El acuerdo alcanzado por el Gobierno y el PP para el reparto de los menores extranjeros no acompañados en Canarias por comunidades autónomas —y la amenaza de romper los ejecutivos autonómicos por parte de Vox— vuelve a poner el foco en la dramática realidad de los jóvenes que cada año llegan a territorio español, procedentes de los países del norte y oeste de África jugándose la vida.
Por sexos, las niñas representan solo el 6% de los menores no acompañados —la cifra ha venido bajando en los últimos años— que llegan a suelo español, pero su drama es aún mayor por las situaciones que dejan atrás y las que suelen rodear sus odiseas desde sus países de origen. Las cifras son rotundas: muy pocas de ellas pueden emigrar.
Su migración está peor vista en sus países de origen, donde el machismo las relega a la condena del hogar y los matrimonios forzosos, y a menudo son víctimas de redes de tráfico de personas. En sus países, su libertad está condicionada por una autoridad masculina. El maltrato se prolonga en los Estados de tránsito, como Marruecos, Senegal o Mauritania, donde vuelven a ser víctimas de abusos y violencia por parte de la población o las fuerzas de seguridad.
Una parte importante de estas personas muere cada semana en aguas atlánticas -que acapara más del 90% de la actividad— o mediterráneas con destino tanto Canarias como la Península. El último balance anual de la ONG Caminando Fronteras arrojaba el rotundo dato de que el pasado año fue el más mortífero desde que la organización recopila registros: 6.618 fallecidos. Entre esas personas había 363 mujeres y 384 niños y niñas.
Las cifras de los primeros meses de este año siguen siendo dramáticas. Más de 5.000 personas perdieron la vida tratando de alcanzar nuestro país de enero a mayo. “Observamos un incremento significativo en el número de mujeres y de emigrantes más jóvenes, así como más países de origen pertenecientes al Sahel”, explicaba recientemente al medio digital The New Humanitarian la directora de Caminando Frontera, Helena Maleno.
Por países, las marroquíes siguen siendo la primera nacionalidad con gran ventaja respecto al resto. En 2023, considerados todos los sexos, los ciudadanos marroquíes supusieron el 67% del total de migrantes solos y jóvenes extutelados, en todo caso cuatro puntos menos que un año antes, según datos ofrecidos el mes pasado por el Registro Central de Extranjeros (RCE).
Por territorios de partida, Mauritania superó recientemente a Senegal como principal lugar de partida de los emigrantes que tratan de alcanzar suelo español. Aunque Mauritania es punto de salida, el país de África occidental acoge a miles de personas procedentes de otros países del continente como Sudán, Costa de Marfil, Camerún, Gambia, Guinea Conakry, Comores, Gambia, Mali, República Democrática del Congo, Senegal, Palestina, Túnez, Marruecos, Argelia o Yemen.
Hace apenas dos semanas, el aeropuerto internacional de Madrid-Barajas volvía a registrar una situación próxima al colapso después de que un número importante de emigrantes llegados en varios vuelos desde Marruecos solicitara asilo aprovechando sus escalas en la capital de España. La mayoría de estas personas eran mujeres jóvenes mauritanas -algunas de ellas embarazadas o acompañadas de menores— que huían de amenazas o violaciones de derechos humanos. Matrimonios forzosos, violencia sexual, mutilación genital o violencia de género son algunas de las situaciones que viven estas mujeres, algunas muy jóvenes, en sus países de origen.
El objetivo de las mafias que las reclutan no es otro que, aprovechando que España no exige visado de tránsito a los nacionales mauritanos o sudaneses, acercarlos a las fronteras estadounidenses a través de vuelos entre Marruecos y El Salvador operados por la aerolínea de bandera marroquí Royal Air Maroc.
Devoluciones al alza
Entretanto, según datos ofrecidos hoy por el Eurostat, el número de personas extracomunitarias que fueron devueltas a otro país aumentó en la Unión Europea un 6 % en el primer trimestre de este año frente al último de 2023, mientras que el número de órdenes para que ciudadanos no pertenecientes a la UE abandonaran algún país miembro disminuyó un 2% en ese período.
Entre enero y marzo de este año, 103.515 ciudadanos de terceros países recibieron la orden de abandonar un Estado de la UE y un total de 30.570 fueron devueltos a otro país tras una orden de salida. En comparación con el mismo trimestre de 2023, el número de devoluciones se incrementó un 11%, mientras que la cifra de ciudadanos extracomunitarios a los que se les ordenó abandonar un país de la UE disminuyó un 7%.
El 85% de los retornados en el primer trimestre de 2024, conforme a una orden de salida, fueron devueltos a países no pertenecientes a la UE. Entre los ciudadanos extracomunitarios, los marroquíes y argelinos fueron los que recibieron el mayor número de órdenes de abandonar el territorio de un país de la UE, con un 7% del total cada una de las nacionalidades. Les siguieron los turcos (6%) y los sirios y georgianos (5% del total cada uno).
Entre los que fueron devueltos, la mayoría eran ciudadanos de Georgia (9%), seguidos por los de Albania y Turquía (6 %), y Colombia, Marruecos, Argelia y Siria (4 % cada uno de ellos).
Por Estados miembros, el mayor número de ciudadanos no pertenecientes a la UE a los que se ordenó abandonar el territorio de un país del club comunitario se registró en Francia, que emitió 34.190 órdenes. Le siguió Alemania (15.400) y Bélgica (6.965). El mayor número de devoluciones se anotaron en Francia (4.205), Alemania (3.950) y Suecia (3.135).