Volver a empezar, otra vez

¿Te sientes mal por desear que tus hijos vuelvan al colegio? ¿Necesitas vacaciones de las vacaciones? No estás sola

Volvemos del verano más negras por dentro que por fuera. Pasamos todo el año esperando las vacaciones, y durante las vacaciones, esperando a que vuelva a empezar el curso. “Nuestra mente nunca está donde estamos nosotras; es uno de los motivos por los que vivimos en un estrés constante”, explica la psicóloga María Martínez, experta en mente y percepción. Si usted también es de las que lleva semanas contando los días que faltan para que vuelvan al colegio, le actualizamos: siete días del calendario por tachar en Madrid y Barcelona; ocho en Andalucía; nueve en Baleares; cuatro en Castilla y León y el País Vasco; y solo tres si sus hijos e hijas de infantil y primaria están matriculados en Navarra. Somos muchas las madres que envidiamos a las de estos últimos, créanme.“Volvemos al curso escolar con el mismo cansancio, pero con el extra de la frustración de no haber podido descansar tal y como llevábamos todo el año deseando. Y vuelve otra vez el círculo vicioso”, añade Martínez.

Apunte importante para ofendiditas: desear que vuelvan al colegio no significa que los queramos menos. “El problema no son nuestros hijos; el problema es que hay un sistema que da la espalda a la maternidad, que no permite el cuidado. Conciliamos igual de mal en verano, así que, al menos, durante el curso, los niños y las niñas están en los coles”, explica Laura Baena, fundadora del Club de Malasmadres. E insiste: “Hay que cambiar el sistema, entender la relación entre la vida y el trabajo de otra manera. Hay que priorizar los cuidados y reconocer la maternidad social y económicamente, pero también trabajar por un modelo social de madre en el que entendamos que, para poder cuidar bien, nos tenemos que cuidar nosotras y tenemos que tener tiempo”.

Hay algo indiscutible: criar sin privilegios —se ha retrasado hasta 2025 la retribución del permiso parental de ocho semanas— pone a prueba, y en riesgo, nuestra salud mental. Las madres necesitamos vacaciones de las vacaciones, porque este verano la carga ha vuelto a recaer en nosotras. “Estar pendiente de los hijos conlleva un desgaste mental importante. Es estar constantemente atenta, pensando en qué hacer con ellos, organizando comidas, actividades, gestionando emociones —propias y ajenas—, apagando fuegos… Sin momentos para nosotras, o para compartir en pareja o con adultos. Todo esto agota. Y agota también porque, aunque tachemos los días que faltan, también queremos disfrutar de todos los momentos posibles. En una especie de obligación de disfrute y aprovechamiento del tiempo, como si luego ya no pudiéramos tenerlo”, apunta Martínez.

A más de una nos ha tocado despachar desde la arena o el chiringuito. Hace días que se han reactivado con fuerza los grupos de WhatsApp de madres —y algunos padres— preguntando por los horarios, las extraescolares y los libros de texto. Mensajes que suelen empezar con un “Hola, mamis”, porque esperan ser respondidos con eficacia y urgencia, y porque hay silencios, los de ellos, que no explican absolutamente nada.  Nuestra realidad es que ni en verano hemos dejado de ser mujer orquesta, pero al ritmo de un único hit: mamá, mamá, mamá… Ni Rigoberta Bandini lo ha tarareado tanto.

En este volver a empezar, otra vez, hay que reírse de la maternidad, “porque solo así seremos capaces de sobrevivir a lo que viene”, apunta Baena. “También es importante aprender a valorar el momento presente, porque estamos demasiado acostumbradas a anhelar lo que no está, y cuando eso llega, seguimos anhelando. Es una especie de hábito adquirido, y necesitamos deshabituarnos si queremos librarnos del estrés y tener algo de calma mental”, recomienda Martínez.

Nuestro cansancio, ese que arrastramos todo el año, es más mental que físico. “Y ese, el mental, aumenta cuando pensamos en todo menos en lo que estamos haciendo ahora. La centrifugadora mental, esa que nos impide dormir, solo le da vueltas a aquello que no podemos cambiar. La vía de escape es pensar en lo que sí”, explica nuestra experta en mente y percepción.

Cosas que no podemos cambiar y que han pasado durante nuestras vacaciones:

  • Que no se haya cumplido con la directiva europea de las cuatro semanas remuneradas de permiso de cuidado.
  • El error que ha habido en la ley de paridad de cambiar y modificar el estatuto de los trabajadores.

Cosas que según Martínez sí podemos cambiar —y hacer— para garantizarnos una rentrée libre de ansiedad:

  • Volver a la rutina antes de que sea necesario, recuperando horarios y comidas, e implicando a todos los miembros de la familia para que cada uno tenga un trabajo del que hacerse cargo.
  • Aprender a tomarnos las cosas con más calma, enfocándonos en lo que depende de nosotras en este momento, recordando que las expectativas solo son una opción dentro de miles, y siendo conscientes de que solo podemos cambiar aquello que depende de nosotras.
  • Reducir nuestra autoexigencia, tanto en casa como en el trabajo. No hay que dar el 100%, porque vamos por la vida al límite y, si empezamos ya así, acabaremos explotando.
  • Permitirse fallar y reducir expectativas.
  • Dormir, algo obvio, pero que no cuidamos.
  • Hacer muchas listas. Las listas permiten que tu mente se descargue, porque no te obligas a acordarte de cosas que no necesitas recordar 40 veces al día. Con apuntarlo es suficiente.
  • Organizarnos la semana, pero organizarla en modo mujer normal, no superwoman.
  • Aprender a delegar, pero con paciencia hacia los demás, que posiblemente no sean tan rápidos.
  • Hacer a diario algo para nosotras, ya sea tomarnos un café mirando al infinito, o leer un párrafo de un libro.

Y el más importante: simplificar, porque es la base para una vida feliz. Todo suele ser más simple de lo que parece, pero lo solemos complicar. Si nos fijamos, la mayoría de los enfados, por ejemplo, son por lo que podría haber pasado. Nos preocupamos por los ‘¿y si…?’, e intentamos controlarlos antes de que ocurran. Hay algo claro: no podemos resolver problemas antes de que ocurran, pero sí podemos aprender a actuar de la mejor manera con lo que ocurra ahora”, explica Martínez.

Pruébenlo, porque no podemos seguir viviendo esperando el verano del que luego querremos escapar.

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