Después de haber escrito para Red Rose y Chloe, Poppy Cogan tuvo una gran suerte y una enorme responsabilidad. La suerte estuvo en que mientras adaptaba Asesinato para principiantes, que ya es un éxito en Netflix, la serie de libros en las que se basa, escrita por Holly Jackson, explotó entre la chavalería y tuvo una acogida estelar en TikTok. La responsabilidad es que, cuando se estrenó, sus espectadores iban a ser mucho más exigentes de lo previsto.
La serie está protagonizada por Pippa, una Emma Myers a quien ya vimos como la compañera de piso de Miércoles Addams y que parece poseída por el espíritu de Willow, la mejor amiga de Buffy, nuestra cazavampiros de referencia. Myers funciona de manera casi idéntica al Otis Milburn de Sex Education. Una joven extraordinaria y muy brillante, con una familia que le apoya de forma incondicional, que recorre la campiña inglesa descubriendo cosas que no esperaba sobre los demás y sobre sí misma.
Si Otis tenía que indagar en la vida sexual de sus compañeros de instituto, Pippa se compromete a desvelar quién fue el verdadero asesino de una chica a la que mataron siendo ella niña, con consecuencias devastadoras para la comunidad. Con un estilo de vestir igualmente icónico, una belleza no estrictamente convencional y siendo el virgo muy poderoso en ambos, Myers funciona fenomenal en este retrato amable de un asesinato y del pueblo en el que se cometió.
La propia showrunner ha lamentado que no ha podido incluir en la serie todo lo que la hubiese gustado. Y a falta de leer los libros, intuyo que buena parte de lo que se ha dejado fuera tiene que ver con el grupo de amigos de Pippa. Pero tras el final de la serie es evidente que era imposible profundizar ahí y además fijar la trama principal, establecer sus relaciones familiares y dibujar su relación con Ravi, el hermano del chaval de ascendencia india que se suicidó después de haber confesado el asesinato. Intuyo que en futuras entregas profundizaremos más en el mundo de Pippa y la veremos ir creciendo.
Arcadia asesina
La historia no deja de ser satisfactoria en cuanto a que no deja de ser lo que pretende: una historia razonablemente autoconclusiva en un entorno agradable y con personajes que terminan cayéndote bien. Me encantará que mi hija de catorce años la vea. Incluso cuando se ve obligada a ir a fiestas calamitosas, lo hace tan a disgusto y aparecen como algo tan patético, que el contraste con series como Euphoria es total. Frente al hedonismo salvaje y escapista, sensatez y competencia. Si no fuese un éxito enorme entre los jóvenes, podríais acusarme de ser parcial como reseñista y como padre.
Frente a los recientes conflictos en Reino Unido, ‘Asesinato para principiantes’ funciona además como un retrato mucho más amable de un país multirracial y que lo es fruto de su pasado colonial. Expresa ciertos problemas asociados con el racismo, pero de una forma más digestiva que una galleta Gullón. En este mundo comarcal, nuestros jóvenes detectives hobbits no se diferencian tanto de Los Cinco de Enyd Blyton, metiéndose en líos mientras engullen zarzaparrilla en una Arcadia amabilísima.
Que nadie espere verdadera profundidad en la serie ni en sus personajes. No va de eso. No es la historia de una buena chica entrando de lleno en un mundo criminal y viéndose obligada a forzar su moralidad. Ésa podría ser una buena historia, pero no es la que tenemos delante. Es la historia de una chica que se obliga a hacer un trabajo de fin de curso un tanto siniestro y que se encabezona en conseguirlo. Lo que no quiere decir que no sea divertido verla asomarse desde lejos al borde de un mundo más peligroso que el suyo, donde existen cosas como el sexo, las drogas y el rocanrol.
Y el asesino es…
Quizá lo más interesante es su fidelidad a los recursos del género. Su capacidad de ir moviéndote entre sospechosos y jugando con el espectador. Obviamente, todos vais a imaginaros quién es el asesino desde que lo veáis. El problema es que ese momento se os presentará en más de una ocasión y que el caso es lo bastante complejo y tramposo para darle picantón.
Sin duda, una buena serie familiar para el verano que no tiene grandes pretensiones y que, quizá por ello, acierta en todo lo que se propone. ¿Una suerte de homenaje a Ángela Landsbury y Se ha escrito un crimen para las nuevas generaciones? No es poco.