María Pérez se dio a conocer al mundo en los Juegos Olímpicos de París, el pasado verano, cuando consiguió su primer oro olímpico.
La marchista española fue la mejor deportista olímpica de nuestro país, no sólo llevándose ese ansiado oro en marcha por relevos mixtos junto a su compañero Álvaro Martín, sino también llevándose una luchada plata en la modalidad individual.
Dos preseas que pusieron, por fin, a toda una campeona europea y mundial en el mapa. “Sí que me ha cambiado la vida en que, ahora, se me conoce muchísimo más por la calle, ha habido más repercusión. Es la tristeza, hasta que no eres una medallista olímpica no tienes esa repercusión. Yo quedé cuarta en mis anteriores Juegos Olímpicos y de eso nadie se acuerda. Estoy orgullosa y al final, ahora, también tengo una responsabilidad porque soy un ejemplo para los demás niños y eso es un peso añadido”.
De plantearse la retirada a la gloria olímpica
La granadina no es sólo un ejemplo para los niños, lo es para cualquier persona que no cesa en perseguir sus sueños. En Tokio 2020 se quedó con la miel en los labios terminando cuarta y, dos años después, estuvo a punto de dejar la marcha tras acumular varias descalificaciones en las principales competiciones.
María no se rindió y ,en París, logró el sueño de cualquier deportista, ser campeona olímpica, aunque esto no le ha cambiado mucho. “Sigo siendo la misma persona, la gente se piensa que me ha cambiado la vida económicamente, pero esto no es fútbol, no puedo comprarme una casa de un millón de euros, me gusta hacer la broma, pero es la realidad. Es muy fácil la gestión si estás bien rodeada. Lo verdaderamente importante es no cambiar, que no te coma ese personaje, porque al final eso es lo que te va a llevar a que los más pequeños sigan estando cerca de ti. Somos el espejo de esos pequeños porque al final somos los deportistas más a pie de esta sociedad”.
María Pérez y Álvaro Martín reciben su oro olímpico.
Seguir mejorando, su gran objetivo
María ya ha conseguido todo lo que un deportista puede conseguir, ser campeona olímpica, mundial y europea, siendo la primera atleta española en lograrlo. Por ello, ahora sólo le queda disfrutar de todo lo conseguido haciendo lo que mejor se le da, compitiendo. “Ahora quiero seguir disfrutando del deporte sin la presión de me falta una medalla, me falta esto…Me planteo pequeños objetivos como seguir mejorando la técnica, seguir mejorando mis registros y seguir mejorando en todo, no sólo como deportista, sino también como persona. Acabo de volver a empezar a entrenar y conociéndome y, siendo Tauro, voy a ser competitiva hasta el día que me retire. Todavía me mueve, me siento joven y puedo seguir compitiendo”.
Compagina su carrera deportiva con los estudios de magisterio infantil
María Pérez tiene muy claro que la carrera de los deportistas no dura toda la vida y por ello, se encuentra estudiando el grado de magisterio infantil en la UCAM, universidad de la que no duda en presumir, “nos dan muchas facilidades, nos cambian exámenes si tenemos que viajar, podemos hacer preguntas online, tenemos casi siempre contacto directo con los profesores. Al final, saben que no lo hacemos porque queramos faltar, sino porque tenemos nuestro trabajo. Yo creo que eso a día de hoy en la sociedad en la que vivimos es necesario”.
Los Ángeles 2028, su mayor sueño
A la atleta española tan sólo le queda disfrutar de todo lo conseguido y seguir haciéndonos disfrutar en cada competición, pero como buena deportista, ya tiene entre ceja y ceja el que será su último gran objetivo, Los Ángeles 2028. “Voy día a día, pero mi ilusión es estar en esos juegos de 2028, que como ya dije, serían mis últimos Juegos Olímpicos “.
La granadina suena tajante cuando afirma que Los Ángeles 2028 va a ser su última competición, pero en el deporte, como en la vida, no hay nada garantizado.
Conociendo a la que es considerada la mejor atleta de la historia de España, nos quedan, como mínimo, 4 años en los que volverá a luchar por revalidar sus grandes títulos y, por qué no, 4 años en los que María seguirá colgándose medallas.