El futuro de la Unión Europea está en manos de sus tres mujeres muy poderosas: Ursula von der Leyen, actual (y probablemente futura) presidenta de la Comisión Europea; Giorgia Meloni, primera ministra de Italia; y Marine Le Pen, líder de la oposición populista en Francia.
Le Pen es una figura recurrente y de gran prominencia en la política francesa, conocida por su postura firme contra la inmigración y su crítica hacia la globalización. Meloni, en cambio, capitalizó el descontento en Italia contra el establishment político, promoviendo una agenda nacionalista que la llevó a convertirse en la primera líder femenina italiana en 2022.
Y Von der Leyen, exministra de Defensa de Alemania, ha trabajado para fortalecer la política exterior y de defensa de la UE, buscando una mayor cohesión entre los estados miembros, desde su cargo como primera presidenta de la Comisión femenina de la historia. De visiones diferentes y pertenecientes a diferentes grupos del espectro político de la derecha, gozarán de mayor influencia tras las elecciones europeas de 2024, y definirán, en los próximos años, la dirección de la política y del discurso en la Unión Europea.
Meloni y su ‘moderación’
Giorgia Meloni, líder de Hermanos de Italia, ha ido transformando su imagen: de una política incendiaria a una pragmática conservadora. Su apoyo a la OTAN y a Ucrania, así como su acercamiento a Bruselas para asegurar los fondos de recuperación de la pandemia, muestran un cambio estratégico que podría influir en cómo se perciben y actúan otros líderes de derecha en Europa. Según explica a Artículo14 Sophia Russack, analista y experta en política europea en el CEPS, Meloni no va a alejarse mucho del centro: “Meloni tiene cuidado de no acercarse demasiado a Orbán, Le Pen y otros del [grupo Identidad y Democracia] porque su misión es ser una socia creíble para el Parlamento Europeo y los demás”.
También ha mantenido una postura firme en contra de la inmigración ilegal, lo que resuena con una parte significativa del electorado italiano. Su capacidad para mantener a Viktor Orbán, el líder húngaro pro-Moscú, dentro de los límites de la política de la UE demuestra su habilidad para mediar entre diferentes facciones dentro del bloque. Además, Meloni ha sido activa en temas de seguridad energética, abogando por una mayor independencia de la UE respecto al gas ruso.
“Meloni es una figura clave, principalmente dentro del Consejo Europeo. También está en la lista italiana y se está involucrando en las elecciones parlamentarias. Como todas las instituciones están conectadas, Von der Leyen tiene cuidado de no alejarse demasiado de ella, porque es una socia confiable a nivel europeo en el Consejo Europeo”, señala Russack.
Líder sin ser presidenta
Marine Le Pen tiene una perspectiva diferente. Busca formar un bloque derechista ampliado en el Parlamento Europeo, para cambiar la dinámica de poder en la UE. Ya ha logrado consolidar su liderazgo en el partido Reagrupamiento Nacional, modernizando su imagen sin perder su base populista. Si logra alinear a más partidos de derecha, podría desafiar la hegemonía de los partidos centristas y progresistas. Su postura crítica hacia las políticas de Von der Leyen y su enfoque nacionalista podrían polarizar aún más el Parlamento Europeo y dificultar la formación de consensos. Le Pen también ha criticado abiertamente las políticas económicas de la UE, argumentando que han perjudicado a la clase trabajadora francesa, y ha propuesto un referéndum sobre la inmigración.
“Le Pen también sigue un curso de moderación, pero a un nivel diferente. Su principal acto fue expulsar al AfD de Identidad y Democracia”, explica Russack, refiriéndose al partido ultraderechista alemán sumido en las polémicas. “[Le Pen] se está preparando para las elecciones presidenciales. Aunque tanto ella como Meloni siguen un curso de moderación, actúan en niveles diferentes y no necesariamente juntas. Le Pen podría querer trabajar con Meloni, pero no creo que sea al revés porque Le Pen sigue siendo demasiado radical para Meloni, lo que pondría en peligro su curso de moderación”.
Con todo, el partido de Le Pen “puede cambiar el discurso a través de sus apariciones en el Parlamento, los medios de comunicación y especialmente en las redes sociales, haciendo que el mensaje de la extrema derecha sea más socialmente aceptable. Es más sobre el impacto en el discurso que en la toma de decisiones reales”, indica Russack, ya que Le Pen aún no es presidenta de Francia y hasta las elecciones de 2027 no sabremos si consigue serlo.
“Meloni es líder y se sienta en el Consejo Europeo como una de los 27 jefes de Estado o gobierno. Le Pen no; pero quiere serlo, preparándose para las elecciones francesas de 2027. A nivel europeo, solo Meloni es una socia confiable para líderes como Von der Leyen”, señala Russack.
Presidenta de la Comisión por segunda vez
Estas elecciones europeas serán decisivas para Ursula von der Leyen, que busca repetir como presidenta de la Comisión Europea. Lo logró por primera vez en 2019 por un margen ínfimo de nueve votos, convirtiéndose en la primera mujer en ocupar el cargo. Bajo su liderazgo, la Comisión ha implementado sanciones contra Rusia y coordinado el apoyo militar y humanitario a Ucrania. Su reelección depende del apoyo de una coalición diversa que incluye a conservadores, liberales y socialistas.
“Actualmente es la candidata más probable que el Consejo Europeo nombraría, pero no está garantizado”, algo que, según Russack, debilita el ímpetu de Von der Leyen. “Dependiendo de cómo llegue al cargo y qué concesiones tenga que hacer, estará más o menos atada a ciertas promesas políticas. La última vez, se inclinó hacia el Consejo y preparó iniciativas con ellos antes de proponerlas al Parlamento, lo cual no gustó en la Eurocámara. El Parlamento podría presionar para que se enfoque más. Siempre hay rivalidad interinstitucional, y el Parlamento podría exigir más independencia de su parte, inclinándose más hacia ellos en lugar del Consejo”.
Su habilidad para mantener este apoyo es crucial para la estabilidad del liderazgo de la UE. Está, por ejemplo, la relación con Meloni que, aunque pragmática, ha generado controversia debido a las posiciones de Meloni sobre temas culturales y su comparación de la UE con la Unión Soviética.
“Cuando Von der Leyen dice que espera cooperar con el ECR, no es nuevo. Sin embargo, como declaración al público, muestra lo cerca que están estos grupos en el Parlamento”, indica Russack, refiriéndose a los Reformistas y Conservadores Europeos, el grupo parlamentario de Meloni.
Elecciones clave
Las elecciones al Parlamento Europeo de 2024 son un momento decisivo. Los resultados de estas elecciones determinarán la composición y el equilibrio de poder en el Parlamento, y lo más probable es que la legislación y las políticas de la UE se vean fuertemente influenciadas por la inclinación hacia la ultraderecha que sugieren las encuestas.
El Parlamento tiene un papel importante en la aprobación del presupuesto de la UE, la legislación y la selección del presidente de la Comisión. La posible victoria de los partidos de derecha, como el grupo Conservadores y Reformistas Europeos (ECR) de Meloni y el grupo Identidad y Democracia (ID) de Le Pen, podría conducir a un giro a la derecha en las políticas de la UE, especialmente en temas como la migración, el cambio climático y la soberanía nacional. Además, estas elecciones serán un barómetro de la opinión pública europea sobre la gestión de la crisis económica post-pandemia y la guerra en Ucrania.
Por eso, será crucial la capacidad de cooperación de Meloni y Le Pen, que podría consolidar un bloque de derecha más fuerte y cohesionado dentro del Parlamento. El propio Viktor Orbán ha señalado que el futuro del campo en Europa depende de su capacidad para colaborar. Si tienen éxito, se van a convertir en el segundo grupo más grande del Parlamento, desafiando la estabilidad y las políticas actuales de la UE. Sin embargo, las diferencias internas, especialmente en temas como la política exterior y los derechos sociales, podrían dificultar esta cooperación.
Frente a este contexto, Ursula von der Leyen entiende que su futuro y el de la Comisión Europea podrían depender de Meloni y sus aliados de derecha. A pesar de sus diferencias, Von der Leyen ya ha intentado construir puentes con Meloni para asegurar su apoyo en temas clave. Pero las divisiones dentro de los partidos de derecha sobre temas como Ucrania y los derechos LGBTQ+ podrían complicar esta alianza; la capacidad de Von der Leyen para navegar estas complejidades políticas es uno de los factores determinantes para su reelección.
La fragmentación política en Europa es tan profunda que no encontrar una mayoría parlamentaria para Von der Leyen o cualquier otro candidato a la presidencia de la Comisión podría desencadenar una crisis constitucional. Esto sería particularmente desastroso en un momento en que la UE enfrenta desafíos significativos como la guerra en Ucrania y la posible reelección de Donald Trump, que podría socavar la OTAN. La falta de consenso podría paralizar el funcionamiento de la Comisión y retrasar la implementación de políticas críticas. La estabilidad y cohesión de la UE en este período dependerán en gran medida de la capacidad de sus líderes para forjar alianzas y compromisos.