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‘Bread & Roses’, o la tragedia de ser mujer en Afganistán

Se estrena 'Bread and Roses', el documental producido por la oscarizada actriz Jennifer Lawrence y la Nobel de la Paz Malala Yousafzai que retrata la resistencia de las mujeres afganas tras la toma del poder de los talibanes

Todo cambió de la noche a la mañana para las mujeres en Afganistán cuando los talibanes volvieron a tomar el poder en Kabul en agosto de 2021. De repente se las expulsó de escuelas y universidades, se les obligó a dejar sus trabajos y cerrar sus negocios, se les negó el acceso a parques o gimnasios e incluso se les prohibió caminar por la calle sin un acompañante varón; sus derechos más básicos, dicho de otro modo, fueron aplastados de inmediato por un régimen de misóginos teocráticos guiados por una interpretación distorsionada del Corán. Pero eso no significa que todas ellas estuvieran dispuestas a sucumbir sin ofrecer resistencia al horror que las rodeaba. Decididas a luchar por sus derechos y su dignidad, muchas mujeres afganas decidieron organizar manifestaciones, y soportar abusos y palizas, con el fin de oponerse públicamente al gobierno talibán.

Inevitablemente, la realización de cualquier documental en aquel país desde el regreso de los talibanes se enfrenta a enormes dificultades, sobre todo la de uno centrado en la represión femenina. Por eso resulta inmediatamente admirable la existencia de Bread & Roses, documental que retrata tanto la terrible situación que sufren las mujeres que no lograron escapar de Afganistán como sus estoicas reclamaciones de libertad, y que cuenta entre sus productores con la actriz Jennifer Lawrence y con la activista pakistaní Malala Yousafzai, premio Nobel de la Paz en 2014. Su directora, Sahra Mani -cuyo anterior película, A Thousand Girls Like Me (2018), contaba la historia de una joven afgana que trata de hacer públicos los abusos sufridos en el seno de su familia y las miserias del sistema judicial de su país-, actualmente vive exiliada en Irán; compuso la película a través de los vídeos telefónicos que le mandaron varias de sus compatriotas, grabados en las calles kabulíes ilegalmente y en las condiciones más peligrosas imaginables.

Documental 'Bread & Roses'

Documental ‘Bread & Roses’

Aunque el documental ofrece rotundas evidencias de haber sido completado a toda prisa, logra capturar con precisión, lucidez y compasión el antagonismo entre las fuerzas opresoras y sus más oprimidas víctimas, y funcionar como recordatorio del precio de vivir bajo un régimen obsesionado con subyugar a más de la mitad de su pueblo. Para ello se centra en las experiencias de tres mujeres a lo largo del año inmediatamente posterior al asalto talibán: Zahra, una dentista que se resiste al cierre de su consultorio y que llegado el momento se ve empujada hacia el frente de las protestas contra el régimen; Sharifa, una exfuncionaria pública que ha sido despojada de su trabajo y enclaustrada en su casa, y que solo respira aire fresco cuando sube a tender la ropa en la azotea de su edificio, y Taranom, una activista exiliada en el vecino Pakistán que observa impotente cómo su tierra natal es aplastada por la intolerancia y el salvajismo.

“¡Abajo los terroristas!”

“Pan, educación y libertad”, gritan las manifestantes en las calles. “¡Abajo los terroristas!”, se atreve una de ellas a proclamar, mientras otras aseguran que el próximo presidente de Afganistán será una mujer, y que pronto las niñas podrán perseguir sus sueños. En una de las escenas más perturbadoras de la película, una mujer desesperada que describe entre lágrimas el tormento físico y psicológico que le produce estar casada con un talibán. “Cállate o te mataré ahora mismo”, advierte en otro momento un funcionario a una joven airada, que no duda en responder: “Estáis desesperados por someternos, así que más vale que me mates”.

Producido por Jennifer Lawrence, el documental de Sahra Mani sigue las vidas de tres personas que luchan por recuperar los derechos básicos que les fueron arrebatados tras la toma de Kabul por los talibanes en 2021

Producido por Jennifer Lawrence, el documental de Sahra Mani sigue las vidas de tres personas que luchan por recuperar los derechos básicos que les fueron arrebatados tras la toma de Kabul por los talibanes en 2021

En otros vídeos quedan claros los brutales ataques de las fuerzas de seguridad tanto a manifestantes como a periodistas occidentales que intentan cubrir las manifestaciones, a menudo con cañones de agua y gases lacrimógenos; lo que la película no muestra son los encarcelamientos, las torturas y los asesinatos de los que las mujeres son víctimas a manos de un régimen que no las ve como seres humanos. Sí incluye momentos, en cambio, que dejan claros la sororidad y el sentido de comunidad que hacen posible la resistencia de la población femenina. A menudo a lo largo del documental las vemos reunidas hablando de sus sueños de victoria sobre sus verdugos, de su necesidad de escribir sus propias historias y mostrar al mundo su resiliencia.

Desde la compleción de Bread & Roses, las mujeres afganas se enfrentan incluso a más obstáculos: recientemente, por ejemplo, los talibanes han prohibido no solo que sus voces femeninas se escuchen en espacios públicos, sino también que salgan a la calle sin vestir el velo que les cubre el rostro, el niqab. La comunidad internacional, mientras tanto, mira hacia otro lado, y resulta tentador suponer que no mostrarían tanta tolerancia frente a tantos abusos de los derechos humanos si estos no fueran impuestos casi exclusivamente a mujeres. Tal vez parte del motivo de esa inacción sea la creencia generalizada en que, al fin y al cabo, las cosas en Afganistán siempre han sido así; lo cierto es que, desde la caída del primer gobierno talibán en 2001 hasta ahora, un número creciente de mujeres habían afianzado su participación en el sector profesional e inculcado a sus hijas la confianza en que tenían ante sí un futuro prometedor. Todos esos progresos han sido aniquilados.

"Bread & Roses" de la directora afgana Sahra Mani

“Bread & Roses” de la directora afgana Sahra Mani

Sea como sea, las asociaciones feministas de Occidente siguen sin prestar atención en otros lugares del mundo; por su parte, el gobierno de Estados Unidos aún no se ha hecho responsable de las repercusiones que tuvo su retirada militar del país desde abril de 2021, que abrió el camino a la entrada de los talibanes. A raíz de la reelección de Donald Trump como próximo inquilino de la Casa Blanca, además, los fundamentalistas afganos han hecho pública su confianza en poder mejorar las relaciones entre Kabul y Washington a pesar de que no tienen ninguna intención de levantar su veto al acceso de las niñas a la educación, y de que, cuanto menos educadas sean las mujeres afganas, más proclives serán sus hijos a adoptar el tipo de ideología que dio origen a ataques terroristas como el del 11 de septiembre de 2001.

“Ojalá este momento fuera solo una terrible pesadilla”, lamenta una niña frente a la cámara en un momento de la película, ya plenamente consciente de los sistemas que conspiran contra su supervivencia, y contra la promesa de un futuro más allá del trabajo doméstico y el matrimonio. Y sus palabras, y el gesto de rabia y desesperación dibujado en su rostro mientras las pronuncia, resumen a la perfección la importancia de Bread & Roses no solo en cuanto que llamada de atención al llamado Primer Mundo, sin también por lo que tiene de modelo de conducta, o manual de uso, para la próxima generación de mujeres resistentes a la tiranía.

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