando y muriendo por ti”. Un sentimiento colectivo y un sonido acorde: el talento brota a borbotones de este grupo nacido en Parla, que ha hecho clic intergeneracional.
Cerca de 400 personas, vestidas de cirujanos, pacientes y enfermeros, llenaron la madrileña Sala B. El escenario parecía un quirófano, los fans estaban al borde del desmayo. Cuatro doctores salieron al escenario ataviados con la indumentaria de quirófano pero dispuestos a diseccionar, con música, los sentimientos y sensaciones que provocan con sus voces, cuerdas y percusiones. Allí, Artículo14 habló con La La Love You, el grupo de moda, que ha lanzado No se te puede dejar nada… y lo que está por venir.
Lanzáis nuevo single, No se te puede dejar nada. Vuestras últimas canciones han sido más tristes, muy autobiográficas… ¿Eso ha cambiado?
No, esta es más triste todavía. Es un desamor, aunque sí que proponemos bailar los desamores. Es “el La La Love You de toda la vida”: una canción triste que a la gente le hace bailar. Es nuestra seña de identidad. No lo hacemos aposta, pero es lo que nos sale: son canciones tristes pero positivas, es lo que nos sale. Habitamos esa dualidad.
Un ritmo alegre, animado, combinado con la introspección en las letras, en ocasiones lacerantes. ¿Es una combinación ganadora? ¿Una fórmula de éxito?
No nos hemos parado a pensar por qué funcionan las cosas o por qué no. Es algo natural, que no calculamos: no es premeditado ni tenemos un plan. Es una forma de expresarnos, de escribir, y es una suerte que haya conectado con la gente, pero va implícito en nuestra forma de hacer música. Vamos… que ha sido sin querer (risas).
Nuevo single, nueva etapa más pop, más redonda, de canciones más perfectas… ¿En qué se va a convertir La La Love You?
Es el primer single de un futuro disco, aún incierto y que no sabemos cuándo llegará, pero en ese sentido sí que inaugura una nueva etapa. Al menos esta canción y las cosas nuevas que estamos haciendo, quizá de manera no intencionada, sí que tiene una vocación de llegar a un público más general, de llegar a todo el mundo. Este single, siendo muy La La Love You y lo que hacemos siempre, a la vez es un pop que puede gustar a mucha gente, o por lo menos no echar a nadie.
¿Cómo se vive un lanzamiento después de aquellos 16.000 del WiZink?
Ahora tenemos ese empujón, que nos viene muy bien, porque parece que la gente está más atenta a lo que estamos haciendo.
Seis discos de platino con El fin del mundo y casi dos con El principio de algo. ¿Sentís que sois un “grupo de singles”?
Nosotros hacemos cada canción pensando que esa es la mejor canción que podemos sacar en ese momento. Al final los discos son compilaciones de varios singles, pero pensamos que la última canción que haces es como tu hijo pequeño: le das todo el cariño que puedes. Hacemos discos, que cada vez se hacen menos, porque nos gusta y es con lo que hemos crecido, pero evidentemente los singles que vamos publicando acaban siendo un álbum también por concepto y estética y por nuestra propia cultura.
Artículo 14 nace para dar visibilidad a las mujeres. Vosotros tenéis a una mujer tocando el bajo, que hasta hace poco no era habitual. ¿Sentís que han cambiado las cosas en la industria musical o aún queda mucho camino por recorrer?
Queda muchísimo por hacer, especialmente en la industria musical. Ya nos hemos ido abriendo camino, y cada día en los festivales se ven más mujeres, pero lo más loco de tocar en festivales es que los trabajadores son hombres: técnicos, luces, montaje… En nuestro propio equipo hay también cada vez más mujeres, pero es una decisión consciente. Yo [Lydia] agradezco estar en un grupo en el que se me respeta como músico y como mujer, pero sé que por desgracia no es habitual. Tengo todo en contra: soy mujer y joven, pero soy una más.
Vosotros tenéis también la fama de ser muy inclusivos, de acoger a todo tipo de público y de todo tipo de géneros, gente divertida, disfrazada… cabe todo el mundo.
Es muy transversal. También ha sido sin querer (risas); es decir, tampoco sabemos la fórmula por la que tenemos ese público. Quizá es porque nosotros somos así, abiertos, naturales. Pero es una gran alegría que La La Love You tenga un espectro de público tan amplio, pero al final, lo que tienen en común es eso: que les gusta La La Love You. Que es de lo que se debería hablar. ¡Aquí cabe todo el mundo!
Ahora es todo mucho más fluido. Antes, si eras indie, no te podía gustar un determinado género. Ahora tenemos en nuestra playlist cualquier género musical y todo es compatible. ¿Vosotros tenéis prejuicios a la hora de hacer y escuchar música?
No tenemos prejuicios musicales, en absoluto, pero tampoco nos casamos con nadie. A la hora de escuchar tampoco. Las playlists de Óscar, por ejemplo, son una mezcla explosiva, de Aitana a Offspring. Somos muy eclécticos. Desde pequeños hemos crecido con una mezcla de pop, punk, grupos españoles pero también anglosajones… Nos gusta la música en general. Aunque nuestro aleatorio de Spotify está un poco roto.
¿Qué diríais que es lo más característico de La La Love You?
Que hacemos canciones alegres con letras tristes. Las ganas de divertirnos, aunque sea contando dramas. Y con un punto de vista joven y juvenil, y por eso conectamos con todo tipo de público: con los mayores que quieren volver a esa edad y con los jóvenes que encuentran su voz.