El movimiento #MeToo francés está embalado. En la semana de apertura del festival de Cannes, uno de los históricos rostros del certamen enfrenta acusaciones de agresión sexual y violación. Contra el productor de cine Alain Sarde, que ha trabajado con leyendas como Godard, Polanski y David Lynch, pesan los testimonios de nueve mujeres concedidos a la revista Elle.
Las actrices revelan sus traumas, presuntamente sucedidos entre 1983 y 2003, cuando algunas de ellas eran menores. Ninguna ha denunciado los hechos a la Justicia, por lo que Sarde, hoy con 72 años, no figura como imputado. El productor niega las acusaciones.
Tres actrices dan la cara
Sólo tres de las nueve mujeres aceptaron identificarse con sus nombres y fotografías: las actrices Laurence Cordier, Annelise Hesme y Laurence Côte. La estrategia del productor, según los testimonios, era casi siempre la misma: tras negociar con sus agentes una probable participación en una película, se veía con ellas, les regalaba una caja de chocolate e intentaba abusar de ellas o violarlas.
En declaraciones a la revista Elle, la abogada del productor, Jacqueline Laffont, niega las acusaciones y las califica de “mentiras”: “(Sarde) las refuta con la mayor firmeza y afirma que nunca ha utilizado la más mínima violencia o coacción en sus relaciones con las mujeres, cuyo consentimiento siempre ha sido esencial para él.”
Annelise Hesme tenía 20 años cuando el poderoso productor le propuso que participara en orgías con hombres del cine (productores, distribuidores, actores) a cambio de dinero. A Hesme, que después hizo carrera en la televisión francesa, le repugnó la idea. Tras rechazar la oferta e irse de su despacho, él la insultó a gritos y la llamó puta.
“Recuerdo muy bien sus labios, su asquerosa boca”
Una de las acusadoras que salió a la palestra y no quiso identificarse alega haber sido violada. Tenía entonces 15 años. “Recuerdo muy bien sus labios, su asquerosa boca. Era muy desagradable, aunque se había hecho las uñas”, afirma.
El silencio de las presuntas víctimas
Otro punto en común entre esas mujeres, además de las historias de violencia que denuncian, ha sido el miedo de apuntar con el dedo a su supuesto maltratador. A ellas, jóvenes que querían acceder al mundo del cine, sus agentes en general las desincentivaban a ir ante la Justicia. “Será tu palabra contra la suya”, decían.
Sarde tenía poder. El mito del cine, como se le conoce en Francia, acumula en su currículum más de 200 películas, de las cuales 50 compitieron en Cannes. Su fama es tal que en 2009 la Filmoteca francesa le dedicó una retrospectiva. Pero en su currículum personal, su historial es supuestamente menos honorable.
Imputado en 1977
El productor de ‘Le fils préféré’ y ‘El pianista’ ya estuvo imputado por un caso de proxenetismo que data de 1997 en el que también estaban implicadas personalidades políticas, artísticas y deportivas. Las autoridades, sin embargo, no encontraron suficientes pruebas para juzgarlo.
“Creo que la gente de la comunidad del cine está contando historias y tratando de cambiar las cosas para mejor”, lo que ha producido cambios sustanciales en temas concretos, como el derecho a contar en los rodajes con un coordinador de intimidad, algo que antes no existía, explicó la directora Greta Gerwig, que es miembro del jurado.
Se trata de construir un ambiente seguro, es algo “que está en las conversaciones y continuará estando (…) “Vamos en la buena dirección”, afirmó la realizadora en la rueda de prensa de inauguración, en declaraciones recogidas por la agencia EFE.
La directora de ‘Barbie’ contestaba así a las preguntas sobre la creciente polémica en Cannes tras nuevas revelaciones de casos de violencia sexual -contra Sarde- y la publicación de un manifiesto de cien mujeres del cine -entre ellas Juliette Binoche e Isabelle Adjani- en el que piden “una ley integral” contra ese tipo de violencia.
Aunque la 77ª edición de Cannes haya dejado claro que no quiere entrar en polémicas, la oleada del #MeToo francés promete ser una de las protagonistas desde hoy hasta el 25 de mayo.