Piden ocho años de prisión a una mujer por atar a su novio a un sillón y apuñalarle

La Fiscalía expone que en el momento de los hechos, la acusada era consciente de lo que hacía aunque "con una valoración distorsionada de la realidad"

Fachada de la Audiencia Provincial de Sevilla. EP

La Fiscalía de Sevilla reclama ocho años de prisión a una mujer acusada de un presunto delito de homicidio en grado de tentativa, por atar supuestamente a su novio a un sillón cuando el mismo estaba dormido sobre tal mueble y a continuación apuñalarle causándole lesiones que pusieron “en riesgo la vida”. El juicio en su contra se celebrará el 12 de septiembre en la Sección Primera de la Audiencia de Sevilla.

En su escrito de acusación, recogido por Europa Press, la Fiscalía expone que los hechos se remontan a las 22:00 horas del 17 de agosto de 2020 y acontecieron en una vivienda de Villanueva del Ariscal (Sevilla) que compartían.

Según el Ministerio Fiscal, la acusada se dirigió a su novio cuando el mismo estaba “dormido en un sillón” y “procedió a atarle la mano y el pie derecho a la pata” del sillón; tras lo cual, siempre supuestamente, le clavó un cuchillo en el hemitórax izquierdo, practicándole una herida de 12 centímetros de trayectoria que le alcanzó el pulmón.

Después, siempre según la Fiscalía, la mujer realizó presuntamente a su pareja “una herida incisa de dos o tres centímetros en el hueco supraclavicular derecho”, afectando a “vasos de mediano calibre, con sección de la vena yugular anterior y del nervio recurrente derecho”, entre otros aspectos. Se tratan de lesiones que según la Fiscalía, “suponen un riesgo para la vida del interesado, al tener un carácter potencialmente mortal, habiendo afectado a órganos y estructuras vitales”.

El Ministerio Público admite que tras los hechos, la acusada “llamó a los servicios de urgencia manifestado que había apuñalado a su pareja”, acudiendo los facultativos sanitarios, que trasladaron al varón afectado a un centro hospitalario, donde “se pudo salvar su vida”.

Finalmente, expone que en el momento de los hechos, la acusada era consciente de lo que hacía aunque “con una valoración distorsionada de la realidad, con la voluntad gravemente alterada e importante limitación de los frenos inhibitorios”.

Así, la Fiscalía pide para ella una pena de ocho años de cárcel por un delito de homicidio en grado de tentativa con la agravante mixta de parentesco, la atenuante de confesión y la atenuante de arrebato, así como diez años de prohibición de acercarse a la víctima o comunicarse con él.