Pasar de ser periodista a Princesa de Asturias no es tarea fácil. Si ya supone pasar de buscar la noticia a serlo, además la Constitución no tiene asignadas unas tareas específicas para el hijo/a del Rey, por lo que menos aún para su cónyuge. En el caso de Doña Letizia se añade la circunstancia de que, además, ella no nació en el seno de una Familia Real, sino que en su destino estaba marcado el desarrollo de una carrera profesional de periodista. Hasta que el entonces Príncipe de Asturias se cruzara en su camino.
Este último aspecto en el inicio fue positivo. Acostumbrada a un trabajo activo como presentadora de televisión, en Zarzuela encontró pronto un cometido, que fue aprender de cero, porque ella nunca ha querido dejar de trabajar. Ella lo misma lo dejó claro al volver del viaje de novios. Don Felipe bromeó ante los medios diciendo que les había “sabido a poco”, mientras que el comentario de la recién nombrada Princesa de Asturias fue que “habían vuelto con ganas de ponerse a trabajar”.
Según informan fuentes cercanas a Doña Letizia, al principio recibió instrucciones respecto a protocolo: dónde colocarse en los actos, cómo saludar a los Reyes, tanto a sus suegros como extranjeros, el estilo de los discursos, etc. También se informó de todo lo relativo al funcionamiento de la Casa, y de la composición de la misma.
El ejemplo que Doña Letizia podía seguir más de cerca era el de la Reina Sofía, dado que en un futuro ocuparía la misma posición de Reina Consorte. Aquella declaración de intenciones que expuso en la pedida de mano, cuando afirmó que seguiría “el ejemplo impagable” de su suegra, fue así en un inicio. Doña Letizia se estudió la agenda de la madre de Felipe VI y, aseguran, preguntaba mucho y se interesaba por todo.
Una nanny para la Heredera y la Infanta que hablara en inglés
Un área al que Doña Letizia le ha dedicado mucha importancia es al de los idiomas. Cuando llegó a la Casa, una de sus prioridades fue perfeccionar sus conocimientos sobre el inglés, consciente de que que tendría que desarrollar una actividad internacional de apoyo a su marido.
Y esta prioridad también la trasladó a sus hijas. Al año de casarse nació la Princesa Leonor y, muy seguida, la Infanta Sofía. Desde muy pequeñas, Doña Letizia se ha implicado en la formación de las dos, y junto con el Rey optaron porque la nanny que cuidara de las niñas dominara el inglés y les hablara en dicho idioma para que se familiarizaran pronto con él. Asimismo, consideraron que era importante que antes de ir al colegio Rosales se relacionaran con otros niños, testimonio de ello son las imágenes que la Casa Real distribuyó de la Princesa en la guardería de la Guardia Real, en el Palacio de El Pardo.
Una vez pasadas las emociones de la llegada y la expectativa ante la nueva vida, Doña Letizia atravesó unos momentos críticos hasta encontrar su sitio. A día de hoy, ha pasado el mismo tiempo de Princesa que de Reina, diez años exactos. Y se podría afirmar sin equívocos que su momento dulce llegó cuando Don Felipe llegó al Trono.
Una persona que ha formado parte de la Institución suele decir que Doña Letizia no ha nacido para ser “apéndice” de nadie. Esta frase se encaja en el sentido de que lo que se espera del consorte es que sea el apoyo del Rey. Una de las apuestas más claras de la madre de la Princesa Leonor ha sido modernizar y acercar la Corona a la sociedad, y siendo Princesa tenía un “techo” añadido.
Tampoco la prensa y la opinión pública le fue favorable durante un tiempo, ya que las actuaciones de la Princesa eran muy criticadas, como por ejemplo se le achacó ejercer demasiado control sobre sus hijas y tenerlas “escondidas” dentro del Palacio. Además, los últimos años para la Monarquía han sido difíciles, entre el “Caso Nóos” y el tinglado judicial entre Corinna Larsen y el Rey Juan Carlos, que ha acabado con el abandono del país por parte del padre del Rey.
Doña Letizia optó por “profesionalizar” su papel, decía que ella trabajaba de lunes a viernes y luego quería tener su vida privada. “Esta postura la tuvo en su momento, ahora está mucho más involucrada en la Corona”, afirman. Cuatro años después de llegar a Palacio consiguió tener su propia agenda, a la que se dedicó con la premisa de que no acumularía nombramientos que luego no pudiera atender.
Pasadas las dificultades iniciales y con la mayoría social y mediática a su favor, la Reina se siente bien en su papel. La Leonormanía ha ayudado bastante en este sentido, ya que ha ayudado a reconocer el papel de educadora de Doña Letizia, al igual que el del Rey, por supuesto, y a que cale en la sociedad que la Reina ha sido un activo para la Corona.
En cuanto al ámbito institucional, ha conseguido definir su marca. Pese a que en un principio siguió los pasos de Doña Sofía, finalmente ha concretado su agenda en los temas que más le interesan: salud, tanto mental como física, educación, infancia y mujer. Lo que sí se ha mantenido igual son los viajes de cooperación. Recientemente, visitó Guatemala con la AECID, y pudo conocer de primera mano la labor de la cooperación española para ayudar a las clases más desfavorecidas. Tal y como afirmó ella misma en un acto, ella ayuda a dar visibilidad a los proyectos.
La visión de la Reina, un activo para Don Felipe
El que Don Felipe considera a Doña Letizia un apoyo para la Corona se trasluce en hechos. En los momentos clave, quiere que esté presente. El ex jefe de la Casa del Rey, Rafael Spottorno, contó recientemente en un acto en el Ateneo de Madrid cómo había estado presente en las reuniones de trabajo en el proceso de abdicación de Don Juan Carlos. Tanto el Jefe de la Casa como el entonces Jefe de la Secretaría del Príncipe, Jaime Alfonsín, se reunían con un grupo de funcionarios para estudiar los aspectos legislativos y otras cuestiones, y de vez en cuando acudía Don Felipe. Don Juan Carlos y Doña Sofía, asegura Spottorno, no estaban presentes, pero el heredero y su mujer sí lo estuvieron en algunos para “saber lo que iba a suceder”. En estas reuniones, informa, Doña Letizia mantenía una actitud más de escucha que intervencionista.
“Apóyate en la barra”. Esta frase con la que cazaron a Doña Letizia dando indicaciones al Rey para mostrar cercanía en un bar de Las Palmas de Gran Canaria es ejemplifica a la perfección el modus operandi del matrimonio en cuanto a la política de comunicación e imagen. Esta anécdota tuvo lugar dentro de la gira que los Reyes hicieron por España para fomentar la recuperación social y económica del país tras los estragos causados por el COVID.
Fuentes cercanas a los Reyes aseguran que para la Reina ha sido muy importante acercar a Don Felipe a la sociedad. En una ocasión, incluso, cuentan que no dudó en interrumpir un corrillo entre miembros del Gobierno con el Monarca para aconsejarle que saludara a un hombre que lo llamaba. “Siempre está muy pendiente del entorno”. Este empeño ha dado sus frutos, ya que las últimas encuestas reflejan que entre la gente joven se considera que la Reina ha acercado la Corona a la sociedad.
Su espontaneidad y rapidez en la réplica son su fuerte. Es extraño ya ver que Doña Letizia intervenga en algún acto con papeles en sus discursos, y suele aprovechar para decir algo llamativo que ayude a visibilizar el acto que está presidiendo. En definitiva, se podría concluir que Doña Letizia, diez años después de convertirse en Reina Consorte y 20 después de llegar a Zarzuela, se mantiene en una situación de estabilidad y afianzamiento.