Así se fraguó la ley contra la violencia de género: “Hay que erradicar el machismo criminal”

Zapatero planteó esta meta en su primera Ejecutiva como líder del PSOE, cuatro años antes de la aprobación de la norma. “Dejó de ser un asunto del ámbito privado”, recuerda López Aguilar

“Quiero erradicar el machismo criminal”. En su primera Ejecutiva Federal tras ser elegido secretario general del PSOE, José Luis Rodríguez Zapatero “sorprendió” a la cúpula del PSOE con una “frase contundente” que escondía una promesa. Algo más de cuatro años después, la ley orgánica de medidas de protección integral contra la violencia de género aterrizaría en el BOE, y España se convertiría en un país pionero en la lucha contra esta violencia.

La ley 1/2004, de 28 de diciembre, cumple 20 años y hoy es reivindicada como necesaria por la inmensa mayoría de formaciones con representación parlamentaria, pero el camino hasta su aprobación fue más que complejo. Cristina Narbona, hoy presidenta del PSOE y entonces secretaria de Medio Ambiente del partido, explica a Artículo14 que en esa Ejecutiva Zapatero ya se comprometió a que sería la primera norma a aprobar cuando llegara a La Moncloa.

No trascendió que, inmediatamente después del verano, el flamante líder del PSOE puso a trabajar a Micaela Navarro, entonces al frente del área de Igualdad, en lo que sería el embrión de esta norma. Lo explica el periodista Manuel Sánchez en su libro Zapatero, el legado progresista (Ediciones B); la obra analiza, paso a paso, el camino seguido por el entonces líder de la oposición hasta la aprobación de ésta y otras leyes que definirían su acción de gobierno.

En diciembre de 2021, el PSOE ya había registrado una primera proposición de ley integral contra la violencia de género. El Congreso sometió a votación el arranque de su tramitación en septiembre de 2002. Logró 151 votos a favor y se estrelló contra el rechazo de los 165 votos en contra del PP.

Algo más de un año después, en marzo de 2003, Zapatero redobló la apuesta durante un mitin, en Cáceres: “Habrá una ley integral contra la violencia de género, y esa ley será la primera que remitiré al Parlamento como presidente del Gobierno”, anunció. Doce días después de hacerse con las llaves de La Moncloa, en su segundo Consejo de Ministros (24 de abril de 2004), la norma arrancaba su tramitación.

“La violencia de género trascendió del ámbito privado”

El jurista Juan Fernando López Aguilar, hoy eurodiputado y entonces secretario de Libertades Públicas y Desarrollo Autonómico del PSOE, formó parte de la Ejecutiva que impulsó la redacción de esta norma, y después continuó este trabajo como ministro de Justicia. “Facilitamos que la violencia de género trascendiera del ámbito privado o doméstico, por eso es tan ofensivo el discurso de la extrema derecha negacionista”, asegura a este diario.

Hasta los 80, buena parte de estos delitos quedaban ocultos bajo un manto de silencio, “estaba muy extendido el qué dirán”. “Convirtiéndolo en asunto de Estado, estábamos contribuyendo a cambiar la cultura, a arraigar la cultura de la Igualdad”.

Fue elegido diputado por primera vez en 2000, y poco después ya trabajaba junto a otros jóvenes parlamentarios socialistas para “impulsar una nueva ola de derechos y libertades”. Recuerda que Navarro fue “decisiva” a la hora de empujar esta norma en la Ejecutiva socialista. “Colaboré estrechamente con ella, con el objetivo de que España se situase en la vanguardia de la lucha contra la violencia machista”, apunta.

En una “fase temprana”, decidieron que la ley tenía que ser integral y orgánica: integral, porque desplegaba distintos elementos para contemplar “todos los factores de la ecuación”. Y orgánica, porque “afectaría a los derechos fundamentales” y a la legislación Penal: “Tipificaría de manera agravada los delitos encuadrados en la violencia machista”, recuerda. Por su complejidad, la “trabajaron a conciencia” desde la oposición. Hasta que ganaron las elecciones.

El Ministerio de Justicia tuvo un destacado papel en esta legislatura de Zapatero, que según López Aguilar “se recuerda como una etapa dorada”. “Sacamos un balance legislativo brillante”, abunda. Los problemas económicos que enturbiarían la gestión de Zapatero en su segunda legislatura aún no se veían, o no existían entonces, y el Ejecutivo puso “énfasis” en “la expansión de derechos y libertades”.

Hoy no se cuestiona la existencia de juzgados especializados en violencia machista; ni la necesidad de protocolos de actuación para las fuerzas y cuerpos de seguridad del Estado; ni la importancia de incidir en la educación en Igualdad. O en adecuar la imagen que se proyecta de la mujer en los medios de comunicación o en la publicidad comercial. Está asumida la existencia de una Delegación del Gobierno contra la Violencia de Género. Incluso, mayoritariamente, está asumido que exista un Ministerio específico sobre Igualdad.

“Hay que continuar la batalla porque la desigualdad nunca se extingue, pero la violencia de Género se ha ido conteniendo, reduciendo. Antes se hablaba de ‘crímenes pasionales’. Se ha ampliado el círculo concéntrico de actores implicados, hay un pacto de Estado contra esta violencia”, argumenta.

También destaca la enorme oposición a esta y otras leyes de la era Zapatero, como el divorcio exprés, la ley de igualdad o el matrimonio entre personas del mismo tiempo, entre otras. El eurodiputado socialista llama a mantener la “guardia alta” ante estas violencias, y destaca que aunque los crímenes contra las mujeres se cometan a título individual, la violencia machista tiene un carácter “estructural y sistémico”.

Se da en hogares con alto nivel de renta y también en los más humildes, es “intergeneracional” y presenta distintas formas: desde la violencia física al control de los teléfonos móviles de las parejas o exparejas.

Zapatero, “feminista de una convicción muy profunda”

Narbona recuerda que Zapatero marcó un antes un después entre los secretarios generales del PSOE. “Era de una convicción muy profunda. Un hombre feminista, muy determinado a hacer avanzar a las mujeres”, apunta.

Pero, pese a las metas conquistadas, la presidenta del PSOE sostiene que la lucha contra esta violencia supone un reto “de enorme envergadura”. “Todavía tenemos a jueces y fiscales, incluidas mujeres, con una actitud nada favorable a creer a las mujeres, a pesar de que el porcentaje de denuncias falsas es ridículo”, abunda. Queda mucho por hacer, apostilla, “desde la educación y la cultura”, para “superar los estereotipos” existentes.

Para acabar con los posicionamientos negacionistas, para limitar el acceso de menores al porno en internet, y para acabar con la violencia en entornos digitales. “Lamentablemente hay ahora muchos gobiernos de PP y Vox que reducen las ayudas y se deslizan hacia la negación de la violencia machista”, critica.

Asegura que el pacto de Estado, hoy en periodo de actualización en el Congreso, es una herramienta fundamental para seguir dando pasos hacia la erradicación de esta violencia. 20 años después de la aprobación de la ley, por lo pronto, todas las encuestas evidencian que la convicción de que hay que acabar con la violencia machista es más que mayoritaria.