¿Cuántas veces nos hemos parado frente a una gran joyería a contemplar (con los dientes largos) esos anillos de diamantes relucientes que no podemos comprar? Recreamos la imagen de Audrey Hepburn en Desayuno con diamantes y volvemos a casa con las manos vacías. Pero si el 22 de diciembre nos toca el Gordo de Navidad, entonces la historia tendría un final diferente. Para quienes tengan la suerte de ganar esos 400.000 euros por décimo, sepan que el dinero se puede disolver como un azucarillo si no se piensa con cabeza. De hecho, el 70% de los premiados se suelen arruinar a los cinco años. Para evitarlo, lo primero es mantener la calma y no entrar en Tiffany’s. En el momento de euforia podríamos cometer errores garrafales y gastar el dinero sin criterio. Y ojo porque los hombres son más impulsivos a la hora de derrochar… “Ellos, en general, son menos reflexivos que las mujeres cuando toman decisiones de inversión. Las mujeres suelen ser más conservadoras e invertir más con cabeza”, explica el economista de iBroker Antonio Castelo.
Lo primero que hay que saber es que en el banco no nos van a quedar 400.000 euros sino 328.000 puesto que Hacienda ingresa los 72.000 euros restantes.
Con el dinero ya en mano, los expertos aconsejan eliminar las deudas a corto plazo que tengamos, sobre todo aquellos préstamos con intereses muy altos como las tarjetas de crédito. Muchas veces hemos escuchado eso de “para tapar agujeros” y es una buena manera de gastar una parte del premio.
Pero mucho cuidado con la intención, a veces irracional, de quitarnos la hipoteca. Por mucho que nos libere mentalmente, podría no ser rentable. Ahora que los tipos de interés han vuelto a bajar, sería más razonable invertir ese dinero de otra forma. “Usar el Gordo para saldar la mayor deuda de cualquier hogar -la hipoteca- no sale a cuenta, salvo que estemos pagando un interés superior al 5%; algo que solo ha podido ocurrir en circunstancias puntuales, cuando el euríbor se situaba en niveles máximos. El ahorro que podríamos conseguir con esta operación oscilaría entre los 580 y los 18.150 euros en función del interés de cada préstamo, mientras que el rendimiento que se podría conseguir invirtiendo el mismo dinero en el mejor plazo fijo del mercado superaría los 19.600 euros”, según un análisis de Kelisto.es.
La obsesión por comprar una vivienda, muy típica de los españoles, tampoco sería la mejor de las inversiones. “Atención si se piensa en comprar casas para invertir… En años recientes ya hemos visto que, en contra de lo que se creía en España, los inmuebles pueden perder valor y su liquidez dista mucho de ser la deseada. Cuidado por tanto con la compra de casas para especular y para alquilar”, explica Castelo.
Tampoco tiene sentido dejar el dinero en el banco, en barbecho. En la cuenta corriente y teniendo en cuenta la inflación, con los años perdería valor. Hay otros productos que ofrecen mayor rentabilidad pero quizás son desconocidos para los que no tienen conocimientos financieros.
“No hacer nada con el dinero significa que te enfrentas a la voracidad de otro socio silencioso que aparece casi siempre: la inflación. Por ejemplo, si recibimos 320.000 euros y los dejamos guardados en el cajón, además de no obtener ninguna rentabilidad por ellos, pasados 20 años y contando con una inflación media anual del 2% (que recordemos que es el objetivo que persigue el Banco Central Europeo para hablar de normalidad), nuestro dinero se habrá transformado en unos 220.000 euros”, comenta nuestro economista.
Lo mejor es plantear una inversión en la que podamos diversificar todo lo que se pueda y evitar concentrar el dinero para no correr riesgos. Ahora que está el Bitcoin disparado, sería de locos destinar el premio a una criptomoneda, con un riesgo elevadísimo de perderlo todo. Y si, como es lógico, no tenemos los conocimientos necesarios para saber cómo afrontar la gestión de ese capital, lo mejor es contratar a un asesor financiero y que planifique nuestros objetivos. “Hay muchas otras opciones de inversión: acciones, bonos, fondos de inversión, fondos de pensiones, materias primas… Es fundamental adaptar cada inversión al perfil concreto del inversor. Por ejemplo, los fondos de pensiones pueden verse como recomendables para personas jóvenes, con rentas de trabajo y preocupadas por el momento de su jubilación. Es verdad que son productos atractivos por la necesidad de generar ahorro de cara a la jubilación, pero no me gusta su falta de liquidez y algunas de sus limitaciones”.
Y el capricho con el que siempre soñamos, también puede ser nuestro. Pero ya pasados los días y con la cabeza fría. Entonces sí, cruzamos la joyería y nos damos un homenaje. Que el Gordo no toca todos los días y ese anillo brilla con más fuerza entre nuestros dedos.