Resuena un armónico Danubio Azul (1867) de Johann Strauss en el salón burgués de los Buddenbrook. Esta recreación escenográfica de la sociedad que el Premio Nobel alemán Thomas Mann describió en su primera novela es la primera escena de la exposición. Nos lleva a finales del siglo XIX, un tiempo en el que el mundo parecía estable y previsible, un apacible suspiro previo al estallido de la primera guerra mundial, tras la que se abre un periodo clave en la historia.
Las certezas del viejo mundo se desvanecían y en Alemania se constituía la República de Weimar (1919-1933), donde acontecieron cruciales cambios de paradigma y se abrieron perspectivas e incertidumbres que aún en el mundo de hoy no han sido resueltas. El mundo de ayer, la nueva Alemania de Weimar y el mundo de hoy son los tres bloques históricos sobre los que CaixaForum desarrolla el hilo narrativo y conductor de esta nueva exposición, “Tiempos inciertos. Alemania entre guerras”, que se podrá visitar en Madrid hasta el 16 de febrero de febrero de 2025. La muestra, que ofrece una visión política, cultural y filosófica transversal del rico periodo de entreguerras, recrea el amplio universo de la República de Weimar, un capítulo fundamental de la historia europea y mundial que ha trascendido como referente de cambio.
Del Babylon Berlin a la segunda gran guerra
A través de un generoso recorrido temático, CaixaForum emprende un viaje en el tiempo que parte de la placidez de los dorados años 20 a la nueva Alemania que representó la República de Weimar, tan bien reflejada en Babylon Berlin, la serie de televisión alemana de gran éxito que se puede ver en Netflix, para hablarnos sobre una intensa etapa de florecimiento cultural, creativo e intelectual que cuestionó las viejas certezas y que transcurre entre la Primera Guerra Mundial y la llegada al poder de Hitler.
La exposición destaca por su mirada poliédrica y por la pluralidad de lenguajes museográficos que utiliza para hacer reflexionar al visitante, en un paseo transdisciplinar de casi 90 obras, protagonizado por la música, las esculturas y el lenguaje audiovisual, y abre el debate sobre la conveniencia de los convulsos periodos de cambio y tiempos incertidumbre para el bien de la sociedad.
La conversación pivota sobre la necesidad de revisar el pasado para observar el presente con mayor profundidad con un marcado acento filosófico y científico. En este sentido, el filósofo y arquitecto Pau Pedragosa, uno de los comisarios de la muestra, plantea que volver a la República de Weimar es una manera de entender nuestro mundo de hoy.
La huella del cambio vista a través de la cultura y la expresión artística
La República de Weimar fue una propuesta renovadora basada en la razón, la democracia y la igualdad, que permitió el sufragio femenino y que trajo aires de vanguardia y experimentación. Durante este periodo convivieron nuevos estilos pictóricos como el expresionismo, el dadá, el constructivismo y la nueva objetividad.
Alemania se convirtió en epicentro de la vanguardia y marcó un hito cultural en campos como la literatura, el cine, el arte, el teatro, la arquitectura y el diseño a través de numerosos artistas, entre ellos Thomas Mann, Fritz Lang, Otto Dix y Bertolt Brecht, así como de la Escuela de la Bauhaus, que contaba con profesores como Paul Klee y Vasili Kandinski, entre otros.
Revisar esta época de la historia nos obliga a reflexionar sobre temas como las potencialidades y las fragilidades de la democracia, los ideales ilustrados de la libertad, la democracia y la igualdad, el autoritarismo, la disciplina y el orden, las incertidumbres o las nuevas posibilidades que redefinen los campos del saber, desde el arte hasta la ciencia.
La denuncia visual del horror de las escultoras
En la exposición conviven distintas representaciones como reacción a la tragedia vivida en la primera gran guerra. Llaman poderosamente la atención las esculturas de reconocidas artistas alemanas como Käthe Kollwitz, Marg Moll o Renée Sintenis. La obra Madre con dos hijos de Käthe Kollwitz estremece especialmente y nos habla de la violencia de la guerra y del intento de protección a los seres queridos en un conmovedor abrazo a sus hijos lleno de amor y esculpido en bronce.
La muerte en combate de uno de sus hijos durante la Primera Guerra Mundial hizo que la artista hiciera públicas sus ideas pacifistas, algo que no estaba bien visto en la Alemania nazi. Muchas de sus obras fueron destruidas por los nazis y el nombre de Käthe Kollwitz pasó a integrar la delirante lista de Arte Degenerado.
La fotografía y el cine, formatos clave que reflejaron las tensiones de la época
Merece la pena detenerse en este segundo bloque para contemplar las obras que nos hablan de los movimientos de masas, que aparece por primera vez durante el periodo Weimar y que ponen en cuestión al individuo autónomo que piensa por sí mismo. También abordan la politización del arte de vanguardia. Entre ellas destacan las fotografías de August Sander (1876-1964), que a finales de la década de 1920 abrió una senda artística en el panorama cultural alemán y es considerado como uno de los fotógrafos esenciales del siglo XX, los fragmentos de la película futurista Metrópolis, de Fritz Lang (1927), o la proyección de la película propagandística nazi El triunfo de la voluntad, de Leni Riefenstahl (1935).
Die neue Frau y los nuevos roles de género
Impulsado por una serie de fotografías a mujeres modernas que August Sander publica bajo la influencia de la nueva objetividad surge el movimiento conocido como la “neue Frau” (“mujer nueva”). Ellas llevaban pantalones, el cigarrillo encendido, el pelo corto y los labios pintados y abanderaban la libertad de la mujer en la Alemania de la República de Weimar. Un símbolo de mujer emancipada que rompía con el estilo de vida convencional y tradicional que la mujer había tenido hasta entonces y abanderó una mujer independiente, fuerte y muy activa política y socialmente. En esta exposición y a través de la fotografía de Sander se hace presente un momento de cambio tan crucial en la historia de la mujer, en la que se cuestiona la identidad tradicional del género y se exponen nuevas concepciones de los roles.
Los ideales de la república de Weimar y su inevitable fracaso
En una de las salas centrales se representa la creación de la República de Weimar con la imagen de Johhann Wolfgang von Goethe (1749-1832), dramaturgo, escritor, filósofo y naturalista, junto a su gran amigo, el escritor, filósofo e historiador Friedrich Schiller (1759-1805).
Su imagen representa la voluntad de construir una nueva Alemania humanista e ilustrada. La sala hace honor al lugar donde se redactó, se firmó y se promulgó la Constitución de Weimar y en ella se exponen dos ejemplares de la Carta Magna. Uno de ellos era el ejemplar que se repartía a los colegiales graduados y la segunda es un ejemplar original de la Fundación Friedrich Ebert (1871-1925), primer presidente de la República de Weimar y está abierta por la página donde se encuentra el artículo 48, por el que, en situaciones de emergencia, se daba poderes extraordinarios al presidente de la República para gobernar por decreto y se usó en muchas ocasiones durante este periodo, que fue muy convulso. También fue el artículo que usó Hitler para eliminar el Parlamento y erigirse como el Führer del Tercer Reich.
En la última sala la exposición llama al visitante a reflexionar y a elegir entre dos mundos, el certero y estable o el inestable. Yo ya he elegido y por ello concluyo esta humilde crónica con las palabras del nostálgico Stefan Zweig, extractadas de su obra El Mundo de ayer y que bien podrían haberse escrito en nuestros días: “La época de antes de la Primera Guerra Mundial (…) fue la edad de oro de la seguridad. Todo en nuestra monarquía austríaca casi milenaria parecía asentarse sobre el fundamento de la duración y el propio Estado parecía la garantía suprema de estabilidad. (…) Todo lo radical y violento parecía imposible en aquella era de la razón”.
¿Seguimos anclados en tiempos de cambio e incertidumbre?