PSICOLOGÍA

La contundente frase de tres palabras para que no vuelvan a interrumpirte

Las interrupciones durante una conversación pueden ser frustrantes y disminuir la efectividad de la comunicación

Desde nuestra más tierna infancia se nos ha enseñado a no interrumpir a otros, especialmente a los mayores. Sin embargo, al llegar a la adultez, las ganas de expresar algo con urgencia pueden llevarnos a olvidar esta norma básica que entorpece la efectividad de la comunicación y fomenta frustración para el que se ve afectado.
Interrumpir, aunque muchas veces es involuntario, se percibe como una falta de cortesía que puede transmitir al interlocutor que lo que está diciendo carece de importancia (efecto que se intensifica en personas tímidas, que suelen hablar con lentitud, incluso tartamudear debido a los nervios).
Para evitar que esto suceda, una de las técnicas más importantes es establecer un tono de autoridad desde el inicio. Esto no significa ser agresivo, sino más bien hablar con claridad y confianza, utilizando un lenguaje corporal que refleje seguridad. Mantener el contacto visual y utilizar gestos que subrayen tus puntos clave puede ayudar a que los demás comprendan que lo que estás diciendo es importante y que necesitas ser escuchado sin interrupciones.

 

Otra técnica recomendada es la de anticipar posibles interrupciones y abordarlas directamente. Por ejemplo, puedes empezar diciendo: “Déjame terminar este punto antes de que intervengas” o “Necesito que me escuches completamente para que podamos discutirlo después”. Esta táctica establece un límite claro y educado, dejando en claro que habrá espacio para que otros hablen, pero que primero necesitas terminar tu exposición. Los expertos en psicología señalan que esta estrategia también puede ayudar a manejar a personas que tienden a interrumpir por ansiedad o por querer hacer una contribución inmediata.

Por eso, si tiendes a interrumpir en conversaciones, pero te cuesta hacerte escuchar, hay una sencilla frase de tres palabras que puede ayudarte a mantener el control y evitar interrupciones: “X, estoy hablando”. Según los expertos en comunicación y lenguaje corporal, decir el nombre de la persona y pronunciar esta frase con firmeza, pero con cortesía, es fundamental para hacerte escuchar -nunca mejor dicho- y que se respete tu turno de palabra. De lo contrario, es probable que la otra persona no se dé cuenta de que te ha interrumpido y lo siga haciendo en el futuro.

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