Una verdadera caja de Pandora se ha abierto en la nueva Asamblea francesa con la llegada de 125 diputados del ultraderechista Agrupación Nacional (RN): los hay con declaraciones euroescépticas, complotistas, escépticos sobre del cambio climático, antiabortistas, antivacunas, antisemitas y una serie de candidatos que defienden posiciones racistas, xenófobas u homofóbicas. Son al menos una veintena de elegidos que desentonan con la nueva imagen del partido que los dirigentes intentan erigir.
En la fotografía tomada en las escaleras del Palais Bourbon, la familia compuesta mayormente por hombres y blancos, sale sonriente, pese el balde de agua fría que significó pasar de favorita -a un paso de formar el primer gobierno ultraderechista de Francia- al tercer puesto. En ella, vemos por ejemplo a Hervé de Lépinau, suplente de Marion Maréchal de 2012 a 2017 y diputado electo en 2022. Además de antivacuna y frenético opositor de la campaña pública de vacunación contra el Covid-19, Lépinau llegó a comparar el aborto “con los genocidios armenio y ruandés, con la Shoah, con los crímenes del Estado Islámico”, según el Journal de Dimanche.
El joven Julien Odoul, de 39 años, fue reelegido diputado y aparece muy satisfecho. Antiguo militante de izquierdas y afiliado al RN desde hace una década, él obligó violentamente a una madre que acompañaba un paseo escolar a retirar el velo islámico. Los hechos sucedieron en 2019. En Francia, el velo está prohibido dentro de las escuelas (tanto para alumnos como para funcionarios), pero no en las calles.
Vemos también a un orgulloso René Lioret, militante del partido desde 1986 y barón local que acaba de descorchar su primer asiento. En sus redes sociales, abundan comentarios racistas o que ponen en jaque el cambio climático. Un mes y medio antes de la disolución de la Asamblea, Lioret comenta una foto en la que el primer ministro Gabriel Attal charla con los nuevos alumnos de un centro especial para jóvenes que abandonaron los estudios: “Ni una sola ‘cabecita rubia’ entre estos ‘abandonados’”, escribe Lioret.
Más abajo, está Florence Joubert, de 59 años y quien inicia su primer mandato por la región de Dordoña. En 2020, en su cuenta X (entonces Twitter), ella contestó rabiosa a un comentario de un internauta: “Usted no es francés. Eres un musulmán sin país, sin nación, sin identidad. Todo lo que tienes es un trozo de papel (…), una identidad francesa que estás usurpando”.
Candidatos reclutados
Aun así, la cantidad final de perfiles controvertidos es mucho menor de lo que podría ser. La gran parte no conquistó su asiento. Durante la campaña, medios como Mediapart, Libération y Le Monde denunciaron varias decenas de candidatos polémicos -algo posible no solo gracias a la investigación periodística, sino también a la movilización de ciudadanos que escarbaron los perfiles de los postulantes en internet-. La operación tuvo por efecto salpicar la imagen del RN, que emprende desde hace años un proceso de ‘limpieza’ de sus raíces racistas y antisemitas.
Hasta ahora, hay solo un candidato electo excluido del grupo RN. Se trata de Daniel Grenon, que se presentaba por Yonne (centro-norte). En un debate celebrado en las instalaciones de la prensa local, Grenon prometió excluir a los binacionales de cargos importantes. La medida había sido defendida por Bardella sin entrar en detalles. Grenon fue específico sobre “los magrebíes”: “esa gente no tendrá sitio en los altos cargos”, y citó “el error” de que la franco-marroquí Najat Vallaud-Belkacem fuese nombrada ministra de Educación por el socialista François Hollande entre 2014 y 2017.
Jordan Bardella, cuestionado en un debate televisivo, contestó que dichos candidatos eran casos aislados y excepcionales: “en 99,9% de los casos, no hay absolutamente ningún problema”. Pero el daño estaba hecho y pasó factura al director general del partido, responsable último por seleccionar a los candidatos. Gilles Pennelle dimitió al día siguiente de la segunda vuelta. El exprofesor de historia que se afilió al entonces Frente Nacional en los años 1980 y, desde la Bretaña, participó en las campañas del padre de Marine Le Pen, Jean-Marie, a las presidenciales de 1988 y 1995, tenía una misión clara: garantizar 577 candidatos indemnes para las legislativas anticipadas.
Mientras, el potente ala ultraderechista hace su estreno en la nueva legislatura, con 44 escaños a más que en la precedente, el llamado “campo republicano” no se pone de acuerdo para formar gobierno o indicar el primer ministro. En la coalición de izquierdistas Nuevo Frente Popular, las indicaciones para el puesto de primer ministro siguen sin llegar a buen puerto. La Francia Insumisa sugirió cuatro nombres -entre los cuales Jean-Luc Mélenchon, al que los aliados se oponen-. Los socialistas y los comunistas también sugirieron nombres, pero todavía no consensuales. En la derecha moderada, los Republicanos rechazan cualquier coalición y Macron, con poco apoyo en su propio partido, intenta transmitir que sigue dueño del juego.