El 20% de las personas sin hogar son mujeres. Ellas no caen tan rápido porque generalmente, antes de terminar en la calle, intentan sacar a sus hijos adelante y sobrevivir a situaciones extremas como puede ser el maltrato o la agresión sexual.
Desde el punto de vista psicológico: ¿Cuáles son las situaciones más comunes que arrastran a una mujer a vivir en la calle y cuáles son los perfiles-edades más frecuentes que nos podemos encontrar?.
Existen situaciones comunes en hombres y mujeres que pueden llevarlas a encontrarse en situación de calle, algunos factores de riesgo son el origen y nacionalidad, la falta de red social, pérdida de empleo, crisis económicas, divorcios, adicciones… En el caso de las mujeres además se suman otras situaciones que afrontamos por el mero hecho de ser mujeres en esta sociedad como los problemas de acceso y mantenimiento al empleo (las mujeres tenemos empleos más precarios, temporales, con jornadas reducidas, debió a la carga de cuidados), la violencia de género y las secuelas que tiene en nuestra salud integral, la cosificación y la violencia sexual y también el desarrollo de adicciones que a muchas mujeres les llevan estas situaciones y la necesidad de seguir siendo funcionales, todo esto redunda en que las mujeres nos encontramos con más probabilidad que los hombres, empobrecidas y en posición de dependencia económica.

Mujeres haciendo cola para comer algo en la plaza de ópera de Madrid
La interseccionalidad se entrecruza, nos encontramos con que, la mayoría de las mujeres sin hogar han sufrido violencia y muchas de ellas presentan patología dual (adicción y trastorno mental).

Beatriz Zorrilla, psicóloga sanitaria y forense. Experta en mujer, violencia de género y victimología. Directora de Psicoterapia Integral Mujer.
¿Qué recursos emocionales tiene la mujer para salir de la calle?
Las mujeres somos grandes resilientes, es decir, tenemos una gran capacidad para superar situaciones adversas y salir fortalecidas, eso sí, es necesario que esos recursos de resiliencia se puedan potenciar, y para eso necesitamos ayuda.
Las personas a cargo que tienen las mujeres, principalmente los hijos e hijas, aunque muchas veces pueden representar un punto débil (mayor dificultad de acceso al empleo, por ejemplo) también representan un potente recurso, las mujeres son responsables, fuertes y protectoras y tener que sacar a unos/as niños/as adelante supone un elemento tremendamente motivador.
¿Es la depresión una enfermedad más común en las mujeres?
Sí, las mujeres somos más propensas a sufrir depresión, y así lo constata la OMS, pero, a diferencia de lo que se suele pensar, esta mayor tasa de prevalencia no tiene que ver tanto con factores biológicos como sociales. La mayor parte de las depresiones son exógenas, es decir, que no son debidas a desequilibrios químicos, sino a situaciones externas. Las mujeres están sometidas a diversas situaciones derivadas de la desigualdad de género (discriminación, violencias, educación diferencial de los afectos, sobrecargas laborales y de cuidado, etc.) que están en el origen de esas depresiones y de otros problemas de salud mental.
Se suele decir que cuando caen en la calle, son menos recuperables que ellos. ¿Por qué puede ser? ¿Afronta la mujer las situaciones extremas de otra forma? ¿Son más fuertes? ¿Cuál es la desventaja emocional (la física es evidente) de una mujer en la calle con respecto a la que pueda vivir un hombre?
No se trata de desventaja emocional, sino social, son más vulnerables a sufrir abusos de todo tipo, pero lo mismo sucede en la sociedad en general, aunque no hablemos de situaciones de calle, el problema es que, a este machismo, se le añade la falta de factores de protección como son los vínculos, red de apoyo y autonomía económica, además están invisibilizadas en la calle al ser minoría, lo que a su vez genera que haya una carencia de investigaciones, e incluso de intervención, con la perspectiva de género necesaria.
La dificultad para salir de la calle de las mujeres es multicausal, tiene que ver con la falta de servicios especializados que puedan realizar el abordaje integral y aplicar la perspectiva de género necesaria, pero también con el nivel deterioro. A mayor tiempo en la calle, mayores efectos negativos en su salud, más problemáticas de salud mental y adicciones, mayor daño traumático derivado de la opresión, subordinación, discriminación, violencia e invisibilización que sufren en la calle, es la pescadilla que se muerde la cola.
Para profundizar en las causas y poder ayudar a estas mujeres, es necesario que se realice un abordaje integral de esta problemática y, para ello, es esencial que podamos aplicar un enfoque interseccional y perspectiva de género en todos los servicios de prevención y atención a estas personas.