Los mercados son como un termómetro que mide cada palabra que pronuncia el presidente de los Estados Unidos. Si Donald Trump anuncia que quiere despedir a Jerome Powell, sube la fiebre. Si por el contrario, anuncia una relajación de las tensiones con China y una posible bajada de los aranceles, entonces se produce una desinflamación de las Bolsas y los inversores respiran tranquilos. Es lo que ha sucedido en las últimas 24 horas. El cambio de actitud de Trump, que ha matizado sus palabras sobre el presidente de la Reserva Federal y sobre la posibilidad de reducir los gravámenes al país asiático, ha provocado una oleada de subidas en los parqués de todo el mundo.
La subida se sintió primero en las bolsas asiáticas, que fueron las más tempranas en abrir. Tanto el Nikkei, la bolsa de Japón como Hong Kong registraron subidas superiores al 2% al cierre de sus jornadas. Con las europeas ha sucedido algo parecido. El efecto contagio se produce para bien y para mal. En este caso, un contagio de positivismo. El Ibex 35 ha cerrado con una subida del 1,6%, un repunte que no experimentaba desde hacía tres semanas. La banca, que tanto ha sufrido las turbulencias arancelarias y la posibilidad de una recesión mundial, vuelve a la normalidad después de comprobar que el golpe para la zona euro no sería tan grave como lo esperado y que España en particular mantendrá un crecimiento potente. Lo corroboran las previsiones publicadas por el Fondo Monetario Internacional, que ha rebajado el crecimiento para la economía mundial en cinco décimas pero sobre todo la de Estados Unidos, con una caída de nueve décimas.
La propia presidenta del Banco Central Europeo, Christine Lagarde, en una entrevista a la CNBC, alejó la posibilidad de una recesión en la Unión Europea. Por eso hoy las bolsas europeas estaban exultantes. Sobre todo los mercados más expuestos a las exportaciones a los Estados Unidos y por lo tanto, los que más se la juegan con los aranceles de Trump. Son el DAX Alemán y la bolsa de París , que han subido un 3,20% y un 2,13% respectivamente. Unas subidas espectaculares si lo comparamos con las últimas semanas de incertidumbres y que tienen que ver con un optimismo, por ejemplo, en el sector de la automoción, con repuntes de Porsche, Volkswagen o Mercedes, también de compañías como Adidas, que fabrica una gran parte de sus zapatillas en China o la banca, aliviada ante la perspectiva de un aterrizaje suave de la economía europea.
También hemos visto cómo se han relajado el oro, que estuvo en máximos históricos el lunes ante la fuga de capital de las bolsas, y el dólar, que ya no cae de manera tan estrepitosa respecto al euro.
Las últimas bolsas en abrir han sido las de Wall Street. Cotizando en verde por encima del 1% tanto el Dow Jones como el S&P500 y el índice de las tecnológicas, el Nasdaq, con subidas que rozaron el 3% en algunos momentos de la jornada.
No ha habido mala noticia que haya desestabilizado a las empresas de Silicon Valley. La Comisión Europea anunció una multa a Apple y Meta por un valor de 700 millones de euros por prácticas de monopolio y aun así subieron en la apertura más de un 3% y un 6% respectivamente.
Las acciones de Tesla, que ha anunciado un descalabro en sus cuentas del primer trimestre con una caída de los beneficios del 71%, también han volado este miércoles con subidas en torno al 3,5% tras el toque de campana. Los mercados han recibido de buena gana el anuncio de Elon Musk, que piensa dedicarse más a los negocios que a la política y que a partir del mes de mayo, estará más centrado en la compañía.
La compañía Boeing también ha registrado un repunte superior al 7%, Amazon más de un 6% y American Express casi un 5%.
Y las empresas que más han subido en lo que llevamos de año, las compañías armamentísticas y de defensa como Indra en España o Rheinmetall en Alemania, han sido las grandes perdedoras de esta sesión, teñidas inusualmente de rojo pese a ser las que más se han disparado en los últimos tiempos ante el aumento del gasto militar en toda la Unión Europea.