Todo apunta a que el Rassemblement National, partido de la ultraderecha francesa, ganará las elecciones legislativas de 2024, pero sin la mayoría absoluta que ansiaba su líder, Marine Le Pen. Esto significa que, aunque Le Pen y su partido tendrán una presencia sustancial en la Asamblea Nacional, tendrán que negociar con otros partidos para aprobar leyes y avanzar en su agenda política. La situación puede llevar a alianzas inestables y compromisos que diluyan sus propuestas más radicales.
A horas del cierre de las urnas en esta segunda vuelta electoral, las proyecciones indican que el Rassemblement National (RN) y sus aliados podrían obtener entre 157 y 181 escaños, mientras que Ensemble, la coalición de la mayoría presidencial, podría asegurar entre 118 y 148 escaños. Por su parte, el Nouveau Front Populaire (NFP), una coalición de la izquierda de la France Insoumise, el PCF, EELV y el PS, se perfila para conseguir entre 145 y 175 escaños. Además, la participación estimada se sitúa entre el 66% y el 70%, cifra bastante alta que refleja el interés de los franceses respecto al futuro político de Francia.
La falta de mayoría absoluta también implica que el Rassemblement National podría enfrentar dificultades para implementar cambios legislativos importantes sin el respaldo de otros partidos. La necesidad de formar coaliciones o buscar apoyos puntuales podría ralentizar el proceso legislativo y generar tensiones políticas tanto dentro como fuera del partido. Este escenario puede ser algo positivo, ya que obligará a Le Pen a adoptar un enfoque más pragmático y conciliador para lograr sus objetivos, moderando posiblemente algunas de sus posiciones más extremas para conseguir el consenso necesario en un Parlamento fragmentado. Pero tambien va a crear tension y un mal ambiente politico muy problematico para Francia.
Un vistazo al bastión de la ultraderecha
La región que menos preocupa a Le Pen es el Pas-de-Calais, su bastión de ultraderecha al norte de Francia. La propia Le Pen es candidata en la circunscripción de Hénin-Beaumont, con tanto apoyo que ya salió elegida en la primera ronda electoral. Todo indica que su partido dominará en las once comunas de la zona en esta segunda vuelta también, aunque los habitantes de Arras, capital de la región, aún cruzan los dedos.
“De momento, los votantes del Rassemblement National son una minoría silenciosa. Los resultados demuestran que existen, pero cuando yo pregunto en mis círculos, nadie se atreve a admitir que les han votado. Creo que esto va a cambiar si ganan estas elecciones, creo que la gente empezará a presumir de ultraderechista una vez las urnas les den la razón”, comenta Adrienne, de 32 años. Y Vittoria, 25, que es italiana y está de visita, corrobora la situación: “En Italia pasó lo mismo con Meloni. En los días justo antes de las elecciones, cuando la gente empezó a deducir que iba a ganar, todo el mundo empezó a admitir haberla votado. Y ahora se sienten orgullosos de identificarse con ella y sus políticas”.
Según indican las encuestas de IPSOS, los jóvenes entre 18 y 24 años tienen una menor intención de votar (57%) en comparación con los mayores de 70 años (81%). Los niveles más altos de intención de voto se encuentran entre los jubilados, especialmente los de categorías socio-profesionales altas (77%). En cuanto a la proximidad partidista, los votantes que se identifican con la izquierda tienen una alta intención de votar (74%), al igual que aquellos que no tienen una preferencia partidista definida (52%). Por el contrario, los votantes de partidos de derecha muestran una intención de voto ligeramente menor, con los simpatizantes de Marine Le Pen y Éric Zemmour alcanzando un 77% y un 76%, respectivamente. Además, las mujeres están un poco más movilizadas que los hombres, con un 69% y un 67% de intención de voto, respectivamente.
Frenar al enemigo… quienquiera que sea
“En Arras, la participación está siendo más o menos la misma que en la primera vuelta”, afirma Marie, 50, funcionaria en la alcaldía de la ciudad. Sin embargo, los rumores la contradicen; un grupo de mujeres en la puerta del colegio electoral señala cómo han visto “mucha más gente que la última vez”, algo que cuadra con las estimaciones de movilización del voto y se traduce en una media de ocho personas por centro a las 11:30 de la mañana.
Tras conocerse los resultados del primer turno —37% para el RN, 21% para Ensemble y 20% para el Nuevo Frente Popular— muchos quieren usar su voto para hacer de “barrera”. Pero, ¿a quién exactamente?
“No podemos permitir que gane Le Pen. Sería una locura para nuestra cultura, para la diversidad de la ciudad. A mí me da miedo vivir en un entorno que apoya y favorece a la ultraderecha”, se queja Óscar. “Considero que muchos jóvenes querrán abandonar Arras si empezamos a tener reputación de racistas y xenófobos”, agrega el estudiante, que ha votado por el Nuevo Frente Popular y está feliz de reconocerlo.
Otros temen a la “extrema izquierda”, que amenaza con “apropiarse de la región” y masificarla con inmigrantes. “Yo habría votado a Macron, pero creo que es más seguro elegir al RN. Así por lo menos sé que las cosas van a permanecer como están”, afirma Luc, exprofesor de colegio, de 74 años y nativo de Arras. Su opinión parece ser la más común entre estas calles; a las salidas de los colegios, muchos franceses admiten haberle entregado el voto a la “derecha moderada” de Le Pen.
“A mis hijos les he dicho que he votado por Macron, pero a ti te admito que voté por [el candidato del RN] si no dices mi nombre en tu artículo”, confiesa otra funcionaria de la zona. “En general, toda la gente que conozco lo prefiere antes que a las demás opciones”, afirma otra.