PLANES CON CARLA DE LÁ LÁ

Terapia musical con Bach, amigovios y escolarización

Esta semana la escritora nos trae música barroca, cocteles japoneses clandestinos y maternidad feminista

Muchos de mis amigos sufren ahora mismo el síndrome postvacacional o la ruptura (el verano, como todas las épocas donde sobra el tiempo, se lleva por delante muchas parejas…). Cuando llegan los momentos “pos” (pos-vacaciones; pos-relación; pos- fiesta) nos venimos abajo porque normalmente les otorgamos un poder salvador que no merecen y al terminarse se hace evidente el vacío que siempre estuvo ahí.

Todo esto guarda relación con el Eclesiastés, uno de mis libros favoritos de todos los tiempos: “Me dije entonces: «Vamos, pues, haré la prueba con los placeres y me daré la gran vida». […] Me engrandecí en gran manera, más que todos los que me precedieron en Jerusalén; […] No les negué a mis ojos ningún deseo, ni privé a mi corazón de placer alguno. Mi corazón disfrutó de todos mis afanes. […] Consideré luego todas mis obras y el trabajo que me había costado realizarlas, y vi que todo era absurdo, un correr tras el viento”.

No obstante, y adorando ese libro como sólo Dios sabe que lo hago, hoy vengo con una lista de futilidades para recomendaros amigas, de esas que invariablemente nos conducirán al sentimiento-pos. Quizá sólo reconociendo su frivolidad e identificando la nuestra podremos quitarles el poder de hundirnos cuando desaparezcan. Todo menos (decir) la rentrée.

Cita con tus hijes: Septiembre es un gran principio. Además, la verdadera existencia está hecha de miércoles y hay que recibirlos con satisfacción. Yo, como saben, no soy muy del verano, en cambio adoro la rutina, el trabajo y cómo no, la escolarización, también conocida como evacuación. Disfrutemos de la vuelta al cole (mucho más placentera que las vacaciones) como sólo nosotras sabemos hacerlo e implementemos para este curso una gestión de nuestros vástagos más feminista.

En los 80 se nos criaba con cierta negligencia, recuerdo los viajes en coche, sin cinturón, dando volteretas en el asiento de atrás, con mis hermanos, sacando los pies y las manos por las ventanillas… Pero esta niñocracia… Esta hiperatención, este escuchar al niño, todos callados como si fuera Parménides, este complacer sus más ridículas apetencias como si le acabaran de diagnosticar la malaria, este despliegue de medios materiales y espirituales cada vez que se hace “pupa” como si le hubiera mordido un tiburón… Por mi parte, queridas, pienso que es mejor aplicar cierto sentido común a la maternidad y alejarnos de ese ser tedioso y castrador que llora entre colada y colada para después sonarse con un calcetín.


Cita con tu amigovio: El amigovio (que no es el follamigo) es el varón que te cuida como si fuera tu pareja, pero sin romanticismo ni intercambio erótico o sexual. Lo mejor de este mundo son las amigas, eso es indiscutible, pero a veces es maravilloso intercambiar confidencias y puntos de vista con “ellos”. Con tu amigovio podrás dormir abrazada sin que ocurra ni cambie nada, compartir secretos y sentimientos, consuelo, risas y momentos especiales sin complicaciones. Es como tener un novio de emergencia. ¡Un verdadero tesoro en el mundo social! Si tienes uno (si no búscalo) celebra junto a él la llegada del buen tiempo (el fresquito) en la mejor coctelería de Madrid, y del mundo, Musaru. Un local pequeño pero increíblemente bien iluminado (y carísimo, aunque lo vale), japonés, misterioso y exquisito, donde podrás charlar y beber finura y delicadeza. Calle Santo Tomé 7, Madrid.

Cita con tu lover: En Jacks Library, aunque espero que no fumes, porque como es habitual no sólo no se puede dentro, tampoco fuera. Llamas al timbre, esperas, y una vez que entras a esta coctelería speakesy de carácter clandestino ya no puedes salir (y volver adentro). Su aspecto, como de floristería esconde un espacio interior con pinta de librería británica antigua y polvorienta, muy en clave La bruja Novata (qué preciosa película). La decoración está compuesta por tomos y tomos en estanterías, mezclados con artefactos curiosos, y mobiliario clásico. Su carta de cócteles es sencilla, mucho menos sofisticada que Musaru, pero es un buen sitio para una buena charla. ¡Perfecto
para impresionar a un alma de cántaro! Calle Santo Tomé 6, Madrid.

 

Cita con tu alma: Cuando tenía 17 años, frecuentaba un grupo de amigos (todos chicos) chiflados por la música, sobre todo por Bach. Todos estudiaban piano, clave, violín… menos Fabián y yo. Este último era un refinadísimo crítico musical de unos 30 años que aparentemente no hacía nada pero tenía dinero; vivía en una coqueta casa entelada de cuadros vichy de arriba abajo en la que nos recibía con champagne. Su padre, un hombre poderoso, le había enviado lejos por su condición de homosexual y lleno de melancolía dio a parar a Vitoria (mi ciudad natal) con nuestro grupo absurdo de bebedores hipersensibles.

Las veladas hasta altas horas en su casa fueron míticas. Antes de despedirnos, Fabián apagaba todas las luces, cerrábamos los ojos y escuchábamos, conteniendo la respiración, el Passacaglia de Bach (dura 12 minutos), acostados en sus sillones y Chaise Longues impecables, entre botellas vacías y ceniceros humeantes. Casi no tengo recuerdos de tan altas y puras cotas de felicidad. Pruébenlo.

Hoy os recomiendo a modo de terapia musical (a mí todos los dolores de la vida se me pasan escuchando buena música) casi nada para casi nadie: BACH. PD, de regalo mi lista de Barroco en Spotify.