“You are my sister and and I love you”. El grupo de Anohni and the Johnsons es una de las apuestas más radicales del festival Noches del Botánico; tan radical como poco mainstream, tan poco mainstream como necesaria. Anohni, artista trans, activista, persona singular atravesada por un dolor y con el grito por un mundo mejor convirtiéndose en dulce sinfonía en su garganta, entona la sororidad universal. “Tú eres mi hermana”.
Después de años de silencio, lo primero que canta Anohni en su último álbum, My Back Was a Bridge for You to Cross, es una orden: “It must change” (“Tiene que cambiar”). Lo canta como un mantra, lo repite, lo suplica: “La forma en que me hablas, debe cambiar / Las cosas que me haces / La forma en que me dejas / Las semillas que me das / Debe cambiar, debe cambiar”. Y así lo pide, vestida de blanco, con las palmas extendidas en señal de petición.
En este disco decidió volcarse en el blue-eyed soul –la música soul y R&B interpretada por blancos– en un reconocimiento de su origen, pero también en un acto de agradecimiento: “Esas voces me salvaron la vida”, declaró en julio de 2023. Para construirlo se basó en recuerdos del pasado: un encuentro con la icónica activista trans Marsha P. Johnson poco antes de su muerte, conversaciones con Lou Reed antes de la suya y su época como cofundadora del colectivo de performance Blacklips , cuyas grabaciones se publicaron en una recopilación anterior.
Y eso fue lo que mostró ante un jardín botánico incompleto, pero con rostros tan conocidos (y conmocionados) como los de los cineastas Pedro Almodóvar e Isabel Coixet. La modelo y activista Munroe Bergdorf, la mencionada Marsha, la recientemente fallecida doctora y artista Julia Yasuda, que fue además una de las tres fundadoras de The Johnsons. Todos iconos trans (el videoclip del desgarrador tema Why am I alive now lo dirige la actriz Hunter Schafer), a todos ellos les dio voz, incluso más allá de la vida.
En el vídeo que se proyecta, Marsha P. Johnson dice que ser una puta, recibir dinero por su cuerpo, es mucho más de lo que esperaba en su vida. Pensaba que, como homosexual, el desprecio era tan grande que podrían tomar todo a cambio de nada. En 1992, su cuerpo fue hallado en el río Hudson. Hoy se la considera como una de las más importantes activistas LGTBI.
Hay mucho espacio para la reivindicación en el arte (y en la vida, que para ella son lo mismo) de Anohni. “Vivo en shock por la cantidad de violencia que recibimos las mujeres. Tampoco entiendo por qué no ocupamos más puestos de poder. Me sorprende la historia de subyugación femenina que podemos ver en los museos”, enarboló en un momento del concierto. Equiparó la experiencia trans a la experiencia de las mujeres (“divididas y conquistadas”), y alertó sobre una amenaza muy real: la de la violencia. “¿Qué elección tenemos si no es la rabia? Yo creo en las madres: el futuro del mundo está en el conocimiento, la intuición y la inteligencia natural de las mujeres”.
Durante todo el concierto se instaló, a veces bajo amenazantes ¡shhh!, un silencio reverencial tanto en la pista como en las gradas. Una figura velada con cornamenta, Johanna Constantine, apareció ante los ojos de los asistentes tanto al inicio como al final: los conciertos de la británica se acercan siempre a lo performático, a lo onírico, a lo irreal. Los visuales ofrecen lo microscópico, un rostro mirado de forma incompleta, un ojo que parpadea: nada es literal, porque sus letras lo son por ella. Y por todos.
Una búsqueda cargada de esperanza
Es posible que pasen muchos años antes de que estos jardines contemplen los rostros de todos los asistentes atravesados por la dulce melancolía de Anohni, llorando en silencio, sin cantar a pesar de que todos los asistentes conocen su letra: “Hope there’s someone who’ll take care of me when I die, will I go? / Hope there’s someone who’ll set my heart free, nice to hold, when I’m tired”. Anohni pide que haya alguien que la sostenga cuando muera, relata que no sabe quererse a sí misma, que a veces se siente como una madre sin hijos, que es una verdadera creyente, que no puede seguir, que necesita “another place and another world”. Y pide perdón.
Como ella misma canta en Her Eyes Are Underneath the Ground, “Rest assured your love is pure”. Tu amor es puro, Anohni. Y todo está salvado.