El retorno de ‘Betty la Fea’ y el pernicioso estereotipo de la mujer “patito feo”

Amazon Prime Video estrena, 22 años después del final de la afamada telenovela colombiana, 'Betty la fea: la historia continúa', una serie que sigue prolongando los estereotipos femeninos por los que el éxito de una mujer consiste en alcanzar una belleza canónica

'Betty la fea' regresa 20 años después con 'Betty la fea, la historia continúa'
'Betty la fea' regresa 20 años después con 'Betty la fea, la historia continúa'

Las narrativas de cambio de imagen son una forma de discurso que se basa en algún tipo de transformación como vía hacia el éxito. Estas narrativas se dirigen principalmente a los cuerpos de mujeres heterosexuales blancas de clase media y de mediana edad con el objetivo de crear sujetos femeninos más convencionalmente bellos. Y ese es, básicamente el núcleo de Betty la fea.

La serie original, Yo soy Betty, la fea, fue producida entre 1999 y 2001 por la cadena colombiana RCN, convirtiéndose en la serie de televisión más adaptada y en la telenovela más popular de todos los tiempos. Emitida en más de cien países, doblada a quince idiomas y con más de veinte versiones realizadas en otros países, este fenómeno mundial ha llegado prácticamente a todas las regiones geográficas.

En España el éxito fue arrollador. El 17 de mayo del año 2002, Antena 3 emitió en horario de máxima audiencia el esperado final de Betty la fea. Con un 42,4% de share y 6.601.000 espectadores, Ana María Orozco, actriz que interpreta a Betty, mostraba su gran cambio físico, sellando su amor con Don Armando. El 19 de julio de 2024, Amazon Prime Video ha ofrecido los dos primeros episodios de Betty la fea, la historia continúa (cada viernes se emitirán dos hasta completar la temporada), nueva ficción con todo el elenco original en la que puede descubrir cómo es la vida de los personajes más de 20 años después.

En la nueva serie, una muerte en Ecomoda obliga a Betty a reencontrarse con sus antiguos compañeros de trabajo, así como con Armando, de quien está separada, aunque todavía permanecen casados. También vuelve a ver a su hija, Mila, quien ha estado estudiando moda en Nueva York y regresa con ganas de trabajar en el taller de Hugo. Betty tendrá que reconstruir la relación con su hija, mientras toma decisiones importantes que impactarán su carrera y decide si se reconcilia con Armando, quien hará todo lo posible para reconquistarla.

Betty la Fea, la historia continúa, en Amazon Prime Video

Betty la Fea, la historia continúa, en Amazon Prime Video

El problema: la mirada sobre la mujer

La serie Betty la fea habla de obtener la recompensa del éxito, el reconocimiento y la felicidad tras un largo periodo de malos tratos, desprecio y aislamiento. La recompensa, sin embargo, sólo se obtiene a través de un cambio físico muy concreto: el de la belleza, el de aceptar y abrazar el canon establecido.

Este cambio en la vida de la protagonista, Betty Suárez, llega mediante la transformación externa. Betty empieza a perder peso, a peinarse y a depilarse sus pobladas cejas; además, poco a poco va desarrollando un sentido del estilo que parece alcanzar su clímax en  el último episodio de la serie, en el que Betty se libera de sus aparatos de ortodoncia (que probablemente llevaba por salud más que por estética).

Los avances en la carrera de Betty parecen progresar en paralelo a su transformación externa de tal forma que, al final de la serie, Betty no sólo es más bella convencionalmente, sino que también ha alcanzado reconocimiento y éxito profesional.

Cartel de 'Betty la fea: la historia continúa'

Cartel de ‘Betty la fea: la historia continúa’

Las historias de modificación transmiten muy a menudo formas idealizadas (y alienantes) de feminidad que excluyen abiertamente rasgos corporales específicos y ciertos significantes de clase y raza. Fiel a la narrativa del “makeover” o cambio de imagen, el argumento de Betty la fea prepara una transformación particular para la protagonista: sólo cuando la heroína muestra un aspecto más adaptado a los dictados convencionales de la feminidad blanca occidental consigue la visibilidad social necesaria para triunfar, convirtiendo la serie no sólo en sexista, sino también clasista y racista.

Todo el arco de transformación del personaje, basado en su imagen, lejos de ser empoderador acaba siendo humillante. Las personas que poseen los significantes dominantes de género, raza y capital ejercen su influencia y poder sobre quienes ocupan un lugar menos privilegiado en los órdenes sociales contemporáneos, fragmentados y altamente piramidales. Al final, Betty absorbe el aspecto, el sentido de la moda y, a veces, los modales de aquellas personas que en la serie se muestran mejor situadas que ella en la escala social. Una vez más, el final de esta «dramedia» encierra un mensaje implícito: la adaptación de los individuos a los discursos predominantes de clase y raza les proporciona todo tipo de beneficios.

Porque estrechamente vinculada al canon del cambio de imagen, la industria de la belleza conlleva procesos de disciplina del cuerpo de las mujeres para cumplir los requisitos de un “ser femenino” ideal. Esta regulación de la apariencia externa se hace evidente en Betty la fea, sugiriendo que la adaptación del yo a los discursos de belleza dominantes proporciona el camino hacia el éxito personal y profesional. Aunque en Betty la fea encontramos a una protagonista vibrante, independiente y decidida que lucha infatigablemente por el trabajo de sus sueños, persisten las representaciones sexistas, como la continua burla y desprecio de las mujeres que no se ajustan a las estrechas expresiones occidentales de la apariencia femenina.

Habrá que esperar a ver cómo ha evolucionado la concepción femenina en una serie que triunfó en 1999. Podemos entender que entonces era una respuesta a la sociedad de la época, pero no será aceptable esa continuidad en 2024. ¿Habrá tenido en cuenta Amazon Prime Video la evolución de la representación de las mujeres en la cultura (y la evolución de las mujeres en general)?

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