Kim Kardashian no llevaba un vestido, el vestido la llevaba a ella. Sin poder respirar ni apenas moverse, con una cintura tan minúscula que parecía un dibujo y, quién sabe, si por los efectos físicos del imposible corsé, con una mirada perdida. Así es como desfiló la socialité estadounidense en la alfombra de la Gala de los Met la noche del pasado lunes.
Los comentarios no se hicieron esperar, pero para lo que ya no hay tiempo es para conocer los efectos que ha tenido en las jóvenes el paseíllo de la reina del reality. Tiene en Instagram 363 millones de seguidores. Fans que pudieron comprobar con sus propios ojos y por si se habían perdido su actuación en la gala, el modelo de John Galliano que eligió para la Costume Institute Gala, un evento benéfico que cada año da la bienvenida a la exposición de moda anual del Instituto del Vestido del Museo Metropolitano de Arte de la ciudad de Nueva York.
Las críticas no son nuevas. Ya en los noventa Kate Moss y su excesiva delgadez fueron el centro del debate por el ejemplo nocivo que suponía para las adolescentes. Ahora, Kardashian ha abierto el mismo melón.
Cosificación de las mujeres
Chelo Álvarez, psicóloga y educadora social cree que simboliza en su máximo apogeo “la cosificación del cuerpo de las mujeres”. Considera que siempre ha sido algo muy presente en la “sociedad patriarcal q nos rodea”. Ahora, a través de las redes sociales, y de las casas de moda, “a nuestras adolescentes y jóvenes se les está inculcando un modelo femenino que cosifica. Estos estereotipos de género, disfrazados de moda, dejando al margen lo que cada persona tenga en su imaginario cultural y social, llegan a mujeres muy jóvenes bajo la idea de que un cuerpo es así y hay que vestir así”, explica.
Álvarez no tiene duda de que las imágenes de Kardashian “dañan profundamente a nivel emocional, cognitivo, conductual y físico” a las mujeres en general y a las jóvenes en particular. Va más allá y alerta de la idea de moldear el cuerpo como norma. “Estamos asistiendo a una cultura de los implantes, de la cirugía plástica con todo lo que conlleva, conocemos países donde en la mayoría de edad se regalan operaciones de pecho o glúteos, que además crea un sistema de clases imperante porque el patriarcado y el capitalismo van de la mano en este aspecto“, subraya. Cree que las jóvenes hacen lo que sea por conseguir un determinado tipo de cuerpo, un canon imposible, y que además, alimenta un consumismo exacerbado.
En cuanto a los efectos psicológicos, Álvarez explica que podemos entrar en patologías tan peligrosas y terribles como la bulimia o la anorexia, por ejemplo. “La obsesión por un cuerpo supuestamente perfecto y correcto con la idea latente de lo que se considera femenino es letal”, asegura.
Pone un ejemplo: “Observamos en entornos escolares situaciones de acoso por no cumplir con ese cuerpo normativo impuesto como supuesto de lo femenino. Todo un sistema que nos aleja y mucho de un desarrollo saludable a nivel emocional, cognitivo y físico”.
“Desgraciadamente esta publicidad totalmente sexista va de la mano de personajes famosos que se introducen en la adolescencia distorsionando una realidad evidente. Lo femenino no existe y sin embargo marca tendencia. Es un peligro para todas nosotras que llevamos siglos intentando desterrar los estereotipos de género. Cada mujer es afortunadamente distinta: su color de pelo, su altura, su anchura y así debe ser”. Es, según sus propias palabras, “la esclavitud de la moda que nos cosifica”. Una circunstancia que no ejemplifica solo Kim Kardashian. Es algo que se puede apreciar en anuncios de ropa, colonias y perfumes donde aparecen mujeres supuestamente perfectas como si fueran objetos y no personas”, sentencia.