Otra técnica recomendada es la de anticipar posibles interrupciones y abordarlas directamente. Por ejemplo, puedes empezar diciendo: “Déjame terminar este punto antes de que intervengas” o “Necesito que me escuches completamente para que podamos discutirlo después”. Esta táctica establece un límite claro y educado, dejando en claro que habrá espacio para que otros hablen, pero que primero necesitas terminar tu exposición. Los expertos en psicología señalan que esta estrategia también puede ayudar a manejar a personas que tienden a interrumpir por ansiedad o por querer hacer una contribución inmediata.
Por eso, si tiendes a interrumpir en conversaciones, pero te cuesta hacerte escuchar, hay una sencilla frase de tres palabras que puede ayudarte a mantener el control y evitar interrupciones: “X, estoy hablando”. Según los expertos en comunicación y lenguaje corporal, decir el nombre de la persona y pronunciar esta frase con firmeza, pero con cortesía, es fundamental para hacerte escuchar -nunca mejor dicho- y que se respete tu turno de palabra. De lo contrario, es probable que la otra persona no se dé cuenta de que te ha interrumpido y lo siga haciendo en el futuro.