La frecuencia con la que se producen estas tragedias ha normalizado el goteo de muertes que sigue dándose casi a diario en localidades de Ucrania situadas en zonas fronterizas con Rusia o cercanas al frente, donde la artillería, los misiles y las bombas aéreas guiadas de la Federación de Rusia provocan víctimas que rara vez tienen ya repercusión mediática.
A diferencia de los ataques rusos que provocan un mayor número de víctimas, o de los golpes a grandes ciudades ucranianas alejadas del frente donde la caída de misiles o drones son la excepción, los bombardeos contra zonas civiles adyacentes a la línea de contacto son apenas una nota a pie de página incluso en la conversación pública ucraniana.
Las muertes de los civiles
Con el incremento de los ataques ucranianos contra territorio ruso, esas muertes también compiten ahora en atención con los fallecimientos, mucho menos frecuentes y por tanto más noticiosos, de los civiles rusos que pierden la vida por la caída de los proyectiles ucranianos en territorio enemigo.
Putin cannot sustain relationships with truly strong leaders. This is our advantage, but it remains only as long as we are united. He may try to tempt or pressure you individually. Everyone chooses how to act and what legacy to leave.
— Volodymyr Zelenskyy / Володимир Зеленський (@ZelenskyyUa) July 18, 2024
Según el último informe de la ONU sobre las consecuencias de esta guerra, presentado el pasado 9 de julio, al menos 11.284 civiles ucranianos han muerto desde el comienzo de la invasión rusa.
Buena parte de estas víctimas mortales perdieron la vida en ataques ocurridos en zonas cercanas a la línea de contacto expuestas al fuego enemigo.
Una mujer de 60 años, la última víctima
Uno de estos incidentes letales que ya no traspasa las fronteras de Ucrania se produjo la pasada madrugada en Glushkivka, una localidad del distrito de Kúpieans, en la región nororiental de Járkiv, que está situada a menos de diez kilómetros del frente y que antes de la guerra tenía cerca de un millar de habitantes.
Alrededor de las 2:30 de la madrugada hora local (22:30 GMT), una de las decenas de bombas guiadas aéreas que los aviones rusos lanzan a diario para destruir las posiciones y los centros urbanos ucranianos para allanarle el terreno a la infantería impactó en una zona habitada del pueblo.
Según el parte de la Administración Militar regional, una mujer de 60 años murió a consecuencia de la detonación de la carga explosiva. Dos hombres de 69 y 80 años resultaron heridos.
Incidentes similares se repiten varias veces todas las semanas en Jersón, Zaporiyia, Donetsk y Lugansk, las otras regiones ucranianas parcialmente ocupadas por Rusia y por las que pasa la línea del frente.
El caso de las zonas fronterizas
Aún menos atención reciben las zonas fronterizas con la Federación de Rusia en las que no hay combates activos.
Según las autoridades regionales, un total de cincuenta personas murieron en los primeros cinco meses de este año en la región nororiental de Sumi, fronteriza con Rusia.
Las localidades situadas cerca de la frontera están expuestas todos los días a los ataques desde el lado ruso con artillería, morteros, granadas y drones.
A este fuego constante se suman a menudo las incursiones de grupos de sabotaje y reconocimiento que penetran en territorio ucraniano para desestabilizar la situación en la zona