“Solo queremos que acabe esta pesadilla”

Acompañamos al tío de Rubén e Izan, los niños desaparecidos de Torrente, en Valencia, en la batida de búsqueda por el Barranco de los Caballos

Rubén e Izán, los niños desaparecidos en Torrent, vivían en la urbanización El Pantano cuando la riada les sorprendió en su casa
Rubén e Izán, los niños desaparecidos en Torrent, vivían en la urbanización El Pantano cuando la riada les sorprendió en su casa María Serrano

Han pasado 14 días. 14 días desde que Víctor, el padre de los dos niños desaparecidos, viera cómo el caudal desatado por la DANA arrastraba a sus dos hijos, Rubén e Izan. Él pudo sobrevivir al agarrarse a la rama de un árbol, pero desde entonces no se ha vuelto a saber nada de los pequeños.

El lunes, una pista devolvió la esperanza a sus familiares: “Ha aparecido la perra, Betty, muerta en Paiporta. Si la perra ha sido arrastrada 5 kilómetros por la corriente, los niños, que pesan menos…”, relataba a Artículo14 David, amigo íntimo de la familia y presente cada día en las batidas que salen del Restaurante de La Curra siguiendo el barranco.

Este martes, Iván Matías mantiene la calma, aunque empieza a estar agotado. “Estamos a 5 kilómetros del restaurante La Curra y a 5 kilómetros de Paiporta, aquí en medio, en el puente que cruza de Torrente a Alacuás”, explica el afectado desde lo alto del puente, completamente destrozado.

De hecho, los vecinos del municipio se han quedado “encerrados”: la única forma de atravesar el barranco es por el Pont Blau, donde cada día se registran horas interminables de retenciones, lo que está empeorando la pesadilla de la familia y del resto de vecinos del pueblo.

Iván, el tío de los niños, supervisando la batida de búsqueda de sus sobrinos

Iván, el tío de los niños, supervisando la batida de búsqueda de sus sobrinos

Estamos muy cansados. Esta pobre gente viene a ayudar, pero no hay manera”, dice en referencia a los voluntarios que me ayudan en la búsqueda. Al principio llegaron a ser 200, pero con el paso del tiempo, el cansancio y la vuelta al trabajo cada vez son menos. “Yo mismo he tenido que dejar de trabajar. A ver si hay suerte y se acaba esta maldita pesadilla”, exclama en un momento de exasperación.

Buzos y perros rastreadores

El equipo de salvamento, Salva – EMER, nos confirma que en este momento hay perros rastreadores buscando los cuerpos al fondo del barranco. En la primera semana, Dos buzos rastrearon también la zona del pantano de Torrente, cercana a la residencia familiar. Además, los voluntarios utilizan un dron para acceder a las zonas más inaccesibles.

El tío de los pequeños oscila entre la calma y el enfado. Ha pedido ayuda oficial, y no deja de estar agradecido por toda la que ha recibido, pero espera más: necesita que venga maquinaria y que se movilicen los cuerpos de búsqueda, aunque comprende que las emergencias son muchas. “Nosotros lo vemos una locura, una desgracia, pero ellos están acostumbrados a cosas peores. Hay que entenderlo”.

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