“Nos hemos presentado a concursos de Puntos Violeta sabiendo que se lo iban a dar a empresas del entorno”

Varias asociaciones que ofrecen estos servicios explican cómo la picaresca y los contactos benefician a determinadas sociedades a la hora de ganar un concurso y cómo estos servicios se nutren de voluntarias

Son fundamentales. Su mera presencia en unas fiestas o un festival puede desincentivar una agresión y, al mismo tiempo, conseguir que las mujeres sientan que tienen un lugar al que acudir si creen estar en peligro, si no tienen claro si han sufrido un abuso o si, efectivamente, han sido víctimas de cualquier violencia machista. Los Puntos Violeta se han convertido, en muy poco tiempo, en todo un símbolo para la libertad de las mujeres y la lucha contra el machismo, pero, ¿Cómo consiguen estos contratos las empresas que se dedican a esta actividad?

En principio, se presentan a un concurso que publica un ayuntamiento, aunque también funciona por designación. En ocasiones, se ponen en contacto con ellas distintos municipios o entidades privadas y directamente solicitan su contratación. Una entidad que ofrece Puntos Violeta y que prefiere mantenerse en el anonimato nos explica cuál es el protocolo: “Presentamos un proyecto donde defendemos las leyes que nos afectan para estas actividades y después adjuntamos una descripción de los servicios que vamos a presentar junto con una propuesta económica de la que está excluido el IVA y ajustada al máximo que podamos licitar con esas determinadas condiciones. Por ejemplo, tres días, ocho horas en esas fechas”, apuntan.

 

Unas trabajadoras de un Punto Violeta

 

Cuentan estas fuentes que es bastante común que si la máxima licitación, imaginemos es de 5.000 euros sin IVA, “hay quien siempre licita por 4.500, con lo cual se lo lleva. No sabemos qué hay detrás, pero si ofreces 5.000 y te lo hacen por menos, pues siempre se lo va llevar esa empresa”. No es la única diferencia entre estas sociedades porque no todas tienen trabajadores dados de alta, muchos de estos servicios se nutren de voluntariado. “Es algo que no entiendo, no lo admito, ni lo admitiré nunca. Si licito un trabajo y me pagan 3.000 euros ese dinero va a ir destinado a pagar a la gente que está allí, pero, desgraciadamente, no siempre es así porque no hay ninguna normativa al respecto. Te pueden exigir que forme parte del equipo una trabajadora social, dos psicólogas, lo que te pidan, pero muchas son voluntarias”.

Un Punto Violeta en unas fiestas populares

“Si se nutren de voluntarias, están explotando a la gente”

También depende de si los ayuntamientos necesitan que estas empresas lleven el material: la carpa, pegatinas, folletos, pins, bolsas y demás productos que se encuentran en estos espacios de seguridad para las mujeres. Si tienes que suministrar los materiales y la estructura tienes que poner el precio más alto y depende de cómo tengas al personal vas poder licitar muy bajo. “Nosotras contratamos a las trabajadoras porque entendemos que lo contrario es explotar a la gente. Puede haber voluntarias, a lo mejor, en determinadas horas, pero es mucho tiempo, gran parte de la noche y que esa entidad se lleve el dinero sin más no me parece normal“, explican.

A veces, directamente los ayuntamientos necesitan estos servicios y piden Puntos Violeta en la otra punta de la península, “pero claro, esa oferta estaría muy desvirtuada. No puedo licitar o contratar en la otra punta de España”, se quejan. No es la única asociación que se ha visto en esa tesitura. Hablamos con otra a la que ayer mismo por la mañana le sucedió lo mismo. Le pidieron sus servicios en Madrid, pero esta asociación se encuentra lejos de la capital. ” ¿A quién mando? Ya no es solo el Punto Violeta es el desplazamiento, la estancia, hay que pagar el resto de servicios a las personas que van”, insisten.

 

Cartel de un Punto Violeta

Sobre la contratación pública esta asociación sin ánimo, que tampoco quieren que se conozca su identidad, afirma que, como ocurre en el resto de contratos menores de la administración. “Nos hemos  presentado a licitaciones con el presupuestos y todo sabiendo que no nos la iban a conceder porque se lo iban a dar a alguien de su entorno. No tengo pruebas, no puedo poner la mano en el fuego, pero sabemos que es así“, se lamentan.

También han trabajado de forma desinteresada. “Hemos hecho puntos violeta de manera gratuita y sin cobrar absolutamente nada porque sentimos que hacemos falta, que es un tema importante y que realizamos una labor necesaria. Es importante que a nadie se le olvide eso”, advierten.